Capítulo 18. Cita doble, mala idea | parte 1 |

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Eran las tres de la tarde del sábado y Karina estaba sentada sobre mi cama mientras leía una revista. La había llamado para que viniera a casa, ya que mamá y Melina se habían ido temprano para ver a mi tía Helen y, Frank había salido hacía un rato.

Le conté que hoy iba a salir con Fernando y no le pareció bien. Me dijo que debí haber seguido su consejo de hablar con Frank.

―No lo entiendo. ¿Por qué vas a salir con Fernando cuando tienes a Frank a tu disposición? ―Cerró la revista y la dejó a un lado de la cama.

―No empieces, Karina ―me quejé, sentándome en el pequeño sofá que estaba al lado de la ventana.

―Hablo en serio. No estoy diciendo que Frank sea el chico más dulce o romántico...

―Es un idiota ―la interrumpí.

―Te ha demostrado de muchas formas que le gustas y tú no lo has captado ―afirmó con demencia.

―Me castigaron y tuve fiebre por su culpa, ¿esas son sus señales?

―Supéralo, Alexa ―dijo, levantándose de la cama y poniéndose frente al armario. Luego me miró―. ¿Quieres comprobar que le gustas? ―preguntó con las manos en las caderas.

―¿Qué tienes en mente? ―dije entrecerrando los ojos.

―Tienes que ponerlo celoso ―respondió, y a continuación abrió las puertas del armario.

Se concentró en buscar ropa. Miró algunas prendas con repugnancia y otras las ignoró, hasta que, me mostró un short negro y una blusa holgada de color salmón.

―Te pondrás esto ―sentenció, y lo dejó todo extendido sobre la cama.

Me levanté y examiné la ropa. El short negro me quedaba demasiado corto, por eso no lo usaba y la blusa era bonita, pero era demasiado escotada.

―¿Estás loca? Eso es demasiado atrevido para mí ―comenté, cruzándome de brazos y puso los ojos en blanco.

―Arriésgate por una vez en tu vida, no tiene nada de malo que muestres un poco de piel.

Fruncí el ceño mientras miraba de nuevo la ropa.

―¿Y si me pongo unos tejanos en vez del short?

No me avergonzaba de mis piernas, pero no me gustaba andar por ahí con ellas prácticamente desnudas.

―Alexa, no seas una aburrida. Frank te ve todos los días con tejanos, muéstrale lo que se va a perder cuando esté con Daniela.

Bien visto.

―¿Qué hay de Fernando? Se le caerá la baba cuando me vea ―comenté, señalando el atuendo.

―Olvida a Fernando, queremos poner celoso a Frank, no estamos pensando en Fernando ―dijo mientras cogía unos zapatos negros con tacón de aguja de mi zapatero.

―¿Que estás...?

―Este será tu calzado ―contestó, y los dejó en el suelo.

―Ni loca me pondré eso. Son demasiado altos ―protesté, sacudiendo la cabeza.

Recordé que me los había regalado la tía Martha cuando cumplí dieciocho años. Los estrené en Navidad y parecía un elefante recién nacido tratando de caminar. Esa noche terminé con los pies hinchados y doloridos. Desde ese día, no los volví a usar.

―¿Esto hará que Frank se ponga celoso? ―pregunté, cambiando el tema.

―Sin duda, sabes identificar a una persona cuando está celosa, ¿verdad?

El Huésped ✅ [ Disponible en físico ]Where stories live. Discover now