Capítulo 16. F vs F

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«Oh, oh.»

―¿Qué hace aquí? ―susurró Frank, saliendo del coche.

Antes de que yo bajara, él ya estaba al otro lado de la calle. Llegó hasta Fernando y mantuvo una postura intimidante. Todo a nuestro alrededor estaba en silencio, por lo que sus voces se podían escuchar perfectamente.

—¿Qué quieres? —insistió.

―Vengo a hablar con Alexa ―respondió Fernando, cerrando la puerta detrás de él.

―No quiere hablar contigo ―dijo, contundente.

―Me gustaría que me lo dijera ella.

Me quité el cinturón de seguridad, bajé del coche y caminé hacia ellos, poniéndome al lado de Frank.

―¿Qué haces aquí? ―pregunté, sorprendida.

―No contestabas las llamadas ni mis mensajes. No he tenido otra opción que venir personalmente ―protestó.

Frank soltó una risita. Me volví hacia él y apretó los labios.

―¿Nos podrías dar unos minutos?

Había estado ignorando por completo a Fernando estos últimos días, y quería hablar con él para no tener que seguir soportando sus insistentes llamadas. Me quitaría un peso de encima.

―Claro. ―Se cruzó de brazos y se quedó callado.

―A solas ―aclaré. Frunció el ceño, mirando a Fernando por un momento, y luego asintió y se alejó de nosotros.

Pensé que entraría en casa, pero, en vez de eso, caminó hasta su coche y se apoyó en la parte delantera, observándonos. Suspiré y me giré hacia Fernando.

―Entremos a mi coche... ―susurró lo más bajo posible.

―Si quieres hablar con ella, será ahí afuera ―le interrumpió Frank desde donde estaba.

Lo miré rápidamente, y negó con la cabeza. De cualquier manera, no iba a aceptar subir al coche de Fernando, por más que me hubiera gustado desafiar a Frank. Mi madre podría salir en cualquier momento y, si me encontraba dentro de un auto con un chico, no se creería que estuviéramos «hablando», aunque fuera verdad.

―¿De qué quieres hablar? ―pregunté.

―De nosotros.

―Fernando, ya lo hemos hablado ―respondí, hastiada.

―¿Has solucionado tu confusión? ―preguntó, refiriéndose a Frank, quien seguía mirándonos.

―Aún no ―contesté, haciendo una mueca.

―¿Por qué no salimos el sábado? ―me propuso, esperanzado.

―No creo que pueda ―me excusé.

―Hoy has salido con Frank, no veo por qué no puedes salir conmigo ―dijo un poco dolido, y me sentí algo culpable. Tenía razón, podía salir con él y aclarar las cosas con respecto a lo nuestro.

―Está bien ―dije, mordiéndome el labio.

Sonrió satisfecho.

―Perfecto, pasaré a buscarte a las ocho.

Asentí, dando por terminada la conversación. Se inclinó para despedirse, pero Frank llegó e impidió que me besara.

―Si ya has terminado, puedes irte ―advirtió, señalando su Mustang.

―No entiendo cómo lo soportas ―comentó Fernando, sonriendo divertido.

―¿Tienes algún problema con eso? ―dijo Frank, amenazador.

―Solo era un comentario... ―se justificó Fernando, levantando las manos.

―Deja de decir estupideces y lárgate.

―Frank... ―dije en tono de advertencia. Comenzaba a alterarse por cualquier cosa.

―Entra en casa, Alexa ―me exigió, mirándome por un momento.

―Ya me iba de todas maneras ―dijo Fernando.

Frank lo empujó bruscamente hacia el coche.

―Tenemos un asunto pendiente ―le dijo.

Ahora estaba segura de algo: se conocían de antes.

―¡Estás loco! ―le espetó Fernando, confundido.

―No te hagas el idiota, sabes muy bien de qué te estoy hablando ―presionó Frank, tratando de imponerse.

―Frank, basta ―dije, y le cogí el brazo para alejarlo un poco.

―No te preocupes, Alexa. Es comprensible que esté así. ―Fernando se zafó de su agarre y se puso a mi lado, rodeándome la cadera con el brazo.

―No... la... toques ―exigió Frank, apretando la mandíbula.

―Porque, si no, ¿qué?

―Fernando, es mejor que te vayas ―dije, y me libré de su brazo.

Él asintió y sacó las llaves del bolsillo.

―Ten cuidado con este psicópata ―me advirtió, burlonamente.

Ese había sido un golpe bajo. Frank encerró sus manos en puños y, gruñendo, fue acortando la distancia, dispuesto a golpearlo.

―¡Frank! ―una voz femenina que no era la mía intervino.

Los tres nos giramos. Era Melina desde la puerta de casa.

—Es suficiente, ve a tu habitación ―le ordenó, molesta.

Frank dudó unos segundos, mirando a Fernando con desprecio, pero luego caminó hasta llegar junto a Melina.

―Nos vemos el sábado ―se despidió Fernando, subiéndose finalmente a su auto.

Melina le reprochó a Frank su comportamiento y luego entró en casa. Él se quedó en la puerta y, cuando yo me acerqué, pude ver que estaba molesto.

―¿En serio vas a salir con él? ―me preguntó con ironía.

―Puedo salir con quien quiera.

Actuaba como si tuviéramos una relación, cuando lo cierto era que ni siquiera manteníamos una amistad. No tenía derecho a reprocharme nada. Se quedó en silencio unos momentos y luego asintió.

―Cierto, puedes salir con quien te dé la gana ―respondió, y entró en casa. Dejé salir un suspiro y yo también. Era frustrante todo se hubiera estropeado después de habérnoslo pasado tan bien.

Subí a mi habitación y me puse el pijama. Estaba agotada tanto física como mentalmente. Me dispuse a dormir, cuando vibró el móvil. Lo tomé de la mesita pensando que sería Fernando. Abrí el mensaje y fruncí el ceño.

De: Frank

:)

No sabía cómo interpretarlo. Frank se había enfadado conmigo después de que Fernando se fuera, así que no entendía su grado de bipolaridad. Lo peor de todo era que esa estúpida carita feliz, comenzaba a ponerme nerviosa. Intuía que estaba tramando algo, pero ¿qué podría hacer?

El Huésped ✅ [ Disponible en físico ]Where stories live. Discover now