Capitulo 6.

6.2K 310 15
                                    


--¿Como te sientes?.--curioseo Nick en cuanto paso la puerta de la habitación. Nunca hubiese imaginado que su voz podría sonar así de insegura y débil.

--Estoy bien, gracias por preguntar. Y por estar aquí.

--Quería hacerlo.

Nick avanzó hasta uno de los sillones que estaba en la habitación y lo pegó un poco más a la cama. Me estuve como tonta observando sus movimientos y a el, que llevaba puesta una camisa manga larga de cuello enrrollada en sus brazos y su saco apoyado en uno de sus hombros pero terminó en el respaldar del sillón cuando se sentó.

--Nos preocupaste mucho, una ves pasaron las dos horas desde que habías salido de emergencia y no despertabas comenzamos a asumir cosas feas. Pero el doctor explicó que solamente necesitabas descanso.

--Yo siempre necesito descanso, y aunque no lo este igual duermo mucho porque amo hacerlo.
--bromeé. Nick me dio una sonrisa sin exponer sus dientes y negó con la cabeza.

--Eres increíble.

--Gracias.

--¿Ya habías pasado por algo como eso?

--No, ni siquiera había tenido problemas con la presión antes. Y ahora resulta que hasta la azúcar estuvo involucrada.

El asintió.

--Hable con el médico y me dijo que hay una posibilidad en la que pueda haber sido solo un susto y realmente no estás padeciendo esas enfermedades.

Accedí a lo que acababa de decir, porque el doctor me había dicho lo mismo a mí. Tomé la página que me habían dado con las marcas de exámenes que debía hacerme y se lo extendí para que lo viera.

--Tengo que hacerme esos exámenes para que él pueda saber de qué se trató esto. Me dijo que también puede ser algo hereditario también.

--¿Hereditario?

--Si, siendo honesta, me gustan las herencias materiales. Es verdad que una vez tomé de la cartera de mi abuela muerta un poco de dinero para poder comprarme una galleta pero se está pasando si esta es su manera de cobrarlo.

--Tranquila, no creo que tu abuela muerta sea parte de esto.

--¿Sabes?.--farfullé pensativa.

--Dime.

--Dicen que cuando mueres hay una pantalla en la que transmiten las cosas que hicieron mientras estabas en vida, mi abuela pudo haber estado cerca ese día y cuando transmitieron lo que ella hacía salí yo en el fondo tomando el dinero de su cartera.

Nick no solo se rió, el carcajeo como si hubiese dicho el más grande de los chistes. Incrédula, lo miré para que notará la seriedad con la que yo estaba tomando el asunto.

--Lo siento.--se disculpo intentando calmar su voz.--No puedes esperar que tome eso como algo serio. Hay una creencia cristiana que dice eso, pero seguía siendo entendido en cuanto Dios venga, no en cuanto la persona muere.

La puerta se abrió revelandonos a Jazmyn con una bolsa en su mano, la tomaba con tanto cuidado que probablemente la sopa venía caliente y estaba evitando hacer contacto con ella y quemarse.

--¿Quieres ayuda?
--le ofreció Nick viéndola lidiar para cerrar la puerta.

--Por favor.--le respondió sin voltear.--Toma la bolsa de mis manos  o cierrame la puerta.

Nick se levantó de su asiento para ir a ayudarla, primero cerró la puerta y cuando Jazmyn estaba caminando en mi dirección, se adelantó a quitarle la sopa de las manos.

--Santo....esto está caliente.

--Dímelo a mi.--comento Jazmyn husmeando en la bolsa y sacando lo que estaba adentro.--Tuve que traerla en mis piernas para asegurar que no se cayera en el carro. Me arde como puta madre la pierna derecha.

Ambos miramos a su dirección sin decir nada.

--¿Puedes ayudarla a acomodarse para que coma, Nick?

--Yo puedo sola.--dije pero fui ignorada. Él se acercó y me ayudó a que pudiera sentarme mejor, estoy segura de que hasta podía levantarme de la cama para ir al sillón.

Nick tomó la sopa que Jazmyn sostenía y me ayudó a apoyarla en una de las almohadas. Cuando empecé a comer me queme la lengua en el primer bocado. Verdaderamente estaba caliente. Lo que hice fue mantenerme soplando a los siguientes hasta que se normalizó.

--Y, ¿Ya hablaron e hicieron las pases? --nos observamos el uno al otro ante la pregunta de Jazmyn, aunque ninguno respondió. Me centre en seguir comiendo, me parecía una mejor opción.--¿Amigos o enemigos?

--¿Cuando sales?--pregunto Nick mirándome a mi.

--Bueno, ignorenme.

Y es lo que hicimos.

--Ya debería estar por salir, el doctor solo me dio una hora para estar aquí.

--¿Has terminado de comer?

--No, pero ya estoy llena.

--Jazmyn, ayudale a arreglarse, iré con el doctor a ver cómo está la situación para que le dé de alta.
--pidio, no, el ordenó antes de salir en busca del doctor.

--¿No te pone, Taylor? Verlo todo dominante, seguramente estás mojada ahora.

--Claro que no. No tengo la palabra sexo en mi mente a todas las horas del día.--ella quitó el plato de sopa de mis piernas y aproveché para volverme a acostar.

--Aquí en confianza, ¿ya hablaron?

--Hablamos, si.

--¿Sobre los problemas que tuvieron?

--No son problemas, Jaz. Y no, sobre eso no hemos hablado, el no lo aludió y yo también iba a hacerlo.

--Que complicados son mis hijos.
--expreso sentándose en el sillón a mi lado.--Oye, ¿recuerdas algo de lo que paso antes de despertar aquí?

--No.

--Voy a ir a la iglesia el domingo, estoy pensando seriamente en que Dios me ama.

--¿Qué?

--¿Me acompañas? Ambas tenemos que agradecerle algo.

Una enfermera llegó a chequearme por última vez, nos dio un recibo para  que pagaramos en la ventanilla del hospital y ya éramos libres de irnos a casa.

Nick tomó el papel y se ofreció pagarlo él, no tengo idea de lo que ha visto en mi cara porque no necesito ser la obra de caridad de nadie. Ni cuando comencé a vivir sola y no tenía un solo centavo para sobrevivir acepte que alguien me diera limosna. Rendido de pelear puso el recibo en manos de Jazmyn para que fuera a pagar con mi tarjeta de débito.

--¿Ya no sientes algo fuera de lo normal en ti? ¿Dolor o algo?

--No, Nick. Estoy bien, como nueva otra vez.

--Si te sientes mal, en el mismo instante en que comience  el malestar, llámame. No importa la hora que sea.

--Gracias.

--Dime que lo harás.

--Lo haré, trataré al menos.

Asintió, y se acercó a mí a pasos cortos. Sus brazos me envolvieron en un abrazo tan pronto como estuvo lo suficientemente cerca. Mi mirada se conectó con la suya por unos segundos hasta que el mismo la apartó y se bajó a darme un beso en la frente.

--Lo siento por todo.--musitó aún con sus labios rozando mi frente. Me costó reaccionar pero finalmente termine dándole una respuesta.

--Yo también.


Bajo las sábanas; Nick Bateman, Taylor Hill Where stories live. Discover now