Capitulo 29

4.2K 253 1
                                    

Claro que para amar no hay un tiempo establecido. Si había aprendido algo en los años que tengo de estar con vida, es que desde el momento en el que tus ojos brillan por una persona en algún punto vas a estar flechado. Conozco personas desde hace años que no generan en mi sentimientos, y otras de días con las que muero por entablar amistad.

Lo mismo pasa con el amor. Parejas de años que no sienten entre ellos esa chispa que dos personas con meses son capaces de sentir.

Me estoy refiriendo a dos personas con completo razonamiento sobre sus decisiones, que saben lo que quieren. No vayamos también a confundir a dos jóvenes que se conocieron ayer y hoy ya están diciendo los felices que son por estar en una relación. Las mentalidades de las personas tienen un mecanismo individual, que trabaja a su propio beneficio en cuanto a todo.

Mi reacción ante el detalle que Nick había tenido fue simplemente darle un beso corto, y fue corto porque él así lo quiso. Se separó en cuanto sus labios hicieron un leve movimiento para que yo no me sintiera rechazada. No necesite palabras para describir el acto, estoy al tanto de su odio hacia el afecto en público.

—¿Vamos a instalarnos al hotel y después regresamos? —cuestionó Nick rascando su nuca con incomodidad. En el pequeño rato que habíamos estado las personas iban aumentando en vez de disminuyendo.
—Guíame.

Él se volvió hasta el carro y ambos nos montamos, llevamos relativamente rápido debido a que el hotel estaba a tan sólo dos cuadras de donde habíamos estado.

Bajamos nuestro pequeño equipaje una vez que dejamos el auto en el parqueo que tenía el hotel. Nick fue a recepción por la llave de la habitación mientras yo me quede esperándolo en una esquina para que emprenderemos rumbo.

Estaba bastante conciente de que todavía ninguno de los dos había pronunciado claramente las palabras de amor. Sí, él había conseguido que lo escribieron a pétalos de rosa, dejando maravillada a muchas personas que pudieron presenciarlo y a mí, porque para ser honesta fue algo que jamás habría esperado.

—Tenemos reservada una cena por algún lugar de aquí, pero ahorita estoy muriendo de hambre y probablemente sea hora del almuerzo, ¿vamos al restaurante que hay aquí en el hotel?

—¿Vamos a simplemente no hablar de lo de hace rato? —devolví a su pregunta otra pregunta. Finalmente soltó el equipaje, y camino hasta mí. Casi inconsciente abracé su cintura cuando estuvo cerca.

—¿De qué tenemos que hablar exactamente? —preguntó envolviendo sus brazos sobre mí a través de los míos—. ¿Del detalle o del hecho de que te amo?

Escucharlo por primera vez decir aquellas palabras se sintió mejor de lo que alguna vez podría imaginar que se sentiría. Y eso que ni siquiera las había pronunciado totalmente como una afirmación.

—Podemos hablar un poco de ambos. Me sorprendió el detalle, los dos detalles. Porque esa canción fue... sentí el te amo a través de la canción, y luego lo vi escrito con pétalos de rosa, fue un truco que está bastante usado por cierto —me reí antes de continuar—. Simplemente me encantó, todo lo que estas haciendo para este día, me va gustando.

—Yo no conozco sobre flores, así que no estés jugando a las rosas. Cuando se me ocurrió la idea, lo único que dije fue; usa las flores más románticas que encuentres y al parecer el chico encargado tampoco sabía sobre flores originales.

—Estaba bromeando, guapo. Estuvo bien el detalle, con todo y las rosas. Incluso resaltaban bastante en la arena gris de la playa.

—¿Segura?

Le di un asentimiento con mi cabeza muriendo de ternura al ver la seriedad en su rostro. No me pude resistir por demasiado tiempo a no inclinarme y darle un beso en los labios, quería desaparecer esa expresión de su rostro de alguna manera.

Nick correspondió a mi beso tan pronto como uní nuestros labios. El compás de la orquesta iba dirigida por mí y él se adaptaba a nuestro ritmo bastante rápido.

Una vez que nos separamos nos mantuvimos viéndonos a las ojos por segundos, yo pensando en que había hecho bien en mi antigua vida para hace sido capaz de conocer o a él en esta. Y él sumergido en su propia mente. Hizo un parpadeo fuerte antes de hablar nuevamente.

—Te amo, guapa. Y me siento realmente bien a tu lado, me gustaría hacértelo saber incluso si no correspondes a mis sentimientos. Pero soy un hombre que sin importar si hay un rechazo detrás de sus palabras va por lo que su corazón le dice que tiene que hacer, y en este momento lo que más quisiera hacer es decirte eso, que te amo y que a pesar de que desde el día en que te conozco ha sido corto el tiempo que pase sin verte cada día, es porque bueno, fue difícil para mí ocultar mi deseo de verte o escuchar personalmente tu voz.

—¿Puedo contarte un secreto?

—Adelante, lo que sea.

—Es algo que nadie más que Jazmyn y yo sabemos. Pero desde el día uno yo estuve deseando tenerte así, como estamos ahora. Estuve dos días esperando tu llamada y cuando la tuve hasta el día en el que formalizados, estuve deseando que me miraras como un hombre mira a una mujer. No como un hombre mira a su hermana menor.

—Nunca te miré como a mi hermana menor. Jesús, ni siquiera tengo una hermana menor. Soy hijo único.

—No estaba hablando de forma literal, tontito —palmeé cariñosa mente su mejilla—. Y bueno, tú sabes, esas no son señales para que yo no vaya a corresponderte, ¿sabes? Afortunadamente para ti, estas pisando un terreno seguro, soy yo la que esta parándose en un pantano.

—¿A qué te refieres?

Estoy esperando un bebé. Tuyo y mío, y he estado ocultandolo.

Aquella frase estaba en la punto de mi lengua pero no salió. Quizá si no salió es porque simplemente todavía no era el momento.

—No quiero arruinar las cosas hoy, todavía nos queda un día para disfrutar, ¿verdad?

—Sí —respondió él confundido—.
Nos iremos mañana por la tarde.

—Solo espero que no me odies —le dije y le di un beso porque sabía que de esa forma su boca estaría lo suficientemente ocupada que no podría hablar.

Y para cuando nos separamos le recordé que él había dicho que tenía hambre. Así que nos fuimos hasta el restaurante del hotel a almorzar.

Por la noche fue nuestra cita en la terraza de un restaurante, Nick la había alquilado solamente para nosotros para que pudiéramos ver las estrellas, él sabe el amor que le tengo a las noches estrelladas. No había nadie aparte de nosotros, y después de una cena de mariscos con un poco de vino, ambos nos acostamos en el suelo para poder ver el bien iluminado cielo.

Hablamos sobre la vida, nuestra infancia, la adolescencia y nuestros sueños. Hablamos sobre el futuro.

En ese momento me enteré que el ser que yo llevo dentro de mí, es como un sueño que él había estado considero dentro de su próxima meta en cumplir. Cuando me comentó, lo mucho que durante su adolescencia considere que para esa edad ya rendía un hijo mi corazón se hizo pequeño.

Sin tan solo él supiera que dentro de mí esta esa vida que anhela.

Estaba a nada revelarle por fin lo que había estado guardando por tanto tiempo. Pero él comenzó a meter sus manos por dentro de mi vestido, y la noche culminó con nosotros dos haciendo el amor bajo las estrellas.

Con un secreto todavía rondando sobre nosotros.

Bajo las sábanas; Nick Bateman, Taylor Hill Where stories live. Discover now