Capitulo 21

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La parte difícil en las visitas a mi familia era por las mañanas, si bien estaba acostumbrada a levantarme a las seis de lunes a viernes, no hay nadie con razonamiento que se levante a las cuatro un fin de semana. Pero claro, eso a mamá no le importó cuando apareció toda resplandeciente detrás de la puerta después de haber estado tocándola hasta que desperté.

—¿Aún estabas dormida Taylor?

—No. Estaba probando si la muerte venía a mí mientras tenía los ojos firmemente cerrados y ausencia de conocimiento.

—Já. Chistosa. Jazmyn se levantó a las tres y media, ya tenemos preparado el desayuno, así que te sugiero que te apresures para que vayas a comer.

Después de darle a conocer que había comprendido todo lo que dijo, incluso si en todo lo que estaba pensando mientras ella hablaba era en lo mucho que quería volverme a dormir. Me bañe antes de ir hasta donde estaban ellos porque una vez salgo es difícil poder librarme para tomar un baño. Conozco muy bien a mi ganado.

Tuve que haber sospechado que lo que mi madre decía de Jazmyn era una mentira, pero a veces sale la inocencia inexistente en mí. Por supuesto que Jazmyn seguía dormida cuando salí hasta la cocina y quien tuvo que ayudarle a preparar el desayuno y limpiar fui yo. Mamá sabe que no tengo problema en hacerlo, pero se inventó lo de Jazmyn despierta, para según ella, apresurarme.

—¿Vas a montar a caballo cuando vayan al establo? —preguntó mamá mientras comíamos, estábamos solamente ella y yo en la mesa. Papá y Max comieron rápido para irse a trabajar al campo, tenían unos cultivos que revisar.

—¿Podría hacerlo? Nunca se me ocurrió hacerle la pregunta a la ginecóloga cuando fui a la cita.

—¿Cuánto tienes?

—Ocho semanas y media.

—¿Estás segura? Porque si es así, puedes hacerlo. Sabes dominar un cabello y el bebé no está expuesto a un mayor riesgo porque todavía no es un feto que necesita de protección. Cuando estaba embarazada de Max la doctora me pidió que dejara de hacerlo después de las doce semanas.

—Lo estoy. Llevo un conteo de los días, no quiero ser esa clase de madre que no sabe lo que está pasando con su bebé.

—Ese chico con el que estas saliendo, ¿sabe que estas embarazada de otro hombre?

—¿Cómo sabes que estoy saliendo con alguien? ¿Y por qué no pones en la posibilidad el hecho de que sea el padre del bebé?

—Ayer cuando te llamaron Jazmyn nos comentó que probablemente sea tu novio quien llamaba y que ya se había tardado. Cuando hable contigo sobre el padre del bebé dijiste que no creías que tu bebé fuera a tener un padre, y no lo puse como posibilidad porque asumí que ese hombre te negó a su hijo.

—No, mamá. Las cosas simplemente no deben darse por hecho. Sí, estoy saliendo un hombre y ese hombre es el padre de mi bebé. No quiero que mantengas esa imagen mía estando con cualquiera en tu cabeza porque nunca he sido esa persona, y jamás voy a serlo.

—Soy tu madre, y hagas lo que hagas la imagen que tengo sobre ti nunca va a cambiar. Pero considerando como conociste al padre de esa criatura es un poco obvio que piense de él cosas que no son buenas. En una discoteca nunca vas a encontrar a un hombre que valga la pena.

—Lo mismo dicen de las mujeres, mamá. ¿De verdad crees que no valgo la pena solamente porque salgo a divertirme de vez en cuando?

—Claro que no. Tú si vales la pena.

—¿Ves? No podemos ponernos a juzgar a una persona por los sitios en los que ande, porque yo he andado en sitios que no debería y hecho cosas de las que no debí haber sido participe pero al final del día sigo siendo la mujer que criaste.

—¿Él es un buen hombre? ¿Te trata bien?

—Es un hombre espectacular, mamá. Y aunque a veces se comporte como si fuera un niño todo payaso, sabe ver la vida de una manera en la que se acopla a la mía.

Mi madre sonrió y me dio un asentimiento. Quizá complacida de nuestra conversación.

—Dile que le mando mis saludos, y que me gustaría conocerlo alguna vez.

Dimos por concluida la conversación cuando Jazmyn llegó a la mesa.

Cada palabra que había salido de mi boca sobre Nick es cierta. Han pasado casi tres meses desde la primera vez en la que conviví con él en aquel club y quede admirada con su forma de ser desde el primer día. A pesar de que como ser humano tuvo errores que cometer al inicio, que ni quiera debería considerarlos como errores, porque es algo normal el hecho de que se haya sentido inseguro respecto a la manera en la que iniciamos.

Pero una vez que volvimos a tener comunicación todo fue mejorando a nuestras espaldas, hasta cuando lo único que hablábamos eran comentarios tontos de su parte y yo respondía con lo más ocurrente que me saliera por la boca. Es un hombre de carácter que sabe que tiene ventajas sobre las mujeres por su apariencia, y en todas las veces que hemos salido nunca lo he visto aprovecharse de eso y faltarme el respeto respondiendo a insinuaciones.

Una vez mientras sacábamos a relucir el tema, me dio a conocer que así como las relaciones serias que había tenido en su vida se podían contar con una palma de su mano y habría muchos dedos sobrando; asegurando que él nunca sería capaz de estropear algo que decidió formalizar porque le hace feliz. Y formalizó conmigo. A pesar de que nunca hizo la pregunta directamente, y es que, una vez que pasas la adolescencia no es necesario hacer la pregunta para sentir seguridad respecto a lo que tienes con tu pareja.

Son las acciones que hablan por sí mismas.

Pasamos la tarde completa en el establo, que quedaba a cinco minutos de la casa yendo a pie. Después de considerar bastante si debía montar los caballos o no, lo hice. De todos modos había extrañado demasiado montar a mi bebé. Por suerte nada salió mal al respecto, tuve una cabalgada como cualquier otra.

Disfruté estar junto a mi familia en los momentos que la tuve cerca. Porque solo yo sabía cuánto los iba a extrañar.

Bajo las sábanas; Nick Bateman, Taylor Hill Where stories live. Discover now