Capítulo DOCE

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YOORA

—¿Te cortaste el pelo?

—¡Qué observador eres tú, eh!

Yoongi se acercó a mí y con sus dedos jugó con un mechón de mi pelo que ahora era marrón y mucho más corto.

—Me gusta.—sonrió.Él no preguntó porqué me lo había cortado, supongo que ya lo dedujo.

La clase estaba a punto de comenzar y eso significaba que la primera siesta de Yoongi se acercaba. Observaba como colocaba su mochila negra sobre el pupitre y acomodaba sus brazos encima de esta para poder dormir plácidamente. Me dio una última mirada avisándome de que no le despertara a menos de que algo grave haya ocurrido.
Giré mi cabeza hacia el pizarrón, que estaba a pocos metros lejos de la puerta de entrada al aula.

Ella me sonrió, y agachó su cabeza para seguir su camino hacia su correspondiente aula.

—¿Habláis?.—sentí un peso sobre mis muslos y aquel aroma que tanto me gustaba, rodearme.

—Pues no. Y paso de hablarle a una falsa como ella.—abracé su torso un tanto voluminoso.

—¿Y vais a dejar que vuestra amistad se eche a perder por un tío?.

—Ella quiso eso, Jonghyun.—esta vez acabé hundiendo mi cabeza en su pecho.

—Si tú lo dices... Ya hablaremos del tema cuando toque.
Por cierto, hoy hay una fiesta que celebra Jeon Jungkook en su casa. Estamos los tres invitados—alcé la ceja y directamente Jonghyun me entendió—Cho-hee, tú y yo. Y si quieres puedes invitar a aquella cosa de allí—señaló con apatía a Yoongi.

—Le tienes envidia por que él es mi vecino y tú no.

—Más quisiera él que le preste tanta atención.—Las palabras de mi mejor amigo parecían envenenadas, pues nunca antes se había comportado así con nadie, algo no cuadraba entre aquellos dos.
Se levantó encima de mis muslos para dirigirse a su asiento, pues la profesora podía llegar en cualquier instante.

—Vengo a recogeros a las siete. ¿De acuerdo?—asentí enérgicamente.

👑👑👑👑👑👑

Las clases como siempre fueron aburridas, durante el recreo acompañé a Yoongi a la enfermería, donde él se dedicaba a dormir y yo a comer mientras escuchaba música.

Llegaron las tres de la tarde y ya era hora de irse a casa. Recogí mis cosas y al mismo tiempo las de mi amigo. Tomé al pelinegro de la mano y lo arrastré hasta la entrada.

—¡Yoongi corre!, dentro de unas horas hay una fiesta.—dije entusiasmada sin dejar de tirar del brazo del ya mencionado.

—Y a mí que me cuentas de fiestas.

—¡Pues que vas a ir conmigo, y hay que arreglarte!.

—Tu estás tonta ¿verdad?.—nos paramos en seco, nos miramos y sin decir nada Yoongi se adelantó dejándome atrás . Corrí para alcanzarlo. Tras una larga caminata a paso ligero, hasta haber llegado al autobús Yoongi volvió a dirigirse a mí.

—¿Hay alcohol?

—Obvio.

—Me apunto.

Sus decisiones eran tan drásticas, su comportamiento tan cínico e indescifrable, pues yo nunca lograba saber que es lo que le rondaba por la cabeza o cuales eran sus emociones, cosa que me hacía querer  estar más y más a su lado. Me había enganchado a su flemática personalidad.

—Buenas tardes señor. —saludamos al conductor.

Yoongi y yo nos sentamos en los asientos del final. Me acordé del primer día que nos conocimos e inconscientemente comencé a reirme. Ya habían pasado dos meses desde su aparición estelar en mi vida. Y al instante un vago recuerdo invadió mi mente:

—¡Doongi!, mira, mira, un caracol. Se parece a tí.

—¡No soy Doongi y  no me parezco a un caracol!.—el niño con la piel pálida y casi transparente, con las mejillas rosadas y los pequeños labios rojizos se acercó a la niña y con brusquedad la empujó dejándola caer.  Ella comenzó a llorar descontrolarmente y pequeñas heridas se formaron en la palma de sus pequeñas manos.

—¿Estás bien?—el pequeño pelinegro se había arrepentido de su acto, pues le había hecho daño a su más preciada y única amiga.

—Me hiciste daño Doongi.—alzó sus brazos con las palmas abiertas.
El niño inocente se acercó a ella y le agarró las manos. Contempló lo que él mismo había causado y sin dudarlo posó su finos labios sobre las pequeñas raspadas. Las besó una a una y cuando ya había acabado dijo:

—Ahora ya estás sana.—la pequeña muchacha observaba al pequeño con la boca abierta y los ojos casi brillosos hasta que soltó una pequeña carcajada.—Te prometo que nunca más te haré daño. Y si alguien lo hace, sanaré tus heridas con mis besitos mágicos.

—¿Me lo prometes?.

—Te lo prometo.











El capítulo ha sido muy corto, lo sé 😅.

Me gustó como quedó el final y pues no quise meter relleno...


                     Soongi

DIFFERENTS- MYG (BTS) Where stories live. Discover now