Capítulo 13

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Capítulo 3/3 de hoy.

Dedicado a loliilove98 ♥️

Maju

*

Una puntada en mi cabeza fue lo que hizo que mis sentidos fueran despertándose poco a poco.

Fui haciéndome consciente de mi cuerpo, de mis extremidades, de que estaba acostada en una cama cómoda y de cierto modo familiar. Abrí los ojos con lentitud y parpadeé varias veces hasta que mis pupilas se adaptaron. La luz que entraba a través de la persiana era tenue, ¿estaría amaneciendo o anocheciendo? Sentía como si un camión hubiese triturado cada uno de mis huesos, apenas podía moverme.

Con un débil impulso logré sentarme, aunque mis brazos quedaron apoyados en la cama para poder mantenerme erguida.

Conocía ese lugar. Ya había despertado allí antes, y esa era la segunda vez consecutiva que me sentía avergonzada porque, además, siempre que despertaba en esa cama, lo hacía semidesnuda. Esa mañana solo cargaba una franela puesta encima de mi ropa interior.

Paseé la mirada por el lugar y me encontré con varias sorpresas.

A mi lado estaba Pauli, la amigovia —o lo que fuera— de Santi sumida en un sueño profundo. El sofá central estaba de espaldas a mí pero vi que sobresalían unos pies descalzos, apoyados sobre el brazo del mueble. Y luego, junto a la cama y a mi otro lado, estaba Santi sentado en el suelo y recostado a la pared con los ojos cerrados. Estaba dormido y unas ligeras sombras comenzaban a salir debajo de sus ojos.

A mi cabeza comenzaron a llegar recuerdos de la fiesta. Lo último que recordaba era que Matías había ido al baño, por lo que me quedé con sus amigos. Luego se vino a mi mente la imagen de Ernesto, un amigo de Matías intentando besarme en contra de mi voluntad y yo intentando salir de allí. Creí que había logrado golpearlo pero no estaba muy segura. Después de eso, todo negro.

¿Cómo había terminado en casa de Santi? Peor aún, ¿por qué estaba semidesnuda en la misma cama que Pauli? ¿Habríamos hecho un trío?

Sacudí la cabeza al descartar ese pensamiento. Sonreí al verlo dormido. Sus facciones estaban tan relajadas, su cabello caía alborotado por su frente, sus labios estaban inusualmente pálidos, bonitos y llamativos. Suspiré e intenté pensar en otra cosa.

Puse los pies en el suelo y di dos pasos hacia delante. Entonces allí me cayó todo encima. Las emociones del día anterior me atacaron en la medida en que di pasos sobre la tierra firme.

Como si estuviese reviviendo el momento, recordaba lo frustrada y atemorizada que me sentí cuando el amigo de Matías me acorraló e intentó besarme en contra de mi voluntad. Recordé mis lágrimas, mis ganas de querer salir corriendo y la imposibilidad de hacerlo porque me habían drogado. ¡Me habían drogado! Por el amor a Dios, ¿él había abusado de mí? ¿Había perdido mi virginidad? ¿Por qué no recordaba nada? ¿Y si me había contagiado alguna enfermedad venérea? Mis ojos comenzaron a humedecerse tras la frustración de no recordar absolutamente nada después de intentar escapar de ese hombre.

Mi respiración comenzó a acelerarse y comencé a temblar.

—Flaca —escuché su voz llamarme en un su susurro.

Cuando nuestras miradas se encontraron, frunció el ceño y se levantó de un golpe para caminar en mi dirección. Permanecí inmóvil, con los sollozos contenidos en mi garganta y una amarga sensación en mi cuerpo. Además de que sentía ligeros mareos y nauseas. Él puso su mano en mi mentón pero mi cuerpo la apartó con un golpe como acto reflejo.

Contracorriente © [EN LIBRERÍAS] [Indie Gentes #1] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora