Capítulo 34

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Dedicado a mi preciosa FlorDelValle2 ❤️️ 

Maju

*

Aquel día podía ser catalogado como uno de los más extraños y con mayores giros emocionales de todo mi año.

A pesar de que la mañana había comenzado con cierta determinación de mi parte para resolver todos los problemas que me aquejaban, mi madre y la de mi novio llegaron para raptarnos del colegio y hacernos pasar una especie de día familiar bastante raro. Comenzando por el hecho de que Julia y yo no nos llevábamos del todo bien, y mi mamá y Santi tampoco. Sin mencionar que mi mamá y yo no nos hablábamos de momento.

Pero aunque resulte insólito, las cosas no salieron tan mal.

Lo primero que hizo Julia fue darnos un tour en su coche por la ciudad, sobre todo para que Ana la conociera. Le explicó un montón de datos históricos y luego nos llevó al centro, a una calle llamada Florida para ver si encontrábamos algún show de tango. Todo eso me dejó boquiabierta pues Julia parecía bastante estirada, no de las que caminaba por bulevares y veía a personas bailar en la calle. Pero todo el mundo era capaz de sorprender.

La química entre ella y mi mamá fue inmediata, lo cual vi como algo bueno. Y le rogué a los arcángeles y hasta a los clavos de Cristo que no se atreviera a decirle a mi mamá que me había encontrado prácticamente desnuda encima de Santiago, porque sí, mi mamá ya sabía que yo no era una «señorita», pero enterarse de aquello la haría cortarme la cabeza.

Santi estuvo callado casi todo el camino, receloso y escéptico ante la amabilidad de su madre con la mía, y hasta conmigo. Solo habló cuando encontramos a un grupo de personas haciendo el famoso show de tango en la calle Florida, y él les dijo que su mamá quería bailar con ellos. ¿Algún tipo de vendetta, quizá? A lo mejor intentó humillarla, pero el tiro le salió por la culata. Porque aunque Julia no quiso al principio, la presión de la gente le obligó a bailar con uno de ellos y terminó haciéndolo increíble. Creo que ni su mismo hijo sabía que su madre bailaba tango.

—¿Dónde aprendiste a hacer eso? —le preguntó él cuando Julia les dio una jugosa contribución económica a los bailarines.

—¿Ahora sí te sorprendí? —replicó ella suspicaz, y con una mirada de victoria— Tomé clases cuando tenía tu edad. Así que no intentes someterme al escarnio público de nuevo o no lo contarás la próxima vez, cariño.

Mi mamá la halagó y yo hice lo mismo. Después de eso entramos a un centro comercial popular de allí, donde Ana y Santiago se adelantaron un poco, dejándome atrás con Julia. A pesar de que estábamos entrando en primavera y el clima era aún templado, yo no paré de sudar.

—Tu mamá es muy agradable y alegre —comentó ella de la nada, quitándose su abrigo una vez estuvimos en el interior del lugar. Yo hice lo mismo.

—Lo es.

A decir verdad yo todavía no olvidaba la forma en la que ella me había tratado durante la boda de Matías, y aunque tenía que fingir que todo estaba bien frente a Santi, sabía que todavía existía un abismo entre Julia y yo.

—Me agradó y me sorprendió un poco que me hablara tan bien de Santiago —confesó con una sonrisa—. Él mismo me dijo en casa que cuando la conoció, tuvieron un encuentro un poco tenso.

Ladeé la cabeza y observé al par que tenía a varios metros delante de mí. No podía distinguir de qué hablaban, pero por los gestos de Santi parecía explicarle algo a mi mamá y esta se reía ruidosamente de ello.

Contracorriente © [EN LIBRERÍAS] [Indie Gentes #1] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora