Contracorriente © [EN LIBRERÍAS] [Indie Gentes #1] ✓

Capítulo 30

Dedicado a Emip20 ❤️️

Maju

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—«Te amo profundamente y no quiero besarte. Me basta con verte cerca, perseguir las curvas que al moverse trazan tus manos, adormecerme en las transparencias de tus ojos, escuchar tu voz, verte caminar, recoger tus frases.» —leí en voz baja pero audible. Al menos para él.

Mis mejillas estaban ahora más cálidas, todavía me sonrojaba al hablar de amor cuando estaba a su lado. Santi mostró una sonrisa torcida mientras sus ojos oscuros recorrieron mi rostro con lentitud.

—¿Te gusta? —preguntó.

—La verdad es que sí.

Esa mañana tuvimos clase de Literatura a primera hora y nos mandaron una asignación corta para el siguiente día sobre autores argentinos. Como la siguiente hora la tuvimos libre, nos habíamos ido a la biblioteca del colegio donde él me sugirió un par de libros. El primero que me recomendó fue uno de Jorge Luis Borges pero terminamos con Alfonsina Storni. No la conocía, así que Santi me dio un breve resumen sobre ella. Ella había luchado por los derechos de las mujeres en el siglo XX y su poesía era, además, una forma de rebeldía.

—¿A quién escogerás tú?

Frunció los labios, resaltando ese tono rosa humedecido que me gustaba mirar. Y saborear.

—Creo que me quedaré con Borges. No es precisamente mi favorito pero le admiro en muchos aspectos.

Algo que me encantaba de él era que leía, era una persona cultura y que tenía curiosidad por todo lo que le rodeaba. A pesar de que lo sacaban de clase con regularidad, que jamás tomaba apuntes y que a veces dormía en clases, Santi era todavía uno de los mejores promedios del salón. En todo el año había aplazado un solo examen, y la razón fue que le dio pereza escribir las respuestas completas.

Por fortuna, desde que nos hicimos novios, comenzó a llenar sus exámenes completos y no solo me ayudaba a estudiar sino que cuando mi mente se quedaba en blanco, me ayudaba a copiarme. Quizás era algo deshonesto y mi madre no estaría orgullosa. Pero ojos que no ven, corazón que no siente.

—¿Cuál es tu favorito entonces?

Suspiró.

—No es que sea mi favorito... No sé cómo explicarlo. Borges, Sabato, Benedetti son increíbles. Pero me parece fascinante la forma de narrar de Cortázar. Y me molesta que me guste tanto, porque últimamente está de moda, y no me gustan las modas.

Su argumento fue tan tonto que no pude evitar reírme.

—No entiendo tu interés por desentonar —confesé—. Al final, tu encanto está en que eres diferente, pero no por las razones que crees ni porque quieras parecer serlo. No necesitas desentonar para ser único porque ya lo eres.

Santiago sonrió.

—No son ni las diez de la mañana y ya te estás poniendo romántica, flaca.

—Quizás ese es mi encanto.

—Lo es.

—A ver... —Le hice una seña para que nos sentáramos. La biblioteca estaba sola. La mayoría de los cursos estaban en clase, pero el nuestro tenía hora libre debido a que la profesora de Historia había faltado, y por supuesto, nuestros compañeros salieron al patio, mientras Santi y yo decidimos venir a la biblioteca para estar solos—. ¿Cuál es tu frase preferida de Cortázar, señor no-me-gustan-las-modas?