Capítulo N°20: "¿Amor Electrónico?"

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#NARRA Atenna#

Ok, ya esto es incómodo.

Habían pasado unos cuantos segundos, pero ya era incómodo. Las intensas y mutuas miradas Piero y Gabriela. Después de un par de segundo más Gabriela pestañeó repetidas veces volviendo a la realidad. La sangre se concentró en sus mejillas, estaba completamente sonrojada.

Moví mi cabeza un poco saliendo del transe extraño en el que había entrado viendo a Piero y Gabriela. Miré a Ignazio.

- Y... ¿Dónde estamos? - Le pregunté.

- Ven a verlo por ti misma. - Respondió con Sofía en sus piernas. Se acercó al escritorio y comenzó a usar una computadora.

Me acerqué y veía como con tanta facilidad utilizaba el teclado y el ratón con tanta sincronía. De un momento a otro, en una pantalla grande en la pared apareció un mapa. Dejé de respirar cuando vi el punto azul señalando nuestra ubicación.

- Milán. - Murmuré. No puedo creerlo.

- ¿Tienen esta sala en Milán? - Preguntó Gabriela extrañada. En realidad, yo iba a hacer la misma pregunta. Según tengo entendido, ninguno de los tres son de Milán.

- Decidimos pornerla acá por la ubicación. Está en medio de un bosque, ¿Quién sospecharía? Además, los policías siempre buscan es en nuestros lugares natales; no les prestan mucha atención a los demás. - Explicó Gianluca.

- Buen punto. - Reí. - ¿Por qué decidieron traernos aquí?

Piero suspiró. - Es mejor que sepan, ¿No? - Les habló a Gianluca e Ignazio. A lo que ambos asintieron. - Probablemente ya lo saben, pero, vamos a entregarlas.

Trague saliva. Era difícil de aceptar pensando en todas las víctimas que han pasado por sus manos. Y la mirada intensa de los tres no era algo fácil con lo que lidiar.

- ¿Cuándo? - Cuestionó Gabriela.

- Aún no lo sabemos. Ahora, el padre de Atenna nos tiene en sus manos. - Respondió Ignazio con cierta tristeza en su voz. - Tiene lo que más nos importa.

Sofía, quien estaba sentada en las piernas de Ignazio, lo abrazó. Ella tenía una hermana menor de 6 años de edad, Maddie. Ella la definía como la razón de su vida, amaba a su hermana. Sofía abrazando a Ignazio y él respondiéndole el abrazo era una escena muy tierna.

- Y tu padre lo sabe. - Me volteé a ver a Gianluca, recostado de la pared a un metro de distancia entre nosotros. - Sabe que nos tiene entre sus manos. Con Ernesto, Mariagrazia y Nina en su poder, somos como marionetas para él. Y lo usará a su favor. No descansará hasta que ustedes estén con él, y nosotros... - Calló. Sabía a que se refería. Mi padre no iba a desaprovechar la oportunidad de detener al Trío Italiano.

- No quiero sonar dura. - Intervino Gabriela con el ceño fruncido. Estaba seria. - Pero deben aceptar que han hecho mucho daño. Conozco familiares de víctimas de ustedes, y sus vidas no han sido las mismas. - Concluyó.

Los tres se quedaron callados. Igualmente no podían replicar nada, sea cual sea la necesidad, no tenían que haber caído en la tentación de secuestrar y matar. Ahora comprendo el porque sus hermanos son los más importantes para ellos, son su consciencia. Les recuerda que aunque los aman con todo su ser, no está bien lo que hacen.

- ¿Cómo están seguros de que mi padre tiene a sus hermanos? Pudo ser un fácil chantaje.

- ¿Crees que no lo pensamos? Primero pasaron mensajes diciendo que los tenían, pero no les hicimos caso. Luego llegaron las imágenes. - Respondió seriamente Gianluca. - Sabemos que esto no será una misión fácil. No es algo de que las entregamos y ellos nos entregan a nuestros hermanos.

Nadie dijo nada. Y es que, ¿Qué podríamos decir? Nada. Tenía razón.

###

Que suave...

Estaba acostada en una cama increíblemente suave. Era el paraíso después de todo lo que había pasado. Después de haber estado un rato en aquella sala, Gianluca había notado que era muy tarde. Así que nos siguió mostrando todo lo que habían construido debajo de la tierra. Además de la sala la cual Ignazio había hecho su comentario chistoso sobre Ser El Ojo De Dios, tenían habitaciones, baños, cocinas y todo tipo de salas útiles, hasta un gimnasio. Gianluca nos explicó que nos íbamos a quedar acá hasta ver como se daban las cosas hasta que estén de acuerdo para entregarnos. Volteé a ver el reloj en la pared que tengo al frente, marcaba las 11:23 pm. La habitación era espaciosa, con paredes blancas y una con estampado en negro. Tiene baño privado, un armario enorme. En general es de un estilo moderno pero acogedor, tiene muebles, cuadros, cómodas, un espejo, alfombras.

Si creen que es privado, pues no. Gianluca nos dejó muy en claro que, obviamente, todo tiene cámaras de seguridad. Estamos las 24 horas siendo grabadas. Y aún así, no podríamos salir debido a que necesitaríamos las huellas dactilares y los ojos de alguno de los chicos para los escáneres. Así que seguimos secuestradas.

Me había dado un largo baño. ¿Qué me había puesto? Extrañamente, al igual que en Rusia, tenían ropa de mujer en el armario.

Si, es extraño.

Me dejé llevar por las suaves sábanas que cubrían mi cuerpo. Poco a poco, el sueño se fue apoderando de mi.

#NARRA Gabriela#

Estaba sentada en la cama sin poder dormir. Me había tomado una ducha reconfortante y supongo que eso me quitó el sueño.

No dejaba de pensar en Piero. Su mirada... Era. Dios.

¿Qué mierda me pasa?

Pues que las hormonas están haciendo su trabajo.

Malditas hormonas, pero igual no puedo dormir.

Mi mente estaba envuelta en mis pensamientos pero algo la interrumpió haciéndome pegar un pequeño brinco en el lugar. Un ruido fuerte venía de afuera. Sonaba como si alguien estuviera golpeando algo. Sin pensar en lo que hacía, caminé hasta la puerta y la abrí con mucho cuidado de no hacer ningún ruido.

Ya , la curiosidad mató al gato. Pero nunca se supo si lo que mató al gato valió la pena.

Tenía puesto una camisa de manga tres cuartos de algodón de color rojo que me quedaba un poco más abajo de donde empiezan los muslos y estaba descalza. Agradecí ese hecho ya que no haría ruido al caminar. Fui por el largo pasillo siguiendo el sonido, no era frecuente ni tenía una secuencia. Al final, llegué a la sala principal; donde los chicos nos habían explicado que nos van a entregar. Eché un vistazo y allí estaba.

Piero estaba sentado en su silla roja haciendo algo en una de las computadoras. Se veía enojado, no, mejor dicho, estaba enojado. Golpeaba de vez en cuando el largo escritorio donde él estaba.

- Maldita sea... - Maldijo entre dientes, sin embargo lo suficientemente entendible.

Golpeó nuevamente el escritorio con el puño cerrado. Además de molesto, estaba estresado. Se pasó las dos manos por la cara frustrado. Me mordí el labio inferior inconscientemente. Se veía atractivo. Sus músculos estaba tensados y eso le daba la apariencia de chico malo, lo cual es.

Creo que mi mirada era muy intensa, ya que volteó y me vio ahí parada. Y nuevamente, nuestras miradas se juntaron.

- Siento haber interrumpido. - Me disculpé rápidamente. Mis mejillas me ardían lo cual significaba que estaba sonrojada. - Volveré a-

- Tranquila. - Me interrumpió y, para mi sorpresa, sonrió tiernamente.

Mi corazón dio un vuelco, de verdad que tenía una sonrisa muy hermosa.

¿Secuestrada? - Gianluca GinobleWhere stories live. Discover now