10©- Tiramisu

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-¡¿No me dejas ni ir al baño sola, menuda pegajoso están hecho?!

Ríe cuando le azoto la puerta del baño en la cara.

Suspiro pero con una sonrisa en la cara. Cuando me siento en el retrete, doy un respingo cuando mi móvil suena. Observo el número desconocido y frunciendo el ceño, respondo.

-¿Grace?

-¡¿Nick?!- pregunto asombrada- ¿Cómo has obtenido mi número?

-Vaya, yo también me alegro de escuchar tu voz- ironiza pero ríe- Cam.

Maldigo divertida y niego con la cabeza, tirando de la cadena.

-Te estoy esperando fuera del trabajo, ¿te ha pasado algo?

Cuando le iba a preguntar que porqué demonios me iba yo a ir a esperarle afuera de su trabajo, maldigo mentalmente hasta las raíces de las plantas.

Me había olvidado completamente de la cita que teníamos hoy. Hago como que no ha ocurrido nada y quedo con él directamente en el Starbucks del centro de Seattle. 

Me dirijo hacia la habitación de Dante y cojo mis prendas. Bueno, al menos no iba a ir tan desaliñada. Me vuelvo a meter en el baño antes de que al tatuado le de tiempo de invadirme de nuevo y tras vestirme, me peino con los dedos.

Cuando salgo, tras llamar a un taxi, me encuentro con el cuerpo perfectamente esculpido de Dante apoyado contra el umbral de la puerta de la cocina. La sorpresa es evidente en su rostro al verme vestida y lista para largarme.

-¿Se puede saber adónde vas?- dice echando a andar hacia mí- Pensé que hoy habíamos quedado en pasar el día juntos aquí.

Intento evitar los pensamientos secundarios que se crearon en mi mente con sus palabras.

-He quedado con Nick y se me había olvidado- le aparto a un lado para salir, pero me agarra del brazo- Dante, llego tarde, por favor...

Mi mirada se cruza con la suya verde y estamos tan cerca que detecto una chispa de algo raro en sus ojos.

-¿Nick?- asiento- ¿Tienes algo con él?

El tono de rabia añadido a su pregunta, me hace fruncir el ceño y tirar de mi brazo.

-No, solo vamos a intentar algo a ver si funciona y...- me paro en seco- ¿Y yo porqué te tengo que dar explicaciones de nada?- digo con mala ostia.

Salgo dando un portazo y llego con las mejillas rojas de la rabia a la puerta principal. Le digo la dirección al taxista y miro por la ventanilla cómo la figura de Dante se asoma por el balcón.

Intento evadir los pensamientos de que voy a hacer algo realmente malo y me enfoco en lo caballeroso y lo hermoso y bueno que es Nick. Es el típico hombre que necesito en mi vida, y no tengo duda de que si le doy una oportunidad, en serio no me dejará de lado.

Al llegar al local, pago con un billete de 20$ al taxista y me bajo. Entro corriendo y suspiro con una sonrisa cuando Nick me llama desde el fondo del local. Me acerco peinándome la melena rebelde como puedo y dando mi mejor sonrisa.

-Perdona el retraso- susurro dándole dos besos.

En cierto modo, no sé porqué le comparé en ese momento con Dante. Me resultaba raro no ver la barba creciente en la piel lisa de Nick. Le di por culo a Dante y me enfoqué en Nick.

Estaba guapo, había que admitirlo. Llevaba una camisa negra y unos pantalones blancos. Su pelo engominado estaba echado hacia atrás. Iba un poco demasiado formal, pero me ahorré mis propios comentarios.

-Espero que no hayas dejado nada importante para venir conmigo- me dice tras pedir los dos unos tiramisús y dos cafés.

Sonreí apoyando mi barbilla en mi mano.

¿Dante era algo importante? Bueno, supongo que sí. Somos amigos, mejores amigos, según él. Pero no sé si me conviene alejarme o seguir junto a él. Negué entonces y seguimos hablando de idioteces.

Era muy conversador y sacaba tema a cualquier momento. 

-Entonces, siempre has vivido sin tus padres- asiento y mi mirada sin expresión alguna se fija en su cara- ¿Nunca has tenido miedo de eso? ¿De que en algún momento de tu vida te falten?

Sonrío con cierta melancolía.

Le dije que no tenía miedo, cuando realmente me estaba temblando hasta lo que no tengo. Seguimos hablando de variados temas y han pasado dos horas cuando cierta tensión surgió entre nosotros cuando una pareja empezó a morrearse en la mesa de al lado.

Los fulminé con la mirada, pero la mirada de seriedad de Nick me hizo prestarle atención. 

-Te seré sincero- entrelaza las manos- No quiero que pierdas el tiempo aquí, conmigo. Yo quiero que vivas feliz, y que de vez en cuando vuelvas para contarme pedazos de tu historia. Esto es si decides que seamos amigos. Pero...- lleva su mano a la mía y la acaricia-... Sé que te haría muy feliz el estar conmigo de la otra manera. Claro que es si tu...

Se detiene cuando empieza a sonar un móvil.

Yo estaba tan cautivada por sus palabras que no me di cuenta de que era mi móvil, hasta que me fijé en la pantalla del teléfono. Número desconocido.

Estaba de números desconocidos hasta el mismísimo papo. Le pedí un segundo a Nick y éste, sonriendo, se puso a terminarse su postre. 

-¿Diga?- pregunté, pero al solo escuchar ruidos inexplicables, carraspee- ¿Diga?

Entonces, al ir a colgar, se me para la circulación al escuchar gemidos. ¿Gemidos? Sí. Cuando fui a colgar, pensando que era alguien que se había equivocado de número, fue cuando el destino decidió darme el primer golpe duro del mes.

Entre medias de los gemidos femeninos, destacó un claro gemido seguido de unas palabras que me hicieron apretar el puño izquierda bajo la mesa.

-Ahh, así Dante, dios... qué bien se siente...

Mi cara debe de haber cambiado de golpe, ya que Nick empezó a preguntarme si me pasaba algo, pero yo lo veía todo rojo.

¿Lo peor? Que no sé porqué me sentía así. Aunque me convencí a mí misma de que es porque el hijo de puta lo ha echo a posta, y me ha estropeado la cita. 

-¿Podemos quedar la semana que viene otra vez?- digo colgando y poniéndome de pie.

-Claro, ¿está todo bien?- le miro de golpe y me hago la misma pregunta.

Solo asiento y le doy un rápido beso en la mejilla para después salir corriendo del Starbucks. Cojo un taxi por los pelos y le digo la dirección del mayor hijo de puta de esta ciudad.

Se las iba a ver conmigo.


LA LISTA DE HANNAH✓Where stories live. Discover now