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Capítulo dedicado a @mariaklozano. Seguid votando y dedicando para seguir publicando y dedicando.

Maratón 2/2

Ruido.

Mucho ruido.

Relinchos.

Y gritos.

Me tapo los oídos porque literalmente no puedo aguantar todo este jaleo.

La mano de Dante agarra una de las mías, haciéndome gruñir pero lo agradezco cuando empieza a guiarme entre la gente, ya que me perdería en el intento de seguirle.

La cosa número treinta y siente en la lista de Hannah es apostar en una carrera de caballos. Y dado que ésta era para ambos, decidimos empezar bien el lunes.

Faltaba menos de una semana y media para que acabar el mes, y teníamos que ponernos manos a a la obra con todo esto.

Encontramos dos sitios en lo alto de las gradas y saco los dos prismáticos que compró Dante en la tienda de la entrada.

-¿Cuál dices tú que va a ganar, morena? - me susurra al oído, haciéndome cosquillas y me sonrojo, mirando a los caballos dentro de sus cuadros, preparados para salir a correr.

Entre cierro los ojos y capta mi atención uno con el número catorce.

-El catorce. El de la tela roja.

Dante devuelve la mirada y luego me vuelve a mirar con una sonrisa burlona.

-Morena, ese me sorprende que este participando.- le fulmino con la mirada.

-Ahora sabes de caballos- ironizo y su sonrisa se amplia más.

Aparto la mirada para no enamorarme más, si era posible, claro.

-El tres. Ese va a ser el mío- señala a uno con la tela del color amarillo.

Suspiro al ver el pelaje sano y brillante del caballo negro. En verdad lucía como un modelo junto al mío, que era banco y estaba en los huesos.

Pero aparenté seriedad y firmeza.

-Tienes cinco segundos para cambiar, morena- susurró observando el hombre pasar por la gente, recogiendo el dinero.

Apreté la mandíbula y moví la pierna nerviosa. No pensaba ceder.

Todos merecíamos una oportunidad, hasta los más débiles.

Observo a Dante apostar veinte por el número tres, y con tres cojones, apuesto cincuenta por el número catorce.

El hombre me miró con el ceño fruncido.

-¿Está segura, señorita?

Ignoro la risa de Dante y aprieto la mandíbula, mirando mal al señor.

-Sí , segurísima.

Éste encogió los hombro y siguió su camino.

Acabé ganando. Acabé chillando como una loca y tenía de vuelta los cincuenta dólares en mi bolsillo. Me burlé de la cara de derrotado de Dante y caminé entre la gente como una dama de honor, orgullosa.

Mentira.

Esa fue la fantasía que me hice en mente. En verdad el jodido caballo ni siquiera salió de lo que se llamaba la línea de salida. Sólo se quedó allí, plantado, a gusto con la vida.

Acabé perdiendo. Acabé suspirando como una deprimida por los cincuenta dólares perdidos. Dante se burló de mi cara de derrotada. Y caminé entre la gente con la cabeza gacha.

LA LISTA DE HANNAH✓Where stories live. Discover now