Capítulo 22 : ¿Quién fue?

1.6K 120 1
                                    

Lúego de dos días, aquel hombre había despertado, y se encontraba en un búen estado.
Cómia, bebía y dormía lo nórmal.

Pensé que ya era el momento de hablar con él.

-¿Cúal es tu nombre?- Pregúnte una vez que estúve a su encúentro. Aquel hombre se encontraba en su cama, aún parecía abrumado.

-No lo recúerdo, señor.- Respondio.

Me lamenté.

-¿Sabes qué te ocurrío?- Pregúnte

-Lo siento, no. - Se negó. -¿Quién eres?- Pregúnto.

-Soy el principe Mústafa.- Le respondí. -Necesitó que me ayúdes, por favor, haz memoria.- Pedi. -¿Conoces a mi hermana? La súltana Efne.-

-No sé quién es. - Se negó. -Siquiera sé mi nombre.- Se estaba poniendo nervioso.

Decidí dejarlo descansar, se veía algo abrumado.

Entre a los aposentos de Bayaceto, allí estaba Selin.
Me alegró de que se llevaran bíen, gracias a Efne, ellos están únidos.

- ¡Debemos saber que le ha pasado a ese hombre! - Exclamó Selin cúando le conté lo súcedido.

- ¿Recúerdan que Efne siempre estaba con un guardía? Él era cómo Sumbull, pero creo que su nombre era Emir.- Pensó en voz alta Bayaceto.

- Sólo esperemos unos días, hermanos.- Díje. - Debemos conservar la paciencia.-

Narra la súltana Efne :
Hace tres días me encúentro presa en un tipo de cúartel.
Me preocúpa mi bebé, y Emir.
¿Acaso ellos estarán bien?

-¡Aquí tienes tú comida!- Gríto un hombre arrojandome un pedazo de pan al súelo. -Oh, cierto, tú eres una súltana ¿Debo darte de comer?- Se búrlo.

-Oh cierto, tú eres un hombre que quiere estar en mi posición, por lo tanto comete delitos sólo por dinéro.- Díje intentando ofenderlo, aunque lúego me arrepentí. No debí decirle eso, aunque él me tratase mal.

-¡Estúpida niña!- Gríto ,pegandome .

Y se retiró.

Ahora sí que nadíe me podría encontrar, ni síquiera el mismo súltan.

5 meses después:

Todos los días entraba a los aposentos del guardía a pregúntarle síempre lo mismo :"¿Conoces a la súltana Efne?" Y su respúesta siempre era un "No".

Está mañana desperte sin esperanzas, y realize la misma rútina de siempre, aunque no le veia nada de sentido. Era inútil que aquel hombre recordase a mi hermana, sí ni siquiera sabía quién era.

Entre a los aposentos del hombre,y él estaba parado observando por la ventana, e veía pensativo.

-¿Hola?- Pregúnte.

-¡Principe Mústafa!- Salúdo algo sorprendido.

-Buenos días.- Salúde de malas energías.

-¿Recúerda que ústed todos los días pregúntaba acerca de su hermana?- Pregúnto.

-Sí, lo recúerdo.- Asentí.

-Yo también.- Díjo algo apenado.

-Dime que recúerdas.- Pedí tratando de no sonar tán intimidante.

-Soy Emir, el guardía persónal de la súltana Efne. - Díjo. -Hace aproximadamente dos o tres meses, recivimos una invasión al palacio, y...-

Tardo algúnos minútos en contarme lo que súcedia, hasta qué llegué a una conclusión: Alguién había planeado este cometído.

Debía descúbrir quién habrá sido aquella persona, y ¿Quién haría algo cómo esto? Efne es la mejor persona que he conocído en mi vida.

-¿Recúerdas quién te dijo qué atacaban castillo?- Pregúnte a Emir.

-Sí.- Afirmó. -Es Ethum.-

Ya sé a quién debo interrogar ahóra. Aquél estúpido hombre tiene qué ver con la desaparición de mí hermana. ¡Yo mismo lo matare!

Entré brúscamente al calabozo en el cúal él se encontraba desde qué Emir está aquí.

-¡Díme en dónde tienes a Efne!- Gríte enfurecído tomandole de las prendas.

Por un momento, me sentí mi hermana Bayaceto... Tán.... Tán impulsivo, pero ¡Lo comprendo!.

-No sé nada acerca de la súltana,principe.- Díjo asútado. -Yo no sé que le habra ocurrido. -

-¿Con qué no sabes?- Pregúnte sárcasticamente. -¡Estúpido animal, ya me diras!- Dí una breve pausa. -Estoy dispuesto a matarte.- Estaba tán sólo a unos céntimetros de su rostro, para formar más tención, saque un cuchillo.

-¡Mateme!- Afirmó. -¡No diré una pálabra!- Dí un súspiro brusco. -Ya lo mataran, y esa será mi venganza.- Comenzó a reirse brúscamente.

Tomé mi cuchillo, y estúve dispúesto a clavarselo en su pierna. En ningún momento lo matare, sólo hare que sufra, hasta que confiese.

En su pierna, quedo una hérida algo profunda, cómo no quería que muera -No es que me apiade, claro que no.- llamé a los médicos para que curaran a el infeliz.

Salí del calabozo, y fuí a mis aposentos, estaba sudando, lo notaba.

Al ingresar, estaba mi hermano Bayaceto esperandome. ¿Ahora que le dire? Sí le digo qué ese estúpido tiene que ver con la desaparición de Efne, él no dúdara en matarlo.

-¿Por qué estas así,hermano?- Pregúnto viendome de pies a cabeza.

-Estaba entrenando.- Mentí, esperó haberlo hecho bien.

-Estúve en el jardín, y no te he visto.- Díjo sospechando.

-Qué extraño.- Hice gestos para qué creyera que pensaba.

-Cómo sea. Tengo noticias de mi hermana.- Dijo felíz.

-Díme.- Esperaba qué no hablara de aquel hombre.

-Se díce que está cautiva muy cerca del palacio ocúlto.- Tenía una sornisa esperanzada.- Y también, sé quién es el responsable.- Ahora aquella sonrisa, se borro de inmediato. Ahora había irá.

Si Bayaceto se entera de quién fue, lo matará, y ya no tendremos más pistas acerca de Efne.

Alá, ayúdame.


La sultana Efne ||Where stories live. Discover now