Episodio 10 - Say feelings

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Episodio 10 - Say feelings

La coronación de un nuevo rey, a pesar del derroche y la fanfarria, nunca es un evento carente de dolor pues siempre es precedido por la muerte de su antecesor. Sin embargo pocas coronaciones se vieron rodeadas de tanta tristeza como la del príncipe Damián que en esos momentos se encontraba encerrado en compañía de su esposa a la espera del amanecer. Ambos acostados sobre el lecho sin prenda alguna y aferrados entre sí de manera que no sabían dónde comenzaba uno y terminaba el otro.

La noche anterior habían hecho el amor con toda la necesidad y el desespero que saberse lejos les había atormentado, sin embargo al terminar y bajo la cariñosa mirada de su esposa Damián finalmente dejo caer sus defensas derrumbándose en sus brazos y dejando salir todo el dolor que la pérdida de su padre le provocaba. Aquel muchacho que no lloraba desde la partida de su madre a los diez años sollozaba a la luz de la luna en los brazos de la joven que sin querer se había convertido en la mujer de su vida.

- No soy como padre. - le confeso el muchacho ante los primero rayos de sol que se colaban por la ventana, los dedos curtidos por la batalla acariciaban perezosos la columna vertebral de su pareja causando una sensación agradable en su piel.

- No, no lo eres. - fue la escueta respuesta de Rachel que se presionó aún más contra su amado. Porque en cinco años habían pasado de ser completos desconocidos a amarse profundamente. - Eres mejor.

- ¿Eso es lo que crees? - pregunto él sin emoción, cansado pero firme. Damián siempre se caracterizó por una actitud engreída y visceral; pero bajo la sombra de un padre y una familia de abolengos impresionantes era difícil no vivir exigiéndose la continua perfección.

- Estoy segura. - contesto y le beso con cariño, intentando transmitirle en aquel toque todo su sentir y pensar. Rachel deseaba que de ese modo Damián lograse verse a sí mismo de la forma en que ella lo veía, más allá del príncipe heredero de un reino demasiado imponente para cualquiera, o el guerrero experimentado capaz de arrebatar más vidas que la propia muerte en el campo de batalla.

Ella veía a Damián, el muchacho que le enviaba flores a su madre cuando esta yacía en cama enferma, aquel que le acompañaba largas tardes en la biblioteca mientras leía o le ponía su capa sobre los hombros cuando paseaban en el puerto con Jon. Se había enamorado del verdadero Damián, no del príncipe o el soldado; sino del hombre que le hizo el amor en su noche de bodas y le protegía con esmero mientras se encontraba en cinta, del Damián que le cantaba por las noches a sus hijos en aquella lengua del desierto que aprendió de Talía y que aunque se negaba a expresar su amor en palabras lo hacía mediante el brillo de sus ojos esmeralda cada vez que le observaba en silencio.

- Te amo. - Le confeso él en un susurro y los ojos de Rachel se llenaron de lágrimas sin poder controlarlo. No esperaba semejante declaración y menos aún en un momento como ese.

- Te amo. - Dijo ella de vuelta sintiendo que las palabras no eran suficientes para expresar todo lo que en realidad sentían el uno por el otro.

Hicieron el amor una vez más antes de que los sirvientes llegaran a prepararles y aun entonces les parecía que no era suficiente. Su vida no había sido fácil, su compromiso y relación mucho menos, pero a ambas aves enjauladas los dioses les habían bendecido. A pesar de sus inicios se les permitió encontrar el amor y ello ni el peor de los enemigos podría arrebatárselos.


Historia de un reinadoWhere stories live. Discover now