Capítulo 15: Preparar

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"Es de esas cosas que jamás esperas que te sucedan, y que cuando pasan, te lamentas diciendo: ¿Por qué a mí? Pero era el momento de enfrentar todo lo que se me pusiera en frente. Debía dejarlo todo y vivir una asquerosa vida detrás de unas rejas altamente custodiadas por guardias con grandes y pesadas armas, guardias con miradas tan poco amigables que, dejaban claro que le volarían la cabeza a cualquiera que desafiara su autoridad, sin titubeos."

Dato curioso acerca del libro que había comenzado a leer: fue escrito desde una prisión, lo cuál lo hacía mucho más interesante y fascinante.

12:30 p.m.

Aeropuerto de Keflavík, Islandia.

¿Qué puedo decir? ¿Cómo explicar la sensación? ¿Cómo representar con palabras lo que sentí al llegar a ese lugar? Imposible, simplemente imposible.

Caminaba yo ligeramente adelantado de Kristjana, deseaba salir ya del aeropuerto y empezar a conocer cada paisaje, respirar el aire puro de Islandia, y mi compañera me observaba muy orgullosamente, sabía lo mucho que había trabajado por llegar a ese lugar.

Habían pasado ya más de veinticuatro horas sin que yo pegara ojo, y aún no tenía la mínima gana de hacerlo, realmente quería conocer ese mismo día el país entero, pero rápidamente recibí una reprimenda de cierta chica, que prácticamente me obligó a descansar.

Nos transportamos hasta la casa de los padres de Kristjana, en la cual nos hospedaríamos durante los tres meses de estadía, en una hora o menos llegamos.

—Mi pequeña Kris, bienvenida seas, no sabes la alegría que me causa el volverte a ver. —replicó el padre de Kristjana al vernos en la puerta—. Pasa adelante; ¡Oh! Y bienvenido joven, usted debe ser el amigo de mi hija, pase y siéntase como en su casa.

Fue extraño el hecho de que el señor hablara español, pero según me contaba Kristjana, su padre tenía un alto puesto en una organización de naciones europeas y hablaba más de siete idiomas, solamente.

La casa era bastante grande, blanca completamente, era más como una mansión, con un enorme jardín, se veía bastante sudor, trabajo y dedicación en ella, lo cual despertó mi admiración por aquel señor.

Fueron noches de noches las que me quedé hasta tarde aún después de un día de tour y viajes a través de toda Islandia, me quedaba a escuchar las historias de Gunnar, ese era su nombre. Tenía tanto para contar, me impresionaba cada vez más de lo mucho que me faltaba por aprender acerca de Islandia y lo estaba logrando gracias a él.

Eran noches fascinantes, llenas de aprendizaje y nuevas historias, sin embargo, llegó a mis oídos una de ellas que habría querido que fuese ficticia.

La historia de una pequeña chica islandesa de corta edad, que tenía mucho por vivir y ofrecer al mundo, pero que su situación de salud no se lo iba a permitir.

De cierta forma, yo esperaba recibir esa noticia tarde o temprano, lo veía venir, pero de su propio padre, volvió aquella situación un tanto más dura. Lagrimas sobraban esa noche, mientras Kristjana dormía profundamente en su habitación en el segundo piso, Gunnar y yo nos ahogábamos en la incertidumbre y la tristeza. Pues sí, aquel gran hombre tendría que ver partir a su pequeña hija una vez más, pero esta vez tardaría mucho más tiempo en volver a verle, y yo, que no tenía más de un año de conocerle, tendría que dejarle partir también y si yo me sentía impotente, inútil e incapaz de poderle ayudar, no imagino la ola de sentimientos parecidos a este que tendría su padre en mente.    

Caminos de Luz y TintaWhere stories live. Discover now