Capítulo 17: Final

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"Es como volver a nacer, es un ambiente completamente distinto; inexplicable la manera en la que mis pulmones se llenaban de ese aire de libertad y con aroma a un nuevo comienzo..."

El libro que compré antes en el aeropuerto estaba a punto de acabarse. Lo extraño era que, la escritora no había revelado los motivos por los cuales había acabado en prisión, ella solamente describía su paso por ella, con lujos y detalles. Dejaba cierta inquietud por saber que la llevó a escribir una obra como aquella.

6:30 a.m.

Aeropuerto de Keflavík

Islandia

Abordé el avión que me llevaría de regreso a mi querida y extrañada Verleda, claro que eso significaba abandonar el lugar de mis sueños y volver a la rutina; yo lo sabía, yo ya sabía que posiblemente no volvería y si me iba en ese momento me dolería en el alma no haber podido regresar a casa con un recuerdo más allá del llanto y la tristeza de volver solitario, una vez más.

¿Qué si me dolió la muerte de Kristjana? Dolor no es la palabra correcta. Encajaría mejor asombro, estado de shock, imposible creer lo que había pasado, pero en cierto modo mi mente lo empezó a comprender poco a poco sin tener que obligarme a hacerlo, sin embargo, creo que parte de mi se sentía feliz, tranquilo y aún acompañado, parece que la última charla que pudimos tener Kristjana y yo me dejó en el fondo del corazón una parte de ella que llevaría siempre conmigo, y ni la muerte ni ninguna otra circunstancia podrían hacerme creer que ella se fue del todo.

Kilómetros y kilómetros de agua y tierra veía pasar por mi ventana mientras me trataba de concentrar en terminar el libro antes de llegar a casa, y es que era difícil asimilar todo aquello que sucedió países atrás.

"A estas alturas de mis palabras, muy probablemente se estén preguntando: ¿Qué hizo esa mujer para acabar en prisión?

¡Vaya adivina! Justo lo que me estaba preguntando.

"Nacer... eso fue lo que hice... La desdicha de nacer en una familia adinerada me trajo hasta acá"

La escritora empezó a contar su historia desde recién nacida, evidentemente. No sabía como acomodaría sus ideas en las escasas quince páginas que le quedaban al libro, mismas que no pude terminar de leer en el avión, ya que el sueño me venció lentamente hasta que mis ojos desaparecieron entre mis párpados por completo...

El aterrizaje fue un poco brusco, era de noche y por un momento perdí la tranquilidad al despertar de golpe, pero todo había salido bien, había llegado a casa por fin.

Lo menos que quería era caminar, así que tomé un taxi en cuanto salí del aeropuerto, todo por terminar de descansar y al fin sentirme con los pies sobre la tierra, literalmente.

Mientras el chófer conducía a velocidad intermedia, volteé a mirar mi equipaje; sobresalía el libro de aquella autora desconocida por entre la bolsa pequeña de mi maleta. Aun quedaba camino, así que decidí tomarlo entre mis manos y acabarlo de una vez por todas.

"Quiero pedir perdón, y sé que muy probablemente no sea de utilidad para muchas personas leer estos últimos párrafos de mi libro que he escrito con tanto cariño, pero espero me disculpen, debo hacerlo. Quiero pedir perdón a esa persona con la que alguna vez compartí momentos importantes de mi vida, a esa persona que muy probablemente piense lo peor de mi por abandonarle de la nada, quiero pedirle perdón a la persona que alguna vez se enamoró de mi y de la manera más tosca y extraña desaparecí de su vida en un abrir y cerrar de ojos. De verdad te pido perdón, ahora sabes la razón de mi partida."

¿A quién le estaba pidiendo perdón?

No podía despegar mis ojos de aquellas líneas aún cuando el taxi llegó a mi destino. Concentrado en cada palabra le pagué dinero de más al taxista y me bajé mientras acababa de leer y le agradecía vagamente al chofer.

"Aún no sabes donde encontrarme, así que no espero que lo hagas, yo lo haré"

Me detuve en la penúltima línea e hice una recapitulación instantánea en mi cabeza del libro que estaba a punto de acabar.

El libro fue escrito en prisión por una chica que lo había perdido todo a causa de su familia. Su padre, un multimillonario fundador y cofundador de muchas transnacionales el cual resultó participe de procesos fraudulentos relacionados con su fortuna. Su madre y sus hermanas, cómplices directas del fraude. El único que no recibió pena alguna fue su hermano, el cuál se desprendió de aquella fortuna por voluntad propia y al final se comprobó que no estaba vinculado a ningún delito. Y ella, finalmente, salió libre después comprobarse su inocencia y desconocimiento de todo aquel altercado en el cuál su familia estaba involucrada.

Además de esto, el sueño de aquella autora era el ser escritora reconocida y aunque existen miles y miles de historias con esta temática, ese párrafo de perdón final le dio un toque que ningún libro que había podido leer tenía.

Un párrafo que parecía hecho a la medida... para mi...

Terminé de leer y ahí lo entendí...

"Estaré cada noche frente a tu puerta, hasta el día en que pueda tocar tu hombro y pronunciar palabras que solo tú podrías reconocer...

Atentamente

-Melanie Morton"

Suaves dedos sobre mi hombro se posaron segundos después de acabar la línea:

—¿Tienes un momento? ¿Hombre de negocios?

Con voz temblorosa, quebradiza y sollozante, pronuncié:

—... ¿Mel?

Y en ese momento, la espera había acabado...

Continuará...

Caminos de Luz y TintaWhere stories live. Discover now