Regalada al Mafioso [01]

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—Emma ya no puedes seguir haciéndote esto —susurro para mi misma tratando de consolarme.

—Tienes que seguir con tu vida, es lo que papá quisiese — continúo diciéndome al mismo tiempo que mi vista recorre el parque donde me encuentro.

El objetivo de la salida era una caminata relajadora, para alejar todos los pensamientos malos de mi cabeza. Alejar cualquier pensamiento que me haga entrar en una depresión, no puedo volver a caer, claro que no.

Mi vista una vez más recorre el parque, soy consciente de ser la única persona aquí. Las farolas y alguna que otra luz neón lo iluminan, dándome una vista nocturna muy bonita de el.

Ningún auto pasa y mucho menos alguna persona.

Hace un poco de frío, ya que son alrededor de las diez de la noche. Nadie saldría de la comodidad de sus casas para venirse a sentar en una banca donde tu eres la única compañía, con un frío tremendo y con riesgo de que te asalten o cualquier otra cosa.

Claramente esa persona soy yo...

La muerte de mi padre es lo que me ha hecho sentirme muy triste y desganada últimamente. Pasar al frente de la habitación que compartía con mi madre no hace más que pequeños recuerdos ronden mi cabeza, de como todo era perfecto antes de que muriera mi madre. Fué muy costoso para mi padre poder animarme, me cuidaba como una niña pequeña, le gustaba ver películas conmigo aunque se durmiera a los diez minutos empezada la película. Todo eso quedó en el pasado, primero mi madre y ahora mi padre. Ya no lo miraré cada mañana con una taza de café en sus manos mientras leía el periódico, que antes de irse me decía “Que te vaya bien en la escuela” y me revolvía el pelo con suavidad solo para hacerme reír.

Se acabó.

Nuestra familia compuesta por tres personas ya no está. Ahora todo será diferente, yo tendré que apañarmelas sola.

Agradezco a mi padre que no tendré que trabajar, dejó una gran suma de dinero para mis estudios y que me podrían mantener durante un largo tiempo. De igual forma tendré que buscar uno solo para distraerme.

De vuelta al parque, siento como el frío cada vez va aumentando y mis manos comienzan a congelarse, tiemblo un poco debido al frío y me doy cuenta que ya es hora de regresar.

Con tristeza me levanto de la banca y comienzo a caminar a la salida del parque.

En la calle emprendo mi rumbo a mi casa y camino con rapidez.

Cruzo la calle y ya casi estando cerca  saco las llaves de mi bolsa trasera de mis pantalones.

Jugando con ellas se me caen y me vuelvo a recogerlas. Cuando me agaché para tomarlos veo un auto viniendo a toda velocidad por la calle, con los nervios de punta empiezo a caminar de nuevo y me niego a girar para ver que sucede con el auto.

El auto me pasa y doy un respiro de alivio. — Se le pasarían las copas... — ruedo los ojos.

Miré mi casa a lo lejos y me suspiré aliviada. Había llegado sana y salva.

Me detuve en la entrada de mi casa y me quedé viendo la calle... El auto de hace unos instantes se encontraba estacionado en media calle. Me regresé a la acera y trate de agudizar mi vista para ver al conductor. El auto aceleró de pronto y venía a toda marcha. Para cuando reccione de irme el auto se encontraba de frente y de él salieron dos hombres con capuchas negras, uno de ellos me agarró por detrás al querer huir y el segundo tapo mi nariz con un pañuelo.

Con pataleos y queriendo gritar traté de zafarme de ellos inútilmente porque segundos después mis ojos se comenzaban a cerrar lentamente.

[...]

Despierto y abro mis ojos con lentitud, mi cuerpo lo siento pesado y parpadeo varias veces para aclarar mi vista.

Cuando soy conciente de lo que está sucediendo me desespero.

— Bella durmiente, al fin te despiertas... — mi corazón comienza a palpitar muy fuerte al escuchar eso viniendo del hombre que conduce. No trae la capucha y trato de memorizar su rostro.

Giro mi cabeza y veo al hombre que viene a mi lado resguardandome, él sí trae la capucha. Veo al otro hombre con la misma capucha en el asiento del acompañante.

Tratando de mantener la calma y no llamar la atención comienzo a pensar de cómo salir del auto.

Miré la puerta y agarré la manija para abrirla. Con mi vista fija en el hombre de al lado

-Ni lo intentes, la puerta tiene seguro -dice el hombre que viene en la parte de atrás conmigo.

La veo una vez más, y si tiene seguro, son tan tontos porque bien podría quitárselo y salir de ahí rápido.

Eso fue lo que hice, quité el seguro en un movimiento rápido y salí. Por suerte no me llevé un gran golpe.

El auto frenó y supe que tenía que salir huyendo.

Corrí un poco pero no pude, ellos fueron más rápido que yo y me pudieron atrapar.

—¡Sueltenme! ¡Ayuda! —gritaba y pataleaba.

—¡Callate! — ordenó uno de los hombres.

—¡Sueltenme! ¡Ayudenme! — volví a gritar.

—¡Qué te calles! — uno de los hombres estampó su mano en mi mejilla.

El dolor de aquel golpe fue muy fuerte pero en ese momento no pensaba en nada más que huir.

—¡Ayu... — no pude terminar ya que otra vez me golpearon.

—Hay que ponerla en el baúl, no aguantaré sus berrinches en todo el camino — uno de ellos daba las órdenes.

Uno abrió el baúl del auto y el que me llevaba me metió sin ningún cuidado. El espacio era reducido, intenté salir pero ya era muy tarde, me habían encerrado.

Golpeé el baúl pero no hacia más que hacerme daño, igual ya no podía hacer nada. Dejé de golpear el baúl y sólo me dedique a estar en silencio.

Ya no aguantando más el calor que hacía en el baúl, hice una completa tontería. Y porque era una tontería, me puse a gritar sabiendo que nadie me estaba escuchando, bueno sólo los hombres en el auto.

—¡AYUDA, AUXILIO! ¡SAQUENME DE AQUÍ! — dije y golpeé el interior de el baúl.

—¡YA NO AGUANTO ESTAR MÁS AQUÍ!¡SAQUENME! — volví a gritar inútilmente.

—¡AYUDA!¡SAQUENME DE AQUÍ!

Lo que recibí en respuesta fue un frenazo y el auto siguió avanzando.

— Emma ten calma —dije para mi misma.

No queda más que esperar. Siento miedo. Jamás había estado en una situación así.

Se supone que las cosas iban a mejorar, jamás pensé que iba a hacer secuestrada. Mi mente piensa muchas cosas al respecto de que me puedan hacer, sólo puedo pensar en las cosas malas.

Regalada Al MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora