Regalada al Mafioso [08]

25.4K 1.2K 41
                                    

— ¡Claro que no! — grité exaltada —¡Me niego! — negué repetidas veces con mi cabeza y tratando de encontrar una solución a nuestro problema. Me giré para ver a Malcom.

— No me culpes a mí — se encogió de hombros bastante divertido por la situación —. Hay mucho espacio para los dos — señaló la cama —. No hagas más berrinches, por favor. No, ahora, estoy muy cansado — pasó una mano por su cabeza y dió un suspiro para irse.

Lo ví alejarse y salir dando un portazo.

¡Hay una sólo cama! ¡Una cama! Es algo lógico que tiene que haber una cama pero, no quiero dormir con Malcom, los dos durmiendo juntos no va conmigo.

Oh claro, no puedo hacer tanto drama, lo sé. Pero no se acuerdan de lo que dijo anteriormente. Si intenta algo conmigo, no lo conozco, no conozco sus intenciones. Aunque no me ha demostrado ninguna mala intención. ¿Entonces? ¿Debería dormir con él y poner una barrera de almohadas para que nuestros cuerpos no se rocen? No sonaba mal.

— Casi se me olvida — entró Malcom, haciéndome sobresaltar por su repentina aparición —. Hay una fiesta hoy, van a estar varias personas importantes y vendrás conmigo — lo miré de mala gana. Igual si hubiera dicho que no estoy segura que al que sea a empujones me haría ir. Asentí —. Ponte algo lindo, que te haga ver más hermosa de lo que eres — me guiñó un ojo.

¿Este chico era bipolar?

Le iba a preguntar cómo voy a ir a la fiesta, si no tengo que ponerme. Él se dió cuenta de su error.

—Todo lo que estés pensando, se va a resolver — sonrió, dejándome ver su dentadura y sus ojos achicados. Traía algo en mente. Antes de poder articular alguna palabra tocaron la puerta —. Ven conmigo.

Lo seguí hasta llegar a la puerta. Él abrió la puerta y una linda chica con una gran sonrisa y perfectamente arreglada esperaba detrás de la puerta. Debo admitir que era muy linda.

La chica saludo con un ademán e hice lo mismo, no entendía nada.

— Emma ella es Marisa. Marisa ella es Emma — nos presentó, Malcom.

—Hola, es un gusto conocerte —me saludó, sin quitar la sonrisa de su cara. Basta, debía quitarla o me daría miedo.

—Igual — me limité a decir. Miré a Malcom sin entender nada.

—Antes de cualquier cosa, ya me la llevo, no debemos de perder tiempo — Marisa estiró su brazo atrapando al mío y sacándome al pasillo —. Adi... — las palabras de Marisa fueron interrumpidas por Malcom.

—Marisa, ven un momento — Malcom se alejó a unos pasos de nosotros y Marisa sin entender se acercó a él. Malcom le susurro algo en el oído a lo que ella asentía —.Bien pueden irse — miró a Marisa y luego a mí — Que se diviertan — iba a preguntar de qué se trataba todo esto cuando él cerró la puerta en mis narices.

Me quedé ahí, viendo la puerta.

—Vamos, tenemos muchas cosas que hacer — Marisa volvió a hablarme y me arrastró con ella.

No puse objeción. Me dejé llevar.

[...]

Estoy súper cansada. Mis piernas ya no dan más, todo mi cuerpo quiere descansar.

Marisa me llevó a todas las tiendas que hay en el centro, algunas hemos entrado y no compramos nada, en otras si. En cada mano llevó 4 bolsas y todas llenas de ropa, ropa que me queda súper linda y algúno que otro vestido para escoger. No me quejo en esa parte.

Mire una banca y no dude ni un segundo de ir a sentarme. Puse las bolsas en el piso y me senté. Arqueé mi espalda y dejé caer hacia atrás mi cabeza para descansar. Se sentía tan bien.

Regalada Al MafiosoWhere stories live. Discover now