Regalada al Mafioso [05]

29.5K 1.4K 58
                                    

Llegué a mi habitación y me tumbé en la cama.

Estos días había estado pensando mucho en Emma. No tenía cabeza para otra cosa que saber por qué llegó a mi vida de esa manera y por qué su rostro me era familiar.

Di varias vueltas en la cama tratando de dormir y no seguir pensando en ella.

Ya llevaba un buen rato despierto y entre tanto que me novia de un lado a otro pude quedarme quieto. El sueño me comenzó a atacar.

Mi mente ya estaba desconectada del mundo exterior y me sentía tan relajado.

Un ruido me hizo despertar de mi pequeño trance. Dilate en caer en cuenta que alguien estaba llamando.

Con lentitud y sin ganas de atender tomé el teléfono.
—¿Diga? — contesté con voz ronca.

-— Señor, salga de su casa ahora. Un auto lo espera afuera. Tenemos una emboscada y son más que nosotros — habló uno de mis hombres bastante preocupado y agitado.

Salí de mi cama y busqué mis cosas.

— ¿Dónde están?

— Justo en la entrada. Tratamos de detenerlos pero apenas y somos tres los que quedamos.

Carajo.

— Ya deben de estar ahí, salga lo más rápido que pueda — agregó él.

Con todo listo salí de mi habitación y me dirigí a la de Emma.

— ¿Quién se atrevió hacer esto?

Entré en su habitación dando un gran portazo.

— Fue Sebastian, sus hombres están... —se escuchó un disparó y la llamada se cortó.

—Hijo de puta — dije entre dientes.

Guardé el teléfono y saqué mi arma.

— Emma, levántate — la jale y la removí varias veces.

Ella no se movió.

— ¡Maldita sea, Emma! — la volví a remover.

Ella balbuceó cosas sin sentido y me harté.

No tenía tiempo.

Disparé mi arma al aire y ella se levantó rápidamente mirando a todos lados asustada.

Su vista rápidamente se encontró en mi silueta.

— ¿Qué te pasa? ¡Estas loco! — dijo con mucho enojo.

— Si te quieres quedar aquí a que te maten, por mi no hay problema — le digo tranquilo.

Me miró confundida.

— ¿De qué hablas? — pregunta saliendo de la cama.

— No hay tiempo para explicaciones — la agarré del brazo y la jale conmigo.

— No entiendo nada... Para que duele — dice y la suelto.

Vaya que esta niña no captaba las cosas a la primera...

— ¿Qué parte de que nos quieren matar no entiendes? — me volvería loco —. Tenemos que salir de aquí si no quieres ser un cadáver muy pronto — tomé su mano —. Asi que vamos.

Esta vez no puso nada de restricción y caminó conmigo.

Bajamos las escaleras y busqué las llaves de mi auto en la cocina.

Estoy muy seguro de que el auto que mis hombres tenían para mi, ya no está.

Cuando encontré las llaves estaba a punto de dirigirme a la salida cuando un disparo atravesó la ventana y dió en la pared. Unos cuantos pasos más y sería hombre muerto.

Regalada Al MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora