- Señorita todo está listo - una de las enfermeras del hospital entró al cuarto. - Aquí está su ropa. El señor Nate dejó esto para usted. La dejaré sola para que se cambie -. Dejó la ropa y un sobre en la cama y cerró la puerta al estar fuera.
Con mis pasos lentos agarré el sobre en mis manos temblorosas. Lo abrí lentamente y lo vacíe sobre la cama.
Puse mis manos en mi boca para ahogar mis sollozos, mis lágrimas empezaron a caer desenfrenadamente cayendo en la sábanas.
Tomé el cheque en mis manos y con toda la ira lo rompí en pequeños pedazos. Mi silencio estaba siendo comprado y no lo permitiría, de verdad creía que quería dinero. No lo nesecitaba, no nesecitaba nada de ellos. Yo era autosuficiente y no me dejaría engañar. Ya sabía que la actitud de chico bueno no era tan confiable.
Agarré los pedazos de papel y los tiré al retrete, me dolía claro que me dolía. Desconfiaron de mí pensando que todo esto lo hice por dinero. Di una última mirada a los pedacitos dando vueltas y salí del baño. Cambié la bata que tenía puesta por mi ropa recién lavada, puse las medicinas en las bolsas de mi suéter y salí de la habitación.
Con la frente en alto salí del hospital sintiendo el clima frio. Di miradas a los lados y sin pensarlo dos veces empezé a caminar.
- Señorita Emma - paré y giré para ver a la persona que me llamó.
- ¿Quién eres tú? -mi mirada recorrió al hombre elegante frente a mí. Se acercó un poco más y retrocedi.
- Esperé, no se vaya. - antes de que dijera otra palabra comenzó a hablar. - Me mandaron a recogerla, no puedo decir su nombre. Mi orden es llevarla a casa.
-¿Te envío Nate? Si es así, dile que mis pies aún funcionan y no nesecito nada de él. - Lo dejé atras y seguí caminando.
- No puedo dejar que se vaya sola, déjeme llevarla. Le puedo asegurar que no me envió ningún Nate.
- Si no fue él entonces quién - dije con curiosidad.
- No puedo decirle.
- Adiós.
- Está bien le diré - lo miré. - Solo si sube al auto. Se lo diré, solo suba.
Se miraba cansado y sin duda era de mi. ¿Cuanto tiempo me habrá esperado a que saliera? Eso sin duda se lo preguntaré. Terminé aceptando y subí el auto confiada. ¿Qué? Después de todo había sobrevivido a lo peor y esto no se comparaba a nada de lo que pasó.
- Fué Sara cierto - dije bajando las ventanas del auto.
- Sí. Dijo que serías una chica difícil pero nunca pensé que tanto. - me miró por el retrovisor.
- ¿Cómo está? La última vez que la ví fue hace mucho tiempo.
- Está muy bien. Ansiosa por verte de hecho. Su sonrisa se agranda cada vez que habla de ti.
- Espera... -Lo miré. Sus ojos, su rostro, su forma de hablar y su olor. - ¡Es tu madre!
Río. Una sonrisa se dibujó en su cara y sus ojos se achicaron. Tiene una hermosa sonrisa.
- Pensé que nunca te recuperarias. Te esperé por mucho tiempo. Pensé que habías muerto.
Fue mi turno de reír -. Ese sueño no se le cumplirá a nadie. Emma Collins seguirá en la tierra por mucho tiempo...
NARRA LEAH
- ¿Qué haces aquí? - preguntó mi hermano con molestia.
- Hey estúpido aquí está mi cara - le dije a uno de los amigos de mi hermano. Mi hermano lo miró de mala gana y él se alejó de nosotros golpeando el puño de mi hermano. - Vine a preguntarte sobre Emma ¿Dónde está? La fuí a ver al hospital y me dijeron que ya había sido dado de alta.
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Regalada Al Mafioso
General FictionMalcom Smith es un magnate y a la misma vez es el mafioso más temido, nadie se mete con el, a menos de que quieras ganarte consecuencias muy caras. Emma Collins, una chica universitaria con una vida aparentemente genial. Para ella no es así, las dos...