Capítulo 35: Estoy muy bien sin ti

93 8 2
                                    

No entiendo como conoces tanto de mi- Seguí mirando el cielo, mis brazos rodeaban mis rodillas- Y tampoco me interesa que me lo digas-

-A mí me parece que si te importa- Seguía mirándome- Sino fuese así estarías durmiendo tranquilamente en tu casa-

-Realmente me importa muy poco tu opinión- Trate de irme, pero no me dejo- ¿Qué rayos quieres? ¡Déjame en paz!-

-No… No lo hare… Te contare todo…- Me miraba fijamente- No es justo que me juzgues si no me recuerdas-

-Precisamente… Como no te recuerdo no tengo ganas de saber sobre vos- Continúe caminando-

Sentía como sus ojos se clavaban en mi espalda. Camine sin importarme nada. No entiendo que pretendía, si no lo recuerdo por algo será. Necesitaba que se aleje, que me deje tranquila. Odiaba la gente que se transformaba en una carga. Mientras caminaba concentrada en todas estas cosas se me ocurrió ir a visitar a Joaquín y desayunar juntos. Un par de pasos más atrás se escuchaba el llamado insistente de Martin, el chico que se estaba transformando en una molestia.

-Espera por favor- Cada vez estaba más cerca- Paula- Frene para sacármelo de encima de una vez por todas-

-¿Qué mierda queres de mí?- Lo encare, empujándolo- ¿No entiendes que no quiero saber nada de ti?-

-Déjame hablar contigo- Tomo mi brazo-

-No- Me zafe- No quiero volverte a ver… Déjame tranquila de una vez… Si te conocí y te olvide por algo será… Estoy muy bien con todo lo que me sucede- Aleje el brazo de su alcance, estaba a punto de volver a agarrarme- Estoy perfectamente bien con mi familia y mi novio- Le mostré mi cadenita- Déjame tranquila y has tu vida de una vez por todas-

Me fui sin darle importancia a todo lo que decía. Corrí lo más rápido que puede con tal de no volverlo a ver, aunque algo me decía que seguiría insistiendo. Cuando estuve lo suficientemente lejos camine más tranquila, buscando el camino a casa de Joaquín. Me había perdido un poco.

Cuando llegue a la esquina, donde había una panadería, decidí comprar algo para desayunar con mi novio. Lo que había vivido esa mañana ya no me importaba, pero tenía que contárselo a Joaquín. Seguramente cueste que me entienda, pero tiene que saber que no me importa nada más que él.

Llegue a la casa. Estaba todo apagando y no se veía movimiento. Me acerque a la puerta para golpearla, pero antes mire la hora. Las 10. Los padres deberían estar despiertos. Golpee la puerta esperando a que me habrán, mi sonrisa no se borraba.

-Hola Pau ¿Cómo estás?- La madre de Joaquín me abrió-

-Hola Mariza- La salude amablemente- ¿Joaquín?-

-Tu novio sigue durmiendo- La familia de Joaquín supo antes que la mía que estábamos de novios- ¿Quieres pasar a esperar a que se despierte?-

-Si- Le sonreí, ella me dejo pasar- Venia a regalarle algo-

-¿Y qué es si se puede saber?- La madre de Joaquín me conocía mucho y realmente nos llevábamos bien-

-Pues… Tenía ganas de prepararle un desayuno… ¿Te molesta que use tu cocina?- La mire media tímida, había ido muchas veces cuando éramos solo amigos-

-Por supuesto que no- Dijo con una amplia sonrisa- Siempre y cuando me dejes ayudarte- Asentí- Tengo un rato antes de tener que ir a trabajar… -

Nos dirigimos a la cocina a preparar el desayuno para Joaquín. Mariza estaba muy contenta con nuestra relación. Me conto que nunca lo había visto tan sonriente antes. Que vivía de buen humor y que siempre se preocupaba por hacerme pasar un buen rato. La hora para que ella se fuera a trabajar llego y me dejo en la casa silenciosa. Termine de preparar la bandeja. Subi las escaleras con cuidado, para no volcar, y fui directo a despertar a mi novio.

Entre con el menor de los ruidos, apoye la bandeja en la mesita de noche y me sente en uno de los lados de la cama. Comencé a besarle la frente, la mejilla, la nariz, una sonrisa asomo en su rostro, bese su boca y susurre:

-Buen día dormilón- Volví a besarlo- Es hora de que te levantes-

-Mmm…- Desperezándose, sin perder la sonrisa que se había apoderado de su rostro- No me despertare de este hermoso sueño-

-No soy un sueño tontito- Me sente en la cama apoyando su cabeza en mi regazo- Estoy aquí, soy de carne y hueso- me pellizque el brazo provocando que se ría-

-No te pellizques- Me beso el lugar en el que me había pellizcado- ¿Qué haces aquí tan temprano?-

-Vine a traerte una sorpresita- Sonreí- Siéntate bien- Me levante para tomar la bandeja- Mira lo que te prepare- Sonreí-

-Que rico- Se saboreó ante el desayuno- ¿Lo hiciste vos?-

-Sip… Vine tempranito a hacértelo- Sonreí- Tu mama se fue hace un rato… Cuando llegue estaba ella sola-

-Seguramente papa se fue a trabajar temprano- Tomo una torta y se la comió- Que lindo regalo que me hiciste- Me beso en la mano- Y me gusta mucho que estés aquí conmigo-

-Me alegro mucho que te haya gustado- Me sente a su lado- Ahora… ¿A qué hora vuelven tus padres?- Lo mire y mordí mi labio, sabía muy bien que lo provocaría-

-No seas así conmigo- Se tapó los ojos- Debo controlarme- Hizo que me ría- No hay nadie en casa durante todo el día- Me miro y tomo mi mentón- Se me ocurren varias cosas para hacer-

-Pero… Tus ideas tendrán que esperar…- Su carita de desilusión me mataba- Tengo que hacer un llamado para pedir que me cubran- Le guiñe un ojo mientras buscaba el número de Isa-

Hable un rato con mi hermana tratando de convencerla para que me cubra. Trate, trate y trate, pero no lo logre. Tuve que pedirle ayuda a Joaquín para convencerla. Cuando el hablo con ella se terminó por convencer de donde estaba y estaría el resto del día. Sentí un alivio cuando vi la sonrisa que salía de los labios de mi novio.

-Bueno… Ahora que tenemos el día para nosotros dos… ¿Qué hacemos?- Pregunto con su sonrisa implacable y abrazándome con la cintura-

-No lo sé- Aferrándome a su cuerpo- Quizás ver una película… Cocinar algo rico y después dar un paseo- Sonreí-

-Me parece perfecto- Mostrándome su sonrisa perfecta- Pondré una linda peli mientras terminas de ponerte cómoda- Guiño un ojo y sentí como el calor llegaba a mis mejillas-

Me recosté en su cama mientras él ponía una película romántica. Me mostro la caja del DVD que había puesto y era una de las películas más lindas: “Tres Metros Sobre El  Cielo”. Sabía perfectamente que me encantaba esa película, sonreí.

Se acostó a mi lado enredando su brazo en mi cintura y entrelazando nuestros dedos. Me beso una y otra vez. Una de las mañanas más lindas que tuve en tiempo.

Enamorada de mi mejor amigoWhere stories live. Discover now