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Al llegar al hospital, pregunté en la recepción por Ana. Me enviaron al piso 3, y al subir por el ascensor, junto a mamá, nos dirigimos a la habitación 37.

Ví enseguida a Cata con sus padres en el pasillo charlando con una enfermera. Me acerqué y la abracé con fuerza, luego saludé a sus padres.

-¿Qué pasó?- le pregunté mientras mi mamá hablaba con sus papas.

-Un auto la atropelló y se fugó dejándola en la calle... -murmuró llorando -Por suerte alguien la vió y llamó al 911-

La abracé y dejé que sollozara en mi hombro. Una para la otra. Siempre. Así era nuestra amistad. No podía creerlo, y menos que alguien la haya atropellado y haya huido... Un verdadero idiota.

-¿Está grave?- pregunté cuando se calmó un poco.

-No sabemos, estamos esperando al médico. La enfermera dijo que cree que no, pero yo necesito verla... Es mi otra mitad-

-Lo sé... Todo va a estar bien, vas a ver-

-¿Se sabe algo de la persona que la trajo?-

-No... Se fue y no quiso dar su nombre-  Respondió.

Nos sentamos un rato a esperar pero nadie aparecía, ningún doctor ni enfermera que nos diera alguna información.

Al ver que Cata no dejaba de comerse las uñas y que esperar así era un martirio, la invité a tomar un café en la cafetería del hospital. No creí que iba a aceptar, pero al parecer lo necesitaba tanto como yo.

Una vez sentadas en la mesa, el silencio nos invadió. No era incómodo pero yo no sabía si hablarle sobre el tema o de otra cosa...  No era muy buena para consolar, porque no quería ser invasiva, quería respetar sus tiempos.


-Te hice caso- murmuró de pronto Cata.

-¿En qué?- la miré confundida.

-En darle una oportunidad a mi chico...-

-Wow...- sonreí -eso y que le digas tu chico, me hace muy feliz- Rió por primera vez en la noche.

-Ya sé que tendría que haberte escuchado antes pero... Soy terca, ya sabes -asentí riendo -y ahora decidimos probar... Es una especie de relación pero no formal. Eso me aterra todavía- abrió sus ojos un poco.

-Realmente me alegro Cata, te mereces todas las cosas buenas de este mundo-

-Tú también amiga... Hablando de eso, ¿Cómo vas con los ataques de ansiedad?-

-Bueno... Mejor porque no los tengo tan seguido pero todavía la ansiedad está presente- ella me dedicó una sonrisa entre alegre y compasiva -no te preocupes, todo va  a mejorar para todas- intenté mantenerme positiva.

En mi cabeza me costaba no perder la calma, no dejarme invadir por la ansiedad arrolladora... Pero por mi amiga lo haría, una y mil veces.

Terminamos de tomar el café y volvimos a la sala.


En el pasillo la mamá de las hermanas nos comentó que había venido el médico pero que Ana seguía inconsciente y que había que esperar.

No eran noticias alentadoras.
Y para ser sincera, estaba aterrada.

Mi celular vibró y ví que eran las 6:17 am.  Era un mensaje de Felipe, deseándome un buen día y preguntándome como estaba. Me reí irónicamente en mi interior. Lo llamé, le conté la historia y él decidió faltar a la universidad y venir a acompañarme.

Apenas lo ví cruzar el umbral me acerqué y lo abracé. Llevaba unos jeans, un buzo gris y unas zapatillas blancas.

-Gracias por venir, te necesitaba- susurré contra su pecho.

-No es nada linda... ¿Estás bien?- murmuró mirándome a los ojos y tomándome el rostro entre sus manos.

-Mas o menos- murmuré mareada- dormí poco y estoy muy asustada-

-¿Comiste algo?-

-Tomé un café... No tengo hambre-

-Entiendo... Tranquila, vas a ver que Ana va a estar bien-

Lo volví a abrazar y el sentir su perfume me tranquilizó un poco.

-Ven, te voy a presentar...-

Él conocía de vista a Ana y Cata pero no a su familia. Mi mamá por suerte se había ido a trabajar... Y digo por suerte porque no estaba lista para presentaciones. Ella amaba criticar y yo no quería que opinara de lo que más feliz me hacía últimamente. 

La presentación fue un poco vergonzosa ya que no sabía como decirle a Feli...  No éramos novios pero tampoco amigos... Así que simplemente dije "Él es Felipe".

Después nos sentamos juntos mientras la familia de Cata y ella iban a firmar unos papeles.

-Odio los hospitales- murmuró él sorprendiéndome mientras me abrazaba y yo apoyaba mi cabeza en su hombro.

-¿Por qué?-

-Me recuerda a papá...-

Alcé la mirada y lo miré a los ojos, se veían tristes.

-Perdón... No quería ponerte triste... Si quieres puedes ir a la facultad y nos vemos más tarde...-

-No- me interrumpió -quiero estar contigo y acompañarte, estoy bien. Son solo malos recuerdos... Es normal-

-Eres muy valiente, ¿Sabes? Y te admiro mucho- lo abracé volviendo a apoyar mi cabeza en su hombro.

-Estas exagerando- rió y su pecho vibró debajo de mi brazo.

-Te quiero mucho- susurré.

-Yo también, Juli- murmuró y besó mi cabeza.

Suspiré e intenté pensar en ese lugar que había conocido junto a Feli y que me daba tranquilidad. Después de unos minutos me quedé profundamente dormida. 


Tuve un sueño muy curioso, donde estaba en una casa sola, mirando por la ventana. De pronto un tsunami venía, inundaba todo afuera, pero las ventanas no se rompían... Al contrario, veía el agua subir y subir... Pero no entraba en la casa. Era tan raro que ni siquiera pensaba en mis seres queridos... Que es lo que haría si fuera la realidad. Solo veía el agua subir pero no me sucedía nada malo, estaba protegida dentro de esta casa. De pronto un espejo apareció y me ví en el reflejo. No estaba segura de que era yo, porque el rostro de la mujer estaba borroso... Pero era mi pelo y mi cuerpo, inclusive mi ropa. Y una voz comenzó a llamarme... Era gruesa y sexy... Era suave y me llamaba por mi nombre...

-Julia...-

Allí me desperté. Abrí los ojos y sentí que Feli repartía caricias en mi cabello.

-Juli, el médico está hablando con Cata-

Inmediatamente me puse de pie y me dirigí a donde estaban.

Mirando en la oscuridad  #Wattys2018Where stories live. Discover now