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4 meses después...

-¿Tienes todo, Juli?-

-Creo que si...- respondo mientras miro el bolso. Por fin mi sueño se hace realidad y nos vamos a Italia. Estoy un poco nerviosa porque voy a conocer a la familia de Felipe... Pero él solo repite una y otra vez que les voy a caer bien, que no tengo de que preocuparme.

Durante estos meses nuestro amor se fortaleció, aprendimos a conocernos en lo bueno y en lo malo. Las discusiones son inevitables... Pero las reconciliaciones son magníficas. Lo amo y sé que me ama... Lo puedo ver en sus ojos.

Por otra parte, mi tratamiento con la terapia avanzó muchísimo.  Pudimos hacer muchas exposiciones a mis miedos y ahora la práctica me dió mas confianza que nunca. Básicamente tengo que recordar que la clave es no asustarme y que si eso pasa, tengo que salir de la "escena", respirar y volver. Entendí que la respiración lo es todo a la hora de controlar los nervios.

Y gracias a todo lo que aprendí este tiempo, y el apoyo de mis amigos, familia y novio, puedo volver a vivir mi vida de manera normal y cumplir mis sueños.

Como ahora, que estamos a punto de viajar en avión. Tomó varios meses trabajarlo en terapia pero al fin me siento lista.

Con respecto a la medicación solo me faltan unos pocos meses y de a poco van a ir reduciéndomela hasta quitarla...

Me siento en paz y armonía.

Feli en cuanto se enteró que podía viajar en avión sacó los pasajes a Sicilia, así que aquí estamos, a punto de partir.

Mi psiquiatra me dió unas pastillas para dormir por si me incomoda el viaje pero la idea es no usarlas.

Con respecto a pagarme el pasaje, lo cual era un inconveniente para viajar hace tiempo, trabajo desde hace cuatro meses en el empleo que mi novio me consiguió. El trabajo era bueno, la gente era muy amable y el sueldo era genial.

-¿En qué piensas?- me sorprende abrazándome por detrás y apoyando su cabeza en mi hombro.

-En los últimos meses... Como mi vida cambió-

-¿Eso es bueno?- susurra en mi oído.

-Si- volteo mirándolo y depositando un suave beso en sus labios.

"Atención pasajeros con destino a Scicilia en el vuelo 7468, favor de abordar por la puerta numero 12. Muchas gracias"

Sonrío con emoción y él coge nuestras valijas. Nos acercamos a la mesa donde una amable azafata nos sonríe y acepta nuestros pasaportes y pasajes. Despachamos nuestras valijas y luego caminamos por la manga, de la mano, hasta llegar al avión. Me quedo sorprendida cuando subo al avión. Era enorme, con tres filas de asientos para 3 personas. Buscamos el número donde debíamos sentarnos y saludamos a la señora mayor que se sentaba en la silla de la derecha.

-¿Nerviosa?- me pregunta mi novio tomando mi mano una vez sentados.

-Un poco, ya quiero despegar- sonrío. -¿Viajaste muchas veces en avión?-

-Na, dos o tres veces. Te va a gustar, lo sé-

Sonrío pero no llego a responderle ya que se escucha una voz por el alto parlante. Es el capitán que anuncia que el avión va a despegar y que nos abrochemos los cinturones. El enorme transporte comienza a moverse y yo cierro los ojos. No voy a negar que estoy nerviosa pero realmente quiero disfrutar esta experiencia. Siento un apretón en mi mano y abro los ojos para encontrarme con la hermosa sonrisa de mi novio.

-Te amo- susurra casi sin sonido, moviendo sus labios.

-Te amo- le respondo de igual manera.

De pronto el avión frena.

Ya sabía cada cosa que iba a suceder, porque lo habíamos charlado en la terapia. Aún así cuando acelera de pronto y a gran fuerza no puedo evitar sobresaltarme y contener la respiración unos segundos.

El pulgar de Feli acaricia mi mano mientras siento como las ruedas delanteras se despegan del suelo y finalmente las traseras... Ahora estamos en el aire. Una sonrisa se escapó de mi rostro. No podía creerlo, ésta sensación era increíble.

-Te dije que te iba a gustar- susurró y me besó el dorso de la mano.

Otra prueba superada, pensé en mi mente. Y creo que ésta era la mejor parte... El saberse fuerte para superar los miedos propios y la recompensa de disfrutarlos.

El camino fue largo para llegar acá... Pero valió la pena.

El viaje duraba 12 horas. En las dos primeras nos dedicamos a mirar una película juntos, una comedia romántica: una esposa de mentira.  Sin duda estaba en la lista de mis favoritas. Después las azafatas nos sirvieron la cena y más tarde las luces se apagaron.

No voy a mentir diciendo que todo fue perfecto, porque en cuanto había un poco de turbulencia, inevitablemente mi corazón latía un poco más fuerte, pero lo controlaba respirando.

En cuanto él notaba que me ponía tensa, repartía caricias en mi cabello y eso me relajaba. Finalmente, entre sus brazos, en una posición bastante incómoda para los dos, me dormí. 

Con el rayo del sol que entraba por la ventana de otro pasajero, me ví obligada a abrir los ojos. Miré la hora en mi reloj y vi que sólo faltaba una hora. Y luego dirigí mi vista a Feli, cuya respiración era calmada y se lo veía tan tranquilo que me daba lástima despertarlo. Me acerqué con cuidado y repartí un par de besos en su mejilla, mandíbula y finalmente en sus labios.  Al principio se apartó un poco confundido, a lo que sonreí. Pero luego se acercó a mi boca y me besó con dulzura.

-Quien pudiera despertar cada día así- susurró cerca.

-Buen día, en una hora llegamos- sonreí.

-¡Al fin! Mi espalda no puede más- dijo mientras se estiraba un poco.

Asentí comprendiendo su molestia y lo copié estirandome.  Mi espalda estaba dura y necesitaba una ducha ya.

El resto del tiempo lo pasamos planeando que haríamos en Scicilia y desayunando. Para cuando nos dimos cuenta, el capitán anunciaba la llegada. El aterrizaje fue tranquilo  pero el bajar del avión... Dios, no. La gente estaba desesperada por irse y había empujones por todos lados. Salimos después de unos minutos, cuando todo se calmó y una vez que buscamos nuestras valijas, caminamos hacia la salida.

-Mamá y mi hermana nos van a estar esperando- dijo tomando mi mano.

Asentí un poco nerviosa, al fin las iba a conocer.




Mirando en la oscuridad  #Wattys2018Where stories live. Discover now