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-¿¡Qué hiciste qué?!- gritó Cata mientras almorzábamos en casa.

-Ya sé, soy una imbécil-

-¿Qué dijo cuando no le respondiste?-

-Nada... Simplemente se fue.-

-¿Y no lo detuviste?- volvió a inquirir Cata.

-Mierda, no. Estaba bloqueada, no podía reaccionar-

-Estas jodida...- susurró.

-¡Cata basta!- le gritó Ana que por primera vez hablaba -Juli, mira, yo creo que si hablas con él y le explicas, como hiciste con nosotras, todo lo que pensaste en ese momento, te va a entender-

-No se Ana... Él siempre me tuvo paciencia con todo, pero hay límites y ésta vez lo lastimé-

-Yo también creo que tienes que hablarle- respondió Cata, casi ignorando lo que había dicho.

Suspiré confundida y cansada de este tema.

-Si... Supongo que lo voy a hacer el lunes en la facultad.-

Continuamos hablando de la nueva relación de Cata y de la recuperación de Ana después del accidente. Por mi parte, yo no quería volver a tocar el tema de Felipe. 

El fin de semana lo pasé entre libros, porque la próxima semana teníamos examen. Pero apenas me podía concentrar. 

El problema era que, al día siguiente cuando Feli se fue, lo había llamado y  le había mandado tres mensajes pidiéndole hablar. Pero el no me respondió. Tampoco me clavó el visto, simplemente se conecto pero no abrió mis mensajes.

Eso dolía mucho más.

Suspiré cerrando el libro de Economía y decidí ir a dormir.

Mañana, lunes, iba a hablar con el sí o sí. 
Lo extrañaba demasiado.



***************



Me levanté optimista porque quería evitar tener una crisis de ansiedad antes de hablar con él.
Aunque a decir verdad, no podía dejar de comerme las uñas mientras caminaba a la facultad. Varias veces inclusive tuve que practicar los ejercicios de respiración para calmar un poco mi miedo.

Atravesé las puertas de la facultad y caminé por los pasillos. Divisé a mis amigas y me acerqué a saludarlas.

Mientras charlábamos sobre como nos estábamos preparando para el examen, reconocí el cuerpo de Felipe deslizarse entre la multitud.

Él alzó sus ojos, me miró unos segundos y siguió caminando, pasando por mi lado como si nada.

Me disculpé con las chicas y con las manos sudorosas, lo seguí. Agarré su fuerte brazo y lo frené.

-Feli, necesito que hablemos-

Me miró unos instantes, mis ojos, mis labios, suspiró y murmuró:

-Llego tarde a clases Juli-

Y antes de que pudiera reaccionar se dio media vuelta y se fue. Me dejó sola, rodeada de cientos de estudiantes, pero a la vez sola. 

El día siguió como la mierda y casi no podía concentrarme en las materias.  


A la tarde cuando llegué a mi casa mi mamá me preguntó porqué tenía mala cara.

-No te importa- respondí malhumorada. Creo que en cierto modo la culpaba a ella y a papá por esta situación que estaba pasando... No se si eso era correcto o no, pero estaba enojada y frustrada, conmigo y con todos.

-¿Qué te pasa? No me contestes así- replicó en tono alto.

-Por tu culpa estoy arruinando todas las cosas buenas que tengo... Tu culpa y de papá. Estoy harta de todo esto- grité y así como había entrado por la puerta, salí, porque no quería seguir discutiendo.

Caminé un rato hasta llegar a un parque que era mi favorito.  Subí por el camino que llevaba mas arriba, y me senté en un banco de madera. Estaba atardeciendo y la oscuridad iba a ganar terreno en cualquier momento. Volví a pensar en las cosas que se habían cruzado en mi mente cuando Felipe me pidió ser su novia.

Estuve varias horas sentada reflexionando... Perdiendo la noción del tiempo.

Finalmente entendí que mis papas eran personas diferentes a él y a mí. Que su relación era muy diferente a la mía. Y que lejos de repetir los mismos errores que ellos, podría usarlos para aprender y evitarlo. Por ejemplo mis papás nunca hablaban, se gritaban. Eso sin duda jamas pasaba en mi relación.

Por dios que estúpida había sido.

No quería ser tan dura conmigo mismo pero tampoco podía echarle la culpa a mis papás solamente. Felipe tenía razón en estar ofendido.  Lo había humillado y lastimado, cuando el siempre, desde el principio, estuvo ahí para mí sin importar el por qué.

Yo quería ser su novia, estaba más que segura. Y estaba dispuesta a formar mi propia familia con los ideales que quería, aprendiendo de los errores de mis padres. Pero... Tenía que ser paciente con él. Darle su espacio... Esperar a que me busque...

O no, quizá el querría que yo lo busque... Si fuera al revés yo esperaría que el me buscara...

Maldición, estaba complicando las cosas, más de lo que ya eran.

Suspiré y tomé mi rostro entre las manos. Una lágrima rodó por mis mejillas y la quité rápidamente.

Pasaron unos segundos hasta que escuché una gruesa voz detrás mío.

-Es muy tarde para que estes acá, sola-

Mirando en la oscuridad  #Wattys2018Where stories live. Discover now