16

280 24 3
                                    

-La paciente está bien- dijo el médico y todos suspiramos.

-Gracias a Dios...-murmuró la mamá de Ana.

-Si, tiene algunos golpes y tiene que seguir internada en la noche solo por controles, pero va a estar bien.-

Corrí a decirle a Felipe que estaba sentado mirando la pequeña reunión que teníamos, y con alegría lo abracé.

-¡Está bien!-

-Cuanto me alegro- murmuró estrechándome entre sus brazos y besando mi cabeza.

-Gracias por todo- continué, mirándolo a los ojos, y sin dejar que responda lo besé.

Quizá era un beso un poco apasionado para estar en un hospital... Pero era un beso de celebración, de alegría, por mi amiga y por su presencia.

Cada día en mi corazón lo quería mas. Estaba segura que me estaba enamorando. Si es que ya no estaba...

*****************+***

Pasaron los días, algunos buenos y otros no tanto...
Por un lado a Ana ya le habían dado el alta y había vuelto a la facultad. Ella por suerte estaba bien.

Por otro lado, seguía tomando las pastillas que la psiquiatra me había recetado. La mayor parte del tiempo me mantenían tranquila, o mejor dicho normal, y no tenía ataques de ansiedad.

Pero había días o situaciones que me  alertaban y el círculo vicioso de pensamiento-miedo/ansiedad-reacción-ansiedad, se repetía una y otra vez.

Cuando se lo conté a Jorge, mi terapeuta, primero él sonrío y luego me explicó. Las pastillas, como ya sabía no curan, y a veces a pesar de ellas, la ansiedad es mayor. No pasa nada y es normal.

Todo pasa por la mente.

Tenía que aprender a controlarla... Y en eso estábamos trabajando.

Sacando todo eso, mi vida seguía igual. Mis padres siguen discutiendo, lo cual a veces me genera ansiedad...

Pero Feli se mantiene firme a mi lado, me recuerda que respire, que medite, que razone los miedos y deje ir a los ilógicos. Es una persona increíble, y a veces siento que es como un ángel que Dios mandó para ayudarme a atravesar este momento. Con él nos veíamos casi todos los días, almorzábamos o cenábamos, caminábamos por un parque o simplemente venía a casa.

Hoy a la noche, teníamos planeado ver una películas ya que mi mamá iba a cenar con unas amigas.

Me cambié con un pantalón negro y un sweater fino de color mostaza. Aunque era mi casa, quería estar linda, para él y para mí.

Tocó timbre a las 11 en punto y corrí con una sonrisa a abrirle.

-Hola hermosa- murmuró y lo besé enrollando mis brazos en su cuello. -Traje nachos con queso- continuó mostrándome una bolsa.

-Oh dios, eres oficialmente mi persona favorita-

-Lo sé- me guiñó el ojo y riendo fuimos a la sala.

Serví la bebida y nos sentamos a ver la película.

Habíamos decidido ver una que parecía ser de ciencia ficción...  Pero apenas iban 20 minutos y ya me estaba aburriendo de sobremanera.

No sabía si él estaba disfrutándola, así que no dije nada y continué viéndola.

A la media hr bostecé. Me miró y sintiendo su mirada, lo imité. Nos miramos unos instantes y sentí que había una complicidad entre nosotros.

-Aburrida- murmuró.

-Es malísima- dije casi al mismo tiempo y ambos reímos.

-No puedo creer lo mala que es... Voy a buscar otra- dije tomando el control.

Tomó mi mano y me obligó a dejar el control con suavidad.

-Tengo un plan mejor- susurró mientras me miraba los labios y se acercaba lentamente.

Comenzamos a besarnos con suavidad y luego con mas pasión. El repartía caricias en mi cintura con su dedo gordo mientras yo suspiraba entre besos. Estuvimos así unos cuantos minutos, entre besos y sonrisas cómplices. De pronto, se separó y me miró fijo.

-¿Qué pasó?- pregunté frunciendo el ceño. ¿Había hecho algo mal?

-Juli...  Quiero hacer lo nuestro oficial... Me vuelves loco y me encantas. ¿Quieres ser mi novia?-

Tomé aire y sentí que me derretía.

Moría de ganas de ser novia de Felipe. Y justo cuando estaba por decirle que sí...

Unas imágenes vinieron automáticamente a mi cabeza.

Mis padres discutiendo.
Mis padres quejándose de lo feo que era convivir juntos. Diciendo que antes las cosas no eran así... Que cuando se conocieron todo era color de rosa... Y luego todo cambió... O ellos cambiaron.

Mis padres arruinando su vida y por lo tanto la mía...

Mis padres...

Gritos... Peleas...

-¿Juli?-

No. Yo no quiero tener ese futuro, no quiero cometer sus errores... No quiero arruinarme la vida ni a los que me rodean...

Sentía miedo, mejor dicho pánico.

¿Y si mi futuro era así? Ellos me habían mostrado un modelo de matrimonio que me aterraba.

-Juli-

Yo quiero ser feliz, tener un futuro feliz con mi pareja... Felipe no es como ellos pero quizá yo si...

-Julia-

De pronto salí de ese blanco donde estaba perdida y miré a quién me llamaba.

Su ceño estaba fruncido, sus ojos confundidos y un poco tristes me miraban...  Estaba decepcionado, lo podía ver claramente. Eso era algo que me gustaba de él... Que a través de sus ojos podía sentir lo que sentía. 

Siempre me gustó esa transparencia... Excepto ahora.

Me quedé en silencio, perturbada y congelada. Por más que quería decir algo, las palabras no salían.

-Bueno... Mejor me voy- sentenció y rápidamente se puso de pie, dejándome sentada sola...
Rodeada de mis fantasmas, mis miedos e inseguridades. Sola, conmigo misma.

Mirando en la oscuridad  #Wattys2018Where stories live. Discover now