Capitulo 21

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Daira

La sensación que el boxear me provocaba era simplemente fantástica, lograba olvidarme de los problemas, lograba que los ataques fuesen desapareciendo y sobre todo lograba que poco a poco me fuese olvidando de él.

Había estado insistiéndole a Evan respecto a las peleas clandestinas pero él seguía negándose a hablar con Jordan para que me dejara participar ya que él solo llegaba a considerar a nuevos participantes si estos iban recomendados por sus peleadores o simplemente Evan solo me ignoraba, ya habían pasado tres meses en los que me había dedicado a entrenar sin parar tanto para olvidarme de él, de aquella persona que creía era el amor de mi vida, como también para lograr entrar a las peleas clandestinas y aunque una parte de mi sabía que Evan tenía razón al tratarme como una loca por querer hacer esto la otra parte aquella que era mucho más fuerte deseaba hacerlo sin importar cuanto podrían lastimarme. Y aunque algunas veces me enfrentaba con algunos chicos en el gimnasio para mí no era suficiente quería intentar cosas nuevas, cosas que nunca antes la antigua Daira hubiese querido o tan solo imaginarse experimentar y una de ellas era entrar en las peleas clandestinas.

Ahora gozaba de mejor y bastante experiencia y fuerza lo que me ayudaba a lograr derribar a chicos de diversa complexión los cuales solo lograban dejarme pequeñas he insignificantes heridas comparadas al lado de las mías.

Mi padre al enterarse del pequeño problema por el que había pasado se había preocupado tanto llamando inmediatamente a mi madre la cual durante dos semanas no dejo de enviarme mensajes de preocupación a toda hora para verificar como estaba hasta que un día mi padre se dio cuentan de que mis nudillos se encontraban rojos y heridos así que al contarle de lo que ahora era mi hobby volvió a llamar a mi madre y volvieron hacer dos semanas de mensajes pero ahora no eran de preocupación sino de regaño diciendo el daño que me podía provocar y diciéndome lo completamente loca que estaba y para lograr que después ya no viniesen más regaños le he soltado la existencia de mi tatuaje lo que la hizo enfurecer y querer venir hasta Nueva Jersey a matarme, pero después de hablar con ella logre calmar a la bestia que vive dentro de ella.

Respecto a la preparatoria todo iba mejor que nunca pues ahora que había logrado empezar de nuevo ya no era más la ingenua chica de la que todos podían burlarse sino que ahora era la misteriosa chica a la que muchos temían y admiraban a la vez pues al parecer el haber puesto en su lugar a las malditas cotillas que le hacían la vida imposible a todos en tan solo mi primer día había sido lo mejor pues nadie se metía conmigo ni yo me metía con nadie y eso era lo mejor para mí.

(...)

Ahora estaba en el gimnasio entrenando como todas las tardes, dejándome llevar por todos los recuerdos y golpeando con fuerza el saco, gotas de sudor resbalan por mi cuello perdiéndose en la entrada de mi blusa de tirantes negra.

- Buenos golpes - me giro para encontrarme a Dylan sonriendo como siempre con una botella de agua en mano y con una camisa de tirantes que se le pegaba al abdomen gracias al sudor, las chicas que también entrenaba aquí no le quitaban la mirada de enzima y no dejan de pasearse frente a él moviendo sus caderas exageradamente a lo que Dylan solo les sonríe

- Gracias. Tengo que hacerlo mucho mejor si quiero entrar a las peleas - sostengo el saco el cual se movía de un lado a otro

- Evan tenía razón, aun sigues insistiendo con eso - Dylan comienza a limpiarse el sudor con una pequeña toalla

- Y no dejare de insistir hasta que logre participar

- ¿Sabes que es peligroso, no?

- Lo sé y estoy dispuesta a aceptar las consecuencias

- ¿Nudillos rojos y heridos y hasta muchas veces rotos, al igual que alguno que otro hueso roto, hematomas? ¿En serio estas dispuesta a aceptar todo esto?

- Claro, estoy dispuesta a eso y más - comienzo a desenrollar poco a poco las vendas de mis manos

- ¡Vaya mujer! estas completamente loca. Pero la verdad es que eres bastante buena

- Recuerdo que una vez me has dicho que sería muy buena en estas peleas y que lograría patear muchos traseros - una magnífica idea comienza a formarse en mi cabeza y sonrió

- ¿Yo he dicho eso? - Dylan se da cuenta de hacia donde se dirigen mis pensamientos al ver mi sonrisa

- Si, tú lo has dicho - miro mis nudillos que están completamente rojos, estiró mis manos y siento un pequeño malestar

- Vale, ahora recuerdo que si lo he dicho

- Y se me acaba de ocurrir una magnífica idea - tomo una toalla y comienzo a limpiarme el sudor sin dejar de sonreír y es que como no se me ocurrió esto antes

- Oh, Daira no pienso ayudarte en esta misión suicida - se cruza de brazos

- Claro que lo harás querido

- Evan me matara si se entera que te he ayudado

- Él no que ha querido ayudarme

- ¡Es porque no quiere que nadie te lastime!

- Y en verdad agradezco que se preocupe por mí pero es que acaso no ven que ya soy capaz de enfrentarme a alguien

- Si lo vemos pero es que él...

- ¿Me ayudaras o no?

- Hasta que no logres entrar en las peleas clandestinas no dejaras de insistir ¿o sí? - Niego sonrientemente - ¡Me meterás en un gran problema mujer! - Me mira fijamente esperando a que en cualquier momento comience a reírme y diga que solo es una broma pero al ver que esto no pasara suspira sonoramente - ¡Esta bien te ayudare! - salto hacia su dirección y lo abrazo

- ¡Gracias Dylan! - me doy cuenta que las chicas "Oh, quiero que todos miren mi culo" me miran mal, claramente molestas porque abrazo a Dylan a lo que yo solo les sonrió

- Pero como Evan se entere de esto nos matara - me separo de Dylan

- Yo me encargo de él tú no te preocupes le diré que te he obligado

- ¡Pues eso es lo que has hecho! - Río - Pasare a recogerte a tu casa a las nueve en punto para irnos a La Perdición y hablar con Jordan, pero eso si Daira él te hará una prueba y si cree que eres buena te quedaras más sin cambio si cree que no puedes te iras ¿de acuerdo?

- De acuerdo, Dylan.

La ApuestaWhere stories live. Discover now