Capitulo 25

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Antes de comenzar a leer el capítulo veinticinco por favor pasen a leer el Prólogo, ya que me ha sido imposible publicarlo desde un inicio de la historia.

(...)

Un año después

Tantas cosas han pasado desde que decidí venir con mi padre a Nueva Jersey, podría decir que este ha sido el mejor año de mi vida y es que no podría pedir más, soy feliz. Feliz porque tengo a mi lado a Evan. Después de pensarlo mejor he decidido darle otra oportunidad al amor, he decidido aceptar ser novia de Evan, no me arrepiento de haber tomado esa decisión puesto que desde que he aceptado salir con él no he hecho nada más que, sonreír.

Debo decir que no soy la única que ha decidido darle una oportunidad al amor y es que el corazón de Abril fue flechado por nada más y nada menos que por Iván y es que después del beso que le ha dado Iván mi amiga ha decidido confesarle todo lo que sentía por el desde ya hace algún tiempo.

Ariany, de igual manera no se salvó de la flecha de cupido y ahora después de tantas suplicas ha decidido comenzar una relación con Seth, mi querido amigo tatuador, todos estábamos felices por la relación de Arian, excepto Dylan, que claro se había dado cuenta demasiado tarde de que aquel sentimiento inocente de amistad que tenía hacia Ariany se había convertido en algo mucho más fuerte, algo que ahora le era imposible de confesar pues sabia acabaría con la felicidad de Arian.

En cuanto a las peleas todo marchaba genial, poco después de mi primera pelea comencé a tener bastantes retadoras que creían podrían acabar conmigo, pero que para su desgracia no lo lograron pues he logrado con bastante entrenamiento salir ganadora en cada una de mis peleas, asi que después de un tiempo comencé a obtener fama en el mundo de las peleas clandestinas hasta finalmente lograr conseguir, lo que ahora es mi reliquia más preciada, una moto. Pero no creas que a sido con el pago que me dan en cada pelea sino que ha sido parte de una apuesta - quien diría que yo estaría haciendo apuestas - ya que Erick, un hombre muy conocido en las peleas clandestinas por tener a los mejores peleadores y claro también muy buenos bares, me reto a derrotar a uno de sus mejores peleadores y a cambio me ofrecía lo que yo quisiese, asi que ya sabrás lo que paso después de que ese tipo se burló de mí, fácilmente derrote a Peter haciendo que Erick se tragase todas sus burlas y claro está que vengándome pidiéndole una motocicleta, la cual al día siguiente estaba frente a mi casa junto con una nota en la que me hacia una invitación a ser parte de sus peleadores pero a la cual rechace pues yo ya tenía un equipo.

Respecto a Zac no había tenido ninguna noticia suya ya que había decidido de una vez por todas dejarlo en el pasado he intentar perdonarlo y digo intentar porque una parte de mi esta agradecida porque si no hubiese sido por aquella traición y por aquellas mentiras por las que tuve que pasar jamás hubiese venido a Nueva Jersey lo que implicaba no conocer a Evan, no conocer a Ariany ni a Dylan y mucho menos haber conocido esa parte de mí que estaba escondida, a aquella parte que deseaba salir y probar cosas nuevas que jamás creí algún día hacer. Y claro está que siempre existiría la otra parte, aquella que odiaba a Zac por haberme lastimado, por haber jugado con alguien que en su vida había buscado problemas, con alguien que le regalo los mejores momentos de su vida, a alguien que le entrego todo de ella en bandeja de plata.

Pero así es la vida, muchas veces puede ser amarga, pero muchas otras será dulce. Te hará sentir dentro de una burbuja, donde nada ni nadie puede dañar tu felicidad pero tarde o temprano habrá algo que hará estallar tu burbuja y que transformara toda esa felicidad en tristeza. Eso es lo que me ha ocurrido aquel miércoles por la noche cuando estaba junto a Evan en mi sofá viendo una película, acariciando el suave pelaje gris de Ashes, quien ronroneaba ante mis caricias, cuando mi teléfono comenzó a sonar.

– ¡Hola, Dion! ¿Cómo va todo? – respondo alegremente

– Hola, enana. Todo marcha bien – ha tardado en responder a mi pregunta y el presentimiento de que no está diciendo la verdad hace que me ponga alerta

– ¿Seguro? Te oyes tenso

– Si, va todo bien – titubea un poco – bueno en realidad...

– No le digas nada, por favor – logro escuchar la voz de mi madre del otro lado del teléfono, suplicando a mi hermano

– ¿Mama? – la voz de mi madre me confirma que algo va mal – Dion ¿Qué es lo que pasa?

– Daira, sé que estas feliz en Nueva Jersey y me alegro tanto por ti pero la cosas en Seattle no han estado del todo bien

– ¿Qué ha pasado? – Evan se acerca a mí y coloca su mano en mi hombro. Dion no responde así que comienzo a desesperarme – Dion, te hice una pregunta

– Cuelga ya el teléfono – vuelvo escuchar la voz de mi madre, la voz débil y suplicante de mi madre

– Debe saber qué clase de abuela es la que tenemos y todo lo que te a echo – alza un poco la voz y analizo lo que a dicho pero no logro entender de qué va todo esto

– ¿De que estas hablando Dion? –le escucho suspirar antes de comenzar a hablar

– Daira, mamá está mal, creo que deberías de venir cuanto antes – y ahí fue cuando mi burbuja de felicidad exploto.

(...)

– ¿Te iras hoy? – Evan me mira ir y venir desde el umbral de mi cuarto

– Tengo que hacerlo, mi madre me necesita y no puedo abandonarla – continuo metiendo dentro de la maleta mis pertenencias sin detenerme a ver qué es lo que llevo y es que no he podido pensar en otra cosa más que en cómo debe estar mi madre – Ya hable con mi padre y me a conseguido un boleto para regresar a Seattle lo antes posible – continuo metiendo cosas dentro de la maleta entonces Evan pone su mano sobre la mía

– Tranquilízate, hermosa – me detengo y veo que mi maleta esta echa un desastre, suspiro frustrada – Vamos, siéntate que yo te ayudare a hacer tu maleta – le sonrió y me siento en la cama mientras el comienza a acomodar cuidadosamente mi ropa

– No sé cómo pudieron ocultarme el estado de mi madre, la depresión no es algo que de la noche a la mañana se vaya, puede ir haciéndose cada vez peor muchas veces puede llegar al suicidio y ni Dion ni mi padre me lo dijeron

– Entonces ahora que lo sabes debes ayudarla, hacerle saber que tu estas ahí para ella y que pronto se sentirá mejor

– ¿Y si empeora? ¿Qué voy a hacer?

– No empeorara, porque estarán ahí para apoyarla sabrá que no está sola y la harás salir de aquella tristeza que la aqueja

– ¿Por qué las personas que crees especiales aquellas que amas, tarde o temprano terminan traicionándote? ¿Por qué debe ser así?

– Creo que las personas se convierten en monstruos por envidia, por odio, por rencor, por el hecho de querer tener el mundo a sus pies

– Si es por rencor entonces estoy a nada de convertirme en un maldito monstruo. Odio esto, odio el hecho de ser traicionada, odio ser dañada, odio amar...

– Hey, no digas eso que entonces creeré que te estas arrepintiendo de salir conmigo – Evan se acerca a mí y acaricia mi pelo

– Es solo que estoy cansada de que cada persona a la que amo me traicione, me mienta y me haga daño. Por favor tú no lo hagas, no me dañes más, tú no – una lágrima solitaria corre por mi mejilla y Evan la limpia con delicadeza y me sonríe con ternura

– Eso nunca, Daira, te e esperado por tanto tiempo que no estoy dispuesto a dejarte ir

– Te quiero – respondo sonriéndole, puesto que se decirle te amo es un tanto apresurado, comienzo a acercarme poco a poco a el

– Yo también te quiero – dice antes de besarme.

No sé qué nos depare el destino, no sé si esto durara, no sé si dentro de unos años seguiremos sintiendo lo mismo uno por el otro y no sé si este cometiendo el mismo error, no sé si vuelvo a ser la misma ingenua, pero aquel beso se ha sentido diferente, es como si con ese beso hubiese sellado una promesa, una promesa que se él no romperá.

La ApuestaWhere stories live. Discover now