Epílogo

86.7K 6.1K 1.1K
                                    

Le dije a Sebastián que solo quería una reunión sencilla entre familiares para celebrar que ya tengo mi título en Estilismo Profesional, pero él tiró la casa por la ventana e hizo de ello todo un acontecimiento. Casa Avilés brilla con toda la iluminación que hay en el patio trasero y también resplandece con felicidad y armonía. Como siempre debió haber sido.

Hay amigos, familiares y excompañeras de clases como mi mejor amiga, Frida. Ella vino con su esposo Leandro, antes, su sexy y musculoso vecino. Isabel, su hija y su hermosa nieta nos acompañan porque también son familia. Al igual que para Sebastián, ella se ha convertido en una madre para mí también, procurando que me alimente bien, dándome valiosos consejos y apoyándome en todo momento. En silencio, ella ha derramado lágrimas de felicidad viendo el cambio en Sebastián. Un hombre completamente distinto al que conocí mientras fui su alumna.

Me gustan los cambios cuando son para bien, y cuando veo a mi padre lo compruebo y mi corazón se emociona con dicha y orgullo. Él está charlando con un amigo de Sebastián y tomando un vaso con limonada. Lanzo un suspiro de pura felicidad al verlo rehabilitado, ayudando a otros con sus charlas sobre alcoholismo y la adicción. Ahora estamos más unidos que antes y nada empaña la relación padre e hija, ni siquiera cuando supimos que mi madre nunca volvió y se divorció de él para después casarse con el padre de Sebastián. Ambos viven en la costa mediterránea, pero esa felicidad durará poco porque el dinero se está acabando. Y estamos preparados para enfrentarlos, si osan presentarse por aquí. Mi padre trabaja para Sebastián en la construcción de edificios. Él y mi novio se llevaron de maravilla desde el primer encuentro, y al ver como su yerno me trata, me ama y se preocupa por mí, veo en sus ojos aprobación, alivio y felicidad. Desde las sombras, veo que todos disfrutan del ambiente festivo, de la comida, la bebida, la suave música y las buenas compañías.

—¿Qué haces aquí tan solita, Evenin? —me pregunta mi guapo novio, Sebastián Andrés Grullón.

Cada día que pasa lo amo más y más. Él se acerca, rodea mi cintura y besa mi hombro desnudo, pues llevo un bonito vestido corto, de color blanco y sin tirantes. En mi cuello está el collar de perlas que perteneció a Helena.

—Escapando por un ratito —suspiro contenta—. La fiesta es perfecta, pero me siento un poco abrumada.

—¿Y eso por qué? —pregunta extrañado—. ¿No te gusta?

—¡Me encanta! —exclamo vehemente—. Es solo que...soy tan dichosa —murmuro, mi voz emocionada—. Siempre pensé que la difícil situación en la que vivía antes mejoraría, pero esto —hago un gesto con mi brazo para abarcar todo—, es más de lo que pedí y de lo que esperaba.

—Ah, Evenin, te mereces todo esto y mucho más. Has luchado y vencido, con esfuerzo has cultivado, así que ahora solo disfruta de tu cosecha.

Asiento sonriendo. —Lo hago —acepto con humildad. Me giro en sus brazos para mirarlo—. Gracias por organizar esta reunión especial, por invitar a nuestros amigos y no perder ningún detalle.

Él acaricia mi mejilla. —Para mi bella novia nada es poco ni imposible.

Sus bonitos ojos brillan, su atractivo rostro me sonríe y sus brazos me envuelven, me protegen. Y después de dos años de estar juntos, toda esa combinación de masculinidad sigue causando el mismo efecto en mi corazón.

Lo beso sin prisas. Rodeo su cuello y le digo suavemente: —Eres un hombre exitoso, un magnate que puede tener el mundo a sus pies con solo chasquear los dedos. ¿Qué haces con una chica como yo?

Su ceño se frunce, un tanto desconcertado por mi pregunta. —¿Cómo que qué hago? —Ahora su gesto se suaviza viéndose tan atractivo como siempre—. Pues amarte. Simplemente amarte, Evenin.

Mi corazón siempre late con emoción cuando me declara su amor todos los días. —También te amo, Sebastián —susurro y lo beso de nuevo. Me deleito saboreando su boca y siempre quiero más.

—¿Estás cansada? —murmura en mi oído, acariciándome con su profunda voz. Cuando besa mi cuello, suspiro y me estremezco.

—No lo estoy y menos para ti. ¿Qué tienes en mente, profesor?

—Tengo muchas cosas en mi mente para mi estudiante preferida, pero no ahora.

Suelto un gemido de protesta, y él me compensa con un beso apasionado que es el preludio para lo que vendrá después cuando estemos solos. Y esta noche, después de tanto tiempo evitando la concepción, lo haremos sin ningún tipo de protección. Cuando el beso termina, ambos estamos sin aliento y así nos sonreímos.

Sebastián toma mi mano. —Ven —invita entusiasmado y lo sigo hasta en donde están todos reunidos.

Nuestros invitados sonríen cuando nos ven pasar, y todos hablan sobre la bonita pareja que somos, muy compenetrada y enamorada. Mi exprofesor de álgebra se detiene de repente y lo miro. Con ese traje a la medida, él sigue siendo todas las "íes": impecable, imponente e intenso.

—Su atención, por favor —pide Sebastián y se hace el silencio. Sé que hará un anuncio importante porque él mismo me lo dijo. El centro Enrique Grullón ya está en su última fase de construcción y hoy se anunciará la fecha de la inauguración. Cuando todos nos miran, Sebastián comienza a hablar—: Gracias a todos por estar aquí en este día especial para Evenin y para nosotros sus seres queridos que la apoyamos en cada paso del camino hasta que alcanzó a la meta que tenía impuesta. Esta mañana en la ceremonia de graduación, culminó con éxito dos años de mucho esfuerzo, sacrificios y les confieso que lágrimas también, pero gracias a eso, hoy es una estilista profesional, y déjenme decirles que nunca había visto a una estudiante graduada más hermosa que ella, además de inteligente, ingeniosa, incomparable e irresistible. Sí, con todas sus benditas "íes". —Todos ríen y aplauden ante las palabras de Sebastián. Yo río también, un poco sonrojada por sus cumplidos. Ahora Sebastián no sonríe cuando dice—: No pude haber encontrado una mejor compañera que ella. —Él se gira aún con mi mano en la suya, y con esos ojos zafiro apuntando hacia mí, declara—: Adorada Evenin, has cambiado mi vida por completo. Ya no soy esa persona amargada por un pasado que me consumía porque tú me has liberado, me has sanado, y ahora gracias a tu amor, a tu comprensión y a tu perdón, veo un mundo diferente.

Un momento... ¿Este era el anuncio importante? Oh, por Dios. ¡Dios!

—Sebastián —pronuncio con voz queda, mi vista nublada por la emoción que siento y por lo que sé, va a suceder.

Él agrega, concentrado y tan apuesto que mi respiración falla: —En mi profesión diseño planos para luego crear edificios, pero hoy y delante de todos, quiero construir mi proyecto más anhelado contigo. Ese en donde tú y yo fabricaremos nuevos sueños, una nueva familia y momentos felices. —De su oscura chaqueta saca una cajita roja, la abre y con una rodilla sobre el suelo, él continúa—: Evenin Roa, sé mi esposa y comparte ese proyecto de vida conmigo.

Mis lágrimas se desbordan porque no me esperaba esto. Sebastián, el hombre de mi vida, quiere que me case con él. Han sido unos años idílicos y quiero muchos más con todo lo que la vida nos depare. Así sea en las buenas o en las malas, en la salud o en la enfermedad, los querré, porque sé que lucharemos y saldremos adelante. Juntos.

A la vida no puedo pedirle más porque ya me ha dado suficiente y ya no quiero hacerlo esperar. Por eso susurro con fervor: —Sí quiero.

Esa sonrisa que adoro se amplía, y entre aplausos y vítores de alegría me coloca el anillo de compromiso en mi dedo anular izquierdo. Sebastián me besa. Y seguimos festejando en familia.

Cuando todos se van, hacemos nuestra propia celebración en la habitación, en donde él es mi caliente profesor Grullón y yo la señorita Roa, su estudiante. La chica desafiante que necesita lecciones especiales y que solo un hombre como él puede enseñarme.

Profesor Grullón (Editando)Where stories live. Discover now