Capítulo 1

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"...Así, el protagonista llama dichosa a la edad de oro. La describe como un tiempo en que el hombre tomaba de la naturaleza lo que necesitara" su voz profunda abarca la clase. Todos sus alumnos están callados escuchándolo, algo raro con otros profesores. Y es que el profesor Fonollosa tiene cierta forma de cautivar la atención de todos; sea su carisma, su tono español no predominante en Latinoamérica, o la elegancia que transpira, él los tiene a todos atentos. Se detiene en suspenso antes de hacer una pregunta "¿Qué tiene de particular esta era que el protagonista describe?"

Te muerdes el labio con ansiedad. No es que tengas problemas para responder preguntas en clase, pero tu profesor de literatura te pone algo nerviosa. Alto, en sus cuarentas, ojos oscuros que parecen observarte el alma, y esos trajes suyos que no sólo lo hacen ver mas elegante, pero que ademas, aunque te cueste admitirlo, favorecen su figura.

Y es verdad, le quedan muy bien puestos, pero se vería mejor sin nada.

De cualquier forma, conseguir buena nota e impresionarlo son lo que te da el coraje suficiente para responderle la pregunta. Observas alrededor del salón, nadie ha levantado la mano. Decides sacrificarte por el equipo y alzas tu brazo dudosamente.

Su cabeza se gira hacia ti, una sonrisa plasmada en su cara.

"¿Si?" Pregunta arqueando la ceja.

"Creo que el problema más obvio con lo que dice Quijote es que esa época que él decribe en realidad no existe" frenas y observas su rostro para asegurarte de no haberte equivocado. "Más que describir una época pasada, él describe el Edén, el paraíso en la tierra." satisfecha con tu respuesta miras al profesor Fonollosa directamente. Una pequeña sonrisa se asoma en sus labios.
No es mucho, pero suficiente para saber que lo has impresionado.

Después de tu aportación, otros compañeros empiezan a hablar del tema. Sus opiniones varían, y el profesor parece estar divirtiéndose viendo la clase discutir sobre un libro escrito hace ya 400 años.

Al sonar el timbre que simboliza finalizado el horario de clases, todos toman sus mochilas y desaparecen más rápido de lo que te da para guardar los cuadernos en la tuya.
El profesor está sentado en su escritorio observándote.

"Espera un segundo"

Detienes tu retirada y lo miras expectante.

"Ya he calificado los exámenes de la semana pasada," comienza.

"Querrá decir 'Ya califiqué los exámenes de la semana pasada', profesor. Se ve que no se le ha ido su toque español en lo que ha estado aqui" interrumpes con una sonrisa juguetona. A veces el profesor se confunde con sus palabras españolas, pero no te molesta, en realidad lo hace parecer más atractivo. En especial con ese acento suyo con el que pronuncia tu nombre.

"Bueno, lo que sea. Sólo quería decirte que el tuyo fue increíble. No sólo en el nivel que estás; esa redacción era de nivel universitario."

Exhalas estupefacta; por un segundo pensaste que te diría que tu examen fue penoso, lo cual no sería sorprendente sabiendo lo difícil que es obtener una buena nota con el profesor Fonollosa.

"No te quedes así, has tu preciosa sonrisa para mi" guiña y sientes que el tiempo se detiene.

¿Qué quiere decir con eso? Nunca lo has escuchado darle un cumplido a nadie, y menos sobre su sonrisa. Y ese guiño, no pudo ser accidental. Te quedas mirándolo sin creer lo que acabas de escuchar.

"¿Tengo algo en la cara?" Dice juguetón.

"Ojos, una boca, la nariz. No, parece estar todo completo en su cara" respondes sarcásticamente. El profesor ríe entre dientes y te señala con su dedo índice.

"Cuida esa boca o tendré que ponerte detencion"

'Como si eso fuera un castigo' piensas e intentas que no se note la pequeña risa que se escapa de tu labios.

"Wow, ¿estás coqueteando conmigo?" Su expresión es de shock, pero en los bordes de su labio puedes notar que está intentando no sonreír.

"¿Hm?" Y ahí te das cuenta que tus pensamientos de alguna forma se han vocalizado. Tus mejillas se ponen rojas de la vergüenza, pero haces lo posible por ocultarlo. El profesor se levanta de su escritorio, quedando a centímetros de ti. No tan cerca como para llamar la atención de alguien que pase por el pasillo, pero si lo suficiente como para saber que se encuentra más cerca de lo que un profesor debería estarlo con sus alumnos.

Se moja los labios con su lengua mientras desvias la mirada hacia tus pies, intentando hacer cualquier cosa menos mirarlo a esos ojos penetrantes, bañados en el color del chocolate caliente en una noche fría de invierno.

"Yo no me estoy quejando." Dice casi que sobrado "No te quedes tan sorprendida, eres una chica atractiva" se acerca unos milímetros y ya puedes sentir el calor de su cuerpo cerca del tuyo.

"También soy su alumna" respondes casi que en un susurro, todavía sin creerte que estuviera siendo tan inapropiado con una de sus alumnas. Sabes que lo que está ocurriendo no es correcto, pero si simplemente tenerlo cerca se siente así, ¿cómo se sentiría tenerlo dentro tuyo?

"Ya eres una chica grande. Puedes hacer lo que quieras."

"Estoy bastante segura que hay reglas en la institución que no permiten esa clase de relación," replicas.

El profesor Fonollosa se desplaza, rodeandote y quedando detrás tuyo. Tienes un impulso por tomar tu bolso y lárgate antes de que la situación escale, pero la proximidad de sus labios con tu cuello y su respiración en tu oído desvanecen todo pensamiento racional que todavía quedaba en tu cabeza.

"Tienes razón, reglas hay, pero yo nunca he sido de seguirlas." Susurra y puedes sentir tus rodillas ponerse débiles. ¡Cómo te hace sentir este hombre!

"Profesor.." Intentas detener está escena, pero el se interpone.

"Llámame Andrés." Pone su mano sobre tu cintura y tu no lo detienes, "Yo se que a ti sí te importan las reglas, después de todo eres una muy buena estudiante" sus dedos jueguetean con el borde de tu remera y sientes su tacto caliente sobre tu piel. "Pero yo no soy de caer por esa pequeña fachada de niña buena que tu tienes." Se te escapa un suspiro mientras su mano sube lentamente por debajo de tu remera, despertando sensaciones en ti. "Pareces muy preocupada por tener buenas calificaciones, entregas todos los trabajos, participas en clase... pero luego te veo por los pasillos y casi que me comes con la mirada. Y no nos olvidemos de como muerdes ese bolígrafo tuyo entre tus labios rosados." Suspira y a continuacion sube su mano hacia uno de tus pechos, manoseandolo con cierta firmeza. Por un segundo sientes que te olvidas como respirar, pero luego dejas un alarido escaparse de tus labios.

"Así que sí, puede que seas una muy buena estudiante, pero algo en esa mirada me dice que no eres una buena chica," su respiración caliente tan cerca de tu oído te ha puesto los pelos de punta, y antes de que puedas formular una respuesta sientes sus labios presionarse contra tu cuello desnudo de un modo casi animal. "Yo tampoco soy un buen hombre."

Has fantaseado con este momento múltiples veces, pero se siente tan diferente ahora que realmente está ocurriendo. Una cosa es imaginar de noche cuando estás sola en tu cama como ocurriría, y otra totalmente diferente es estar bajo su fuerte agarre mientras te lo propone.
Honestamente, estabas desesperada por aceptar la oferta. Había cierto toque cliché, romántico y dramático en toda la situación. Te sentías como el personaje principal de una película, tratando de elegir entre lo correcto y lo indebido; tus fantasías y lo lógico.

Se siente el eco de unos tacones por el pasillo, y Andrés lentamente se separa de tu cuerpo y camina hacia su escritorio.

"Parece que se acabó la diversión por hoy." Dice con sus manos apoyadas sobre la pizarra y una sonrisa triunfante.

Tomas tu bolso en lo que entra la profesora de gimnasia Silene Oliveira al salón de clase. La saludas cordialmente y ella te devuelve el saludo.

"Tenemos que hablar" le dice seriamente a Andrés. Él asiente.

"Si no te molesta.." empieza él y tu lo miras fijamente "cierra la puerta cuando salgas." Asientes bajando la mirada, ya saliendo del salon.

"Y piensa en mi oferta. Yo sé que no te arrepentirás" intenta parecer formal y derecho, pero notas esa chispa en sus ojos y sabes que esto sólo está empezando.

Nada Personal /+18/ BerlínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora