Capítulo 5

8.1K 371 67
                                    

Nunca te había importado mucho el tener que caminar hasta el liceo, y luego de vuelta hasta tu casa, todos los días de clase.

De hecho, sueles añorar tus caminatas diarias, en las que puedes finalmente respirar el aire fresco y relajarte tras un día agobiante de estudio.

La ciudad no es muy hermosa, pero sí es lo suficientemente pintoresca e interesante como para no aburrirse en el camino.

O por lo menos así había sido hasta hoy, el día más tormentoso de todo el año.
Decir que está lloviendo es poco... más bien hay un diluvio sin fin que ha, sin previo aviso, asesinado al día soleado de hace tan sólo unas horas atrás.

Tan sólo caminar una cuadra y ya te encuentras completamente mojada. Tus zapatos siendo prácticamente piscinas para tus pies, y tu ropa totalmente empapada y pegada contra tu cuerpo, sabes que vas a estar resfriada por una semana como mínimo, si es que no te da una neumonía antes.

De pronto te encuentras odiando lo que antes era el momento culminante de tu día, y deseando haber planeado mejor tu vestimenta.

Tus zapatos chapotean su camino por la vereda cuando el sonido de una bocina te sobresalta, causando que tu mirada vaya tras tu hombro, donde un sedán negro está estacionándose a pocos metros de tí.

Las gotas de lluvia caen sobre el vehículo, y la ventanilla se baja para descubrir a tu profesor de literatura con una sonrisa plasmada en su rostro.

"Te ves algo mojada," menciona, en lo que te acercas a la ventana "sube y te llevo a tu casa." La música de su radio deleita tus oídos.

"Oh, no podría. Terminaría arruinando tus asientos. Además vivo a una pocas cuadras." Respondes ajustando tu bolso tras tu hombro. "Caminaré, pero gracias igual."

"Mi asiento estará bien, preciosa" sonríe destrancando la puerta del pasajero. "Me importa más tu salud. No querría que falataras a mi clase por estar resfriada; extrañaría esa sonrisa." Andrés te observa, pasando la lengua por sus dientes, y tú tragas saliva antes de aceptar y subirte al auto.

"¿Tienes hambre?" Pregunta en lo que te acomodas sobre el asiento de cuero.

"¿Huh?" Cuetionas mirándolo.

"Digo, ya que te voy a llevar a tu casa, supuse que te gustaría comer algo." Andrés enciende nuevamente el vehículo, observándote. "Conozco un buen lugar no muy lejos de aquí. Podemos comprar unas hamburguesas para llevar y comer aquí."

"No tengo con que pagarte." Dices mirando hacia afuera, donde la lluvia se estrella torrencialmente contra el parabrisas. "Además estoy empapada. Preferiría llegar lo más rápido a casa para cambiarme." Le recuerdas con una risa, él te mira y asiente la cabeza.

"Tengo ropa limpia en el baúl que te podrías poner. Son unos pantalones deportivos y una remera, pero es mejor que estar empapada. Y no te preocupes por el dinero, ¿qué clase de caballero sería si te hiciera pagar en la primer cita?" Acerca su mano aspera a tu rostro, alejando un mechón de pelo mojado de él con una sonrisa juguetona. "¿Entonces qué dices?"

Lo piensas por unos segundos. La verdad que no comes hace horas, y una hamburguesa no estaría nada mal.

"Está bien."

Andrés estaciona el auto y se baja mientras te pasas al asiento de atrás. Pocos segundos después, él se encuentra en el asiento trasero contigo, pasándote una muda de ropa.

"¿Quieres que me cambie aquí?"

"No hay nada que ya no haya visto," dice guiñando el ojo "pero si quieres puedo mirar al otro lado."

Nada Personal /+18/ BerlínWhere stories live. Discover now