Capítulo XXVI

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- Hala, ¿y ahora qué?- dice Lidia.
- ¿Qué ahora qué?- contesta Alejandro enfadado- ¿Pero qué crees que va a pasar? ¡Nos quiere matar! Hay que huir de aquí.

Los chicos asienten con la cabeza, aunque no saben que pueden hacer para acabar con esta pesadilla.

En frente de ellos se abre una explanada enorme con la naturaleza presente en todo el lugar. Hay árboles enormes, césped y el sonido de algunos animales.

De pronto se oyen unas puertas mecánicas abrirse.

-Ay, no - dice Sandra con voz temblorosa.

Víctor sale a correr hacia la izquierda, esquivando hierbas y matorrales a su paso.

- Oh, por favor- dice Alejandro mientras sale a correr en la misma dirección que el otro chico.

Las demás le siguen por miedo al pensar en lo que les podría pasar si se quedaran ahí.

Víctor va muy adelantado, sin percatarse en donde pisa o adonde va.

-¡Víctor!- grita Alejandro.

Pero el chaval pasa de largo el grito que ha escuchado. Cada vez frena más sus pasos. Va caminando cuando escucha el sonido del agua fluir. Sigue el sonido hasta llegar a un río que tiene el caudal bajo, lo suficiente para pasarlo a pie.

Se abalanza para beber y mojarse la cara. Mira su reflejo en el agua y se quita las manchas de sangre de su cuerpo, pero de su ropa no es capaz, así que frota su camiseta para que salga la mancha. Pero de pronto se escucha un sonido. Víctor se levanta mirando alrededor, cuando vuelve a sonar. El chaval no se lo piensa dos veces y se sube a un árbol a duras penas. Ya arriba, coge la postura más cómoda posible.

De pronto, del otro lado d la orrilla un osezno aparece corriendo hacia el río perseguido por su madre y su hermano.

Víctor se queda sin habla al ver esa escena.

Los cachorros juegan en el agua mientras su madre se acerca al árbol donde está subido el chico. La mamá osa se refriega por el tronco para dejar su olor. Luego se va a buscar comida, pesca un pez y se lo da a sus crías para comer.

Víctor mira detras suya y ve a Alejandro corriendo en su dirección queriendo decirle algo. El primero se apresura a hacerle gestos para que se calle. Pero entonces llegan las chicas, Alejandro les dice que se callen y señala a Víctor.

Lidia va a hablar pero Alejandro le tapa la boca con la mano asustado, ha visto al oso. Prácticamente, tira a las chicas al suelo.

- ¿Pero qué pasa?- pregunta intrigada Sandra.
- Un oso- dice Alejandro mirando al suelo.


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