Capítulo XXXIX

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Tras el disparo, un grito ahogado de Laura. Era un grito de dolor, pero no por el disparo, si no por la persona que le había disparado.

Ella está en el suelo, con una pierna ensangrentada, la bala fue directa a su muslo y ahora está intentado no desangrarse poniendo sus manos sobre la herida. Deck se acerca a ella tirando la pistola al suelo, en su rostro se puede ver preocupación, pero Laura intenta alejarse de él como puede.

-Laura... Por favor- dice Deck con una voz temblorosa.
-No... No te acerques...- suplica la asesina con los ojos llorosos-
-Laura... Apaga el ordenar, borra los datos...
-Pero...

Laura le mira a los ojos, pues no entiende como le puede estar pidiendo eso ahora. El chico, al ver que duda, se acerca a ella agachándose para ponerle la mano en su hombro.

-Laura... Hazme caso- parecía convencido en lo que decía- Mira, tú borras todos los datos del ordenador, mientras yo hago una llamada, ¿vale?

La chica asiente pero sin comprender el plan. Saca su móvil y empieza a trastear con él. Deck empieza a respirar cada vez más deprisa. Laura lo mira extrañada pero sigue con el móvil. El chaval continúa y con su mano derecha, coge su sudadera para ponérsela en la mano. Con prisa, se acerca a la mesa donde está el ordenador, para abrir un cajón donde están todas las llaves y mientras busca una en específico, levanta la cabeza un momento para mirar al ordenador.  En él hay un dibujo de un ojo mirándolo, incluso pestañea, pero el ojo empieza a temblar, y el párpado empieza a cerrarse hasta que se cierra del todo. Deck mira a Laura justo cuando ella parece dar un último toque a su móvil. El ojo del ordenador desaparece, haciendo que el sistema se apagase borrando cualquier rastro de lo que hubiese en él. El chaval vuelve a mirar el cajón para coger una llave con la sudadera en la mano. Se dirige a la puerta que da a la calle y la abre hacia fuera. Tira la llave al suelo para salir fuera y cerrar la misma. Laura lo mira con asombro, no está entendiendo nada, pero no le queda más remedio que esperar.

Una vez fuera, Deck se pone la sudadera y se dirige a su furgoneta. Es de noche, y hace frío. Saca las llaves de ésta del bolsillo de su pantalón y abre el maletero. En él no hay rastro de nada de lo que había ahí, ni bolsas, ni recargas de armas, solamente hay lo normal en un maletero, el triángulo fluorescente, un mini extintor, una linterna, una toalla y un... halligan. Directamente coge este último, cierra el maletero y se dirige a la puerta que da adonde está Laura. Mete la parte del pico de pato entre el marco y la puerta, y empieza a ejercer presión para que se diese el efecto palanca. La puerta no aguanta mucho ya que es una simple puerta de metal de un edificio abandonado. Una vez abierta, tira el halligan al suelo con una sonrisa. Entra dentro y la asesina lo mira arqueando una ceja, la herida no le permite levantarse, así que no le quedaba más remedio que esperar.

-Laura, ¿ya lo entiendes?- pregunta el chico con curiosidad- ¿Tienes algún antecedente? No. ¿Alguna vez te han detenido? No. ¿Pero sabes a quién si? A Lidia, ella si que tiene antecedentes, pero tú no. ¿Y sabes que significa esto? Que no tendrán ninguna sospecha de ti. Pero de ella si, por eso, simplemente tienes que decir que todo esto, es de Lidia. ¿Que quién mató a Lidia? Víctor, todos saben que está apuntado a un club de armas y tiene manejo con ellas. ¿Y quién mató a Víctor? Pues el mismo se suicidó al ver que había matado a alguien, creas o no, es creíble, nunca le gustaron las peleas. Y ahora, tú, conseguiste llegar a esta sala por un despiste de Lidia. Y bueno, lo demás ya lo sabes, ¿no?

Deck la mira sonriente pero exhausto. Saca su móvil y se dispone a llamar. El número da señal así que ya solamente queda esperar a que lo cojan.

-¿Si? Eh...- el chaval está hablando con la voz temblorosa- Si, si, es una urgencia, era para ponerme en contacto con la policía. He encontrado a una de las desaparecidas... Si, está con vida, pero... pero tiene un disparo... No, no es un sitio vital, es en el muslo. ¿La ubicación? Pues si le soy sincero, diría que a las afueras de la ciudad, pero no sé exactamente donde... ¿Ya tenéis la dirección? Perfecto entonces... No, no cuelgo... ¿Qué puedo hacer mientras tanto...? Vale, vale, lo voy a hacer, si... ¿Venís ya? Ah, vale... Eh, si, Adrián, si, así me llamo... Vale... Aquí le espero...

Laura ha estado en silencio durante toda la conversación, y ahora está mirándolo con unos ojos totalmente distintos. Empieza a llorar ya que ya comprendee el plan. Deck asiente y se vuelve a quitar la sudadera para ponérsela por encima a ella.

En cuestión de minutos, se empiezan a escuchar las primeras sirenas. Dos policías entran por la puerta apuntando con sus pistolas pero al ver a los chicos las bajan y dicen por sus radios qué ya los tienen. Uno de ellos le dice a Deck que se aparte de Laura, este le hace caso y empieza a hablar con uno de ellos, parece que se conocen ya que están hablando de forma informal los dos. La otra agente fue hacia la joven para ver la brevedad de su herida. No le da tiempo a verla ya que entran otros dos policías y entre los tres la levantan y con su ayuda se dirigen hacia fuera.

Al salir, Laura mira al cielo cómo si fuera la primera vez en un año. La verdad es que habían sido tan solo unos dos días, pero para ella también habían sido eternos.

Está tumbada dentro de la ambulancia, con los médicos viendo la gravedad de sus heridas. El balazo en la pierna es lo principal, pero en la otra, tiene aquel cuchillazo que le dió Víctor y en el brazo izquierdo tiene la marca de cuando Lidia le intentó disparar. Laura no habla, los médicos dicen que está en estado de shock. Deck entra en la ambulancia y se pone a su lado mientras le coge la mano. Dicen que saldrá adelante, el chaval ya lo sabía, no iba a disparar contra ella sin saber lo que hacía.

La policía entra en aquel edificio. El ordenador, el mueble con las bolsas y armas, el cajón con las llaves y otro con los móviles, la sala donde está Alejandro, la explanada donde fueron la mayoría de las muertes, la sala de los perros, la habitación con sillas, cuerdas y restos de disparos; y la puerta por donde todos habían entrado.

No había nada que pudiera culpar a Laura. Sus guantes estan en el interior del bóxer de Deck, para que nadie los pueda ver. Todo está saliendo a la perfección.

Unos días, y todo volverá a la normalidad. La joven irá al psicólogo por el trauma que le ha causado ser víctima de un secuestro como este, y Deck seguirá igual, como el héroe que encontró a Laura.

Ahora son noticia, pero dentro de poco ya simplemente serán un archivo más en las noticias.

Las puertas de la ambulancia se cierran, alejándose de aquel edificio de los horrores. Entre ellos dos no se volverá a hablar del tema, solamente en un interrogatorio.

Día 3, ya todo esto es un simple recuerdo en su historia.

***

Ey, este es el final, pero aquí no termina el libro, todavía queda por enseñaros un capítulo más. Espero que este final os haya gustado y resuelto las dudas que tuvierais. Dicho esto, nos vemos en el próximo capítulo.

Mi VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora