Capítulo XXXVII

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-Venga Lidia, sal, que ya sabemos dónde estás- dice Laura.

Lidia, en vez de levantarse de los arbustos, decide intentar esconderse más.

La asesina levanta el brazo izquierdo haciendo con la mano una especie de pistola. Deck se aleja por la izquierda y se quedan las chicas solas.

-Lidia... dejamos de ser niñas hace mucho- dice Laura acercándose un poco a la otra-¿Por qué no me lo pones más fácil? Como yo te lo puse a ti, ¿no?
-¡Éramos niñas, Laura!- grita desesperada Lidia- ¡Tú misma lo has dicho!
-Si, es verdad, yo lo he dicho, pero eso no quita razones para pensar que lo que tú- hace un remarque en esta última palabra- me hiciste, fue un poco injusto, ¿no crees?
-Injusto o no... ¡no creo que sea como para querer matarme!
-¿A no? ¿¡Eso crees tú!?

De pronto Deck se acerca a por delante de Lidia corriendo. Esta  última intenta levantarse, pero ya es tarde. El chico la tira al suelo, intenta resistirse, pero él tiene más fuerza y ella no puede zafarse.

Laura mira el arbusto sería, esperando a que su compañero le traiga ante ella a su próxima víctima.

Al cabo de unos minutos Deck se levanta y obliga a levantarse a Lidia que está atada por la muñecas. Los dos bordean la planta y se colocan enfrente de la asesina.

-Lidia- finge entusiasmo- Que bien eso de verte de nuevo, ¿eh? Pues, la verdad, es que a ti te espera... Mejor dicho, empezemos por otra parte. Los demás, siendo sincera, han tenido una muerte rápida, bueno, relativamente rápida. Pero a ti no te va a correr la misma suerte. Vas a sufrir un poquito más que los otros, ya que te mereces muchos más dolor, intentaré llegar a realizarte, el mismo sufrimiento que tú me hiciste a mi, aunque creo que no será igual de doloroso, pero es lo que te toca, ¿si? Bueno, vamos al grano, Deck, ata a nuestra próxima víctima a un árbol donde pueda atarle los brazos bien.

Deck avanza unos metros por el  bosque hasta llegar al árbol indicado. Laura, llega después de él. El chico agarra a Lidia por las muñecas, mientras la asesina corta las cuerdas que las ataban, para poder pasar los brazos alrededor del tronco. Deck le hace el relevo a la chica y termina de atarla al árbol.

Los dos chicos se separan de la otra y la miran como si estuviesen satisfechos.

-Lidia.-dice Laura- Ya te está llegando  tú final. Mira, te voy a ser sincera. Si, yo dije que quería que murieras, ¿y sabes por qué lo hice? Porque quería acabar con mi sufrimiento. Si, no hagas como si tú no tuvieses que ver.
-¡No estoy haciendo nada!- grita Lidia.

La asesina, al escuchar esto, rápidamente saca un revólver de debajo de su camiseta, recarga y dispara en un muslo de la atada. Esta última grita de dolor y mira hacia su pierna. Le está sangrando bastante.

-Bueno- Laura se ríe con un poco de nerviosismo- Estate calladita que nadie te ha pedido que hables. Tú a mí tampoco me dejaste hablar hasta que tú me obligaste a hacerlo... Bueno, lo que te estaba diciendo... Tú me hiciste bullying. Bullying psicológico. ¡Me anulabas como persona! No me dejabas ni respirar. Te metías conmigo por ser infantil. Todo lo que salía por mi boca, te lo tomabas como un ataque, y yo nunca intenté atacarte. Me hacías la vida imposible. Me acuerdo ese día... ese maldito día en el que te dije que me parecía mal mentir a las personas. Y tú te lo tomaste como algo personal. Me acuerdo ese día en el parque... ese día en el que estábamos con nuestra amiga Raquel, y tú intentabas excluirme.

Lidia está mirando al suelo. Laura recarga otra vez y dispara en la otra pierna. La primera se pone de rodillas ya que no puede mantenerse en pie. Deck mira la escena sorprendido.

-¡Qué me mires!- grita la asesina- Te obligo a mirarme a la cara como tú me obligaste a mi a mirarte la tuya aquella tarde... Esa tarde, yo no quería meterme en problemas. A mi... A mi me dijeron que venías y yo ya sabía que era para pegarme aunque tú dijiste que era para hacer las paces. ¿Qué paces?-

Laura observa como la otra chica sufre mientras le mira a los ojos. Se dispone a seguir son si discurso.

-Yo no sé si será que cambiaste de idea de camino hacia la plaza donde yo estaba ese día con mis amigos, o que te pasó, pero mentiste a todos, también mentiste a Raquel, le dijiste que solo ibas a por mi, para hablar... Hablar- extiende las manos- Creo que hiciste de todo, menos eso. Yo ya estaba yéndome de aquel sitio, para evitar males mayores. Pero tú me gritaste, gritaste mi nombre. El miedo que te tenía me obligó a pararme. Vi como llegabas Lidia. Ibas tú primera, Raquel y otros chicos mucho más mayores que nosotras iban detrás de ti. Me acorralasteis contra una pared y me empezaste a acribillar a preguntas sin fundamento. Me obligaste a prometer que no te volvería a dirigir la palabra ni a nombrar siquiera. Me lo hiciste pasar muy mal. Se que parecía tranquila, pero estaba muerta de miedo. Me empujaste haciéndome chocar contra la pared. Yo estaba indefensa. Y tú te aprovechaste de ese momento... Pero... gracias a ti, decidí que esto no podía seguir así. Y todo transcurrió hasta llegar a este momento. El momento en el que yo te he hecho sentir tanto miedo como tú a mí.

Se hace el silencio. Deck ha escuchado todo con atención, y está sorprendido ya que Laura nunca le contó el motivo por el que esos chicos estaban allí. La asesina está pensativa mirando al suelo. Se guarda el revólver y saca un cuchillo. Se acerca a su próxima víctima. Lidia está sollozando y mirando al suelo.

-Así iba yo por la calle cuando me acorralaste. -dice Laura remarcando es última palabra.

La asesina levanta el cuello a su víctima, la mira a los ojos, le clava al cuchillo en la tráquea y lo gira un poco. Espera hasta que Lidia muere y luego se levanta.

-Deck, hazme un favor y desazte de los cuerpos por favor- ordena Laura mientras mira en dirección donde está Víctor.

Mi VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora