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Capítulo 3

JADE

Los rayos de sol entran por la ventana y me cuesta abrir los ojos. Cuando me adapto a la luz los abro del todo y me sobresalto por un momento. ¿Dónde estoy? No recuerdo haber llegado anoche hasta aquí.

Me froto los ojos y me desperezo, y me doy cuenta de que llevo puesta la ropa del día anterior. "Genial" me digo "Al menos sigues vestida".

Entonces caigo: no hablé con Brad. Dios, Dios, Dios. El tal Erin me dijo que en mi habitación habría un móvil. Me he despertado aquí, por lo que supongo que esta es mi habitación, así que me pongo a buscarlo.

Miro hacia todas partes. La habitación es bonita, pero fría.

Todo es blanco: sábanas, armario, muebles, cama, paredes...inspecciono todo con curiosidad. Parece todo de una calidad suprema. Bajo de la cama y pego un respingo al tocar el suelo. Es de mármol gris y está muy frío.

En efecto, el móvil está en la mesita de noche. Lo desbloqueo en un momento, ya que no me pide contraseña. Marco rápidamente el número de Brad y dudo si llamarlo o enviarle un mensaje. Llegaré pronto a casa, por lo que me parece que mandarle un mensaje es lo mejor, pero cuando estoy escribiéndolo, decido llamar. Se quedará más tranquilo.

Suenan dos tonos hasta que lo coge. El pobre debe de estar preocupadísimo.

—¿Sí? —me dice desde el otro lado.

—Hola, Brad, cielo, soy yo —le aseguro.

—¿Jade? —pregunta no muy seguro.

—Sí, soy yo de verdad —río —, perdón por no llamar ayer, pero es que no te lo vas a creer...

—Jade, estaba muy preocupado, ¿estás bien? ¿estás en tu casa? —inquiere.

—Sí, sí. Estoy bien. Estoy perfecta. No me ha pasado nada. Y no, no estoy en casa. No todavía. Pero en unas horas estaré allí, no te preocupes —lo tranquilizo.

—Pero... ¿dónde estás?

—Bueno, no sé cómo explicártelo, porque aún no lo sé muy bien, pero no corro peligro, de verdad. Ayer me intentaron asaltar a la salida de la biblioteca y un chico me ayudó a salir ilesa —y de qué manera... —. Estoy con gente buena, Brad, de verdad. Sabes que yo no me voy con cualquiera.

—Lo sé, lo sé... y por eso me extraña, ¿dices que no sabes dónde estás ni tampoco con quién pero que sabes que estás segura? Jade, escucha, si es algún tipo de mensaje en código sabes que yo no... —me da lástima, porque parece preocupado.

—Noooo, de verdad —lo sosiego —. No es ningún mensaje en código —hablo con la boca muy abierta, para que me entienda —. Estoy perfectamente, un hombre muy bueno me ha dejado una habitación en su... casa. O castillo, o lo que sea esto. No lo sé.