Te encontraré

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Estoy acojonado. Hasta ahora mi mayor miedo era pensar en que algo podría herir a mi pequeña, y ahora, mientras la veo llorar entre mis brazos por la muerte de su madre sé que no quiero que pierda a nadie más que le importe.
Estoy decidido a hacer lo que sea con tal de traer a Erika conmigo, es por eso que he pasado toda la noche practicando mi puntería con un arma.

Ahora mismo nos encontramos en una cabaña bastante alejada de la ciudad. Sus paredes son mayormente de cristal, por lo que podemos ver todo lo que nos rodea.
Su dueño, Gabriel, el hombre que nos salvó de morir saltando por los aires, nos ha dejado quedarnos aquí a todos.
Su mujer, Meghan, se quedará con Joley hasta que volvamos.

El matrimonio es ya mayor, pero Malcom y los otros hombres también lo son. Seguramente están cerca de los cincuenta. Sin embargo todos ellos saben usar un arma y yo no soy conocido por rendirme fácilmente.

Cuando la noche fue demasiado oscura, Gabriel me llevó a un lugar aun más apartado donde podría practicar mi puntería en objetivos en movimiento.
Quizá no sea muy bueno, pero me defiendo y no dudaré en disparar si tengo que hacerlo.

Joley finalmente cae dormida en mis brazos. La cubro con la sábana y beso su frente.
—No te preocupes. Te prometo que la traeré a casa con nosotros y formaremos una familia. Te quiero muchísimo.

Por lo que me ha contado, Erika cuidó de ella en todo momento, pero el hombre malo nunca tuvo intención de herirla. Me dijo que solo parecía centrado en Erika.
Teniendo en cuenta lo que sabemos de él, no podemos asegurar que no sea una bomba de relojería a punto de estallar. Solo espero que Erika esté bien.

Vigilo el sueño de mi niña mientras ojeo las fotografías que tengo de los tres en mi teléfono. Parecemos una familia feliz y solo espero que tengamos la oportunidad de serlo de nuevo.

Las noticias no han dejado de hablar de la explosión y de nuestra muerte.
Gracias a los contactos de los chicos, hemos hecho creer a todo el mundo que Joley y yo habíamos fallecido.
No he podido ponerme en contacto con mi abuelo para informarle de la verdad. Solo espero que su corazón resista semejante golpe.

Unos golpes suaves en la puerta me hacen mirar hacia quien hay en el umbral.
—Gabriel quiere hablar contigo. Ya están todos abajo. Alexa ha llamado y tiene algo.
—Gracias Meg.
—Ve tranquilo. Yo la cuidaré.
Espero hasta que se sienta donde yo estaba y me lanza una sonrisa sincera antes de centrarse en lo que sea que crea con ganchillo.

Derek ha sido localizado.
Cuando bajé al salón estaban todos reunidos en circulo rodeando la mesa.
Todavía no puedo creerme que vayamos a ir tras él, pero ahora que Gabriel me ha mostrado el arsenal que esconde en el búnker que hay bajo la casa, tengo confianza en que saldremos vivos de esta. Después de todo, Derek está solo.

*****

Es la hora.
Ya amaneció. Las armas están en nuestras manos. El depósito de gasolina está lleno y nosotros estamos listos.
Gabriel va a quedarse para cuidar de Joley y Meghan.
No suelo confiar en extraños cuando se trata de mi niña, pero los chicos confían ciegamente en él y nos salvó.
Su mirada atrapa la mía y sonríe de medio lado.

Si quisiera haceros daño, estarías muerto. Puedes apostar toda tu fortuna en que digo la verdad.

Sorprendido al escuchar su voz en mi cabeza, tropiezo con mis propios pies y solo me detengo cuando la pared me impide seguir retrocediendo.

—¡Mierda, Gab! No le asustes. Debimos avisarle.
Miro a los chicos quienes sonríen mientras me miran y me centro en las palabras que ha dicho Garreth.
¿Por qué ellos no se sorprenden? ¿Es algo tan natural para ellos?

—Lo siento, hombre. Soy un hombre con algunos ases en la manga. Por eso supe que habían colocado explosivos. Tengo algunos dones y por eso puedo decirte con seguridad que el hombre tras el cual vas, está solo. No hay nadie más que tu chica con él, pero un hombre loco, desesperado y sin nada que perder es mucho más peligroso que un ejército armado. Ten eso en cuenta cuando cruces esa puerta. Si realmente amas a esa mujer, dispara sin pensártelo.

*****

Siete y media de la mañana. Por fin hemos llegado.
Gracias al arsenal de Gabriel no solo vamos armados, sino también protegidos.
Los chalecos de Kevlar nos protegerán en caso de que Derek esté armado. Por lo menos tenemos el pecho cubierto. No es lo ideal, pero tomaré lo que pueda.

—Vamos a entrar. ¿Estás listo?—escucho a Owen en mi oído gracias al auricular que todos llevamos. Asiento hacia él y salimos de la furgoneta uno tras otro. Sin mirar atrás. Sin pensar en lo que encontraremos.
Ya estoy aquí, cariño. Voy a por ti.

En cuanto cruzamos la puerta se oye el grito de una mujer y seguidamente disparos.

—¡Erikaaaaaaa!

La voz al otro ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora