• Capítulo 2 •

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La hora del almuerzo se acercó veloz. Jimin y Tae resultaron ser una excelente compañía para Sunnie. Le hablaron durante toda la clase y, para cuando se sentaron en las mesas de la cafetería de la escuela a la hora del almuerzo, ambos ya conocían toda la historia de por qué los ojos de Sunnie eran tan diferentes. Lo que pasaba era que su padre era norteamericano, pero hasta ahí llegaba la historia. La castaña no sabía mucho más del hombre que era su progenitor, y temía preguntarle a su madre, porque cada vez que lo había hecho en tiempos anteriores, sus ojos se llenaban de lágrimas por completo incapacitándola de poder hablar. Claramente, eso no se los había contado a los dos chicos que recién la conocían. No obstante, se sintió feliz porque ninguno de los dos la juzgo por tener un padre extranjero y, de hecho, parecían emocionados de que ella tuviera sangre occidental y oriental. Aquello la hacía sentir muy bien, porque la mayoría de las personas adultas veían mal la relación de un hombre extranjero con una mujer coreana.

—Me encantan las cosas exóticas. —Escuchó decir a Tae, mientras llevaba un poco de kimchi a su boca—. Tus ojos van a ser mi perdicióooon hasta que logre acostumbrarme, Sunnie.

Demasiado honesto, pensó la castaña, sonriendo interiormente. Y otra vez, su cara adoptó un tono rosa. Aunque ella comenzaba a sentir que podía acostumbrarse a las ocurrencias de Taehyung. Sin embargo, escondió la mirada mientras se comía los pasteles de arroz que había comprado para almorzar, debido a que no había cocinado nada para comer en la escuela y ni siquiera se le ocurrió guardar algo del desayuno.

—Y-yo... no sé qué podría hacer para ayudarte con eso—le contestó la castaña, apenas observándole a los ojos.

—¡Qué ternuuuura! —exclamó Tae otra vez, dejando sus palillos en la mesa e incapaz de no aprisionar entre sus dedos las mejillas de Sunnie.

Esta vez no se alejó, sino que se encogió en su asiento, tratando de que Tae al fin le soltara el rostro.

—¡Ya, ya! —escucharon que decía Jimin, mientras una linda risa se colaba entre sus palabras—. Para mañana Sunnie ya no va a querer ser nuestra amiga, TaeTae. Déjala—ordenó suavemente. Su vista se fue a los pasteles de Sunnie, y los apuntó con sus palillos—. Y, por cierto, eso no es nada nutritivo.

—¡Pero se parecen a ti, mochi! —le aseguró Tae, agarrando las mejillas de su amigo esta vez.

La castaña comenzó a reírse, mientras los observaba, mordiendo suavemente sus pasteles, incapaz de interrumpir el espectáculo en que Jimin trataba de sacarse a Tae de encima, pero sin lograrlo. Sunnie notaba que eran muy buenos amigos, porque no existía el espacio personal entre ellos y ambos, sin notarlo, se daban miradas cargadas de cariño. Ah, si tan solo Hyesun pudiera estar con ella en la nueva escuela...

—¿Sabes? —preguntó Taehyung después de un rato—. Tu cara me recuerda un poco a Alicia Keys. Aunque no, tus ojos no son parecidos a los de ella. Es solo que ella canta en inglés—reconoció Tae, encogiéndose de hombros y tomando la cajita de jugo que estaba sobre la mesa, la cual pertenecía pertenecía a Jimin, empezó a cantar: —Some people want it aaaaaaaaaaaall—cantaba con una voz grave y gruesa. Sunnie no pudo contenerse y comenzó a aplaudir enseguida ante semejantes graves— but I don't want nothing at all if it ain't you, baby, if ain't got you, baaaaaaby.

Jimin observó a Tae durante un momento, luego miró a Sunnie y ambos no pudieron evitar estallar en carcajadas. Taehyung alardeaba con las manos y movía su cabello de un lado a otro, haciendo una exagerada, pero divertida interpretación de la canción.

—Ah, Tae, basta—rogó Jimin, después de un rato mientras se secaba las lágrimas provocadas por la risa—. Para por un momento, por favor, y déjanos comer.

Fools || BTS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora