15. PROBLEMÁTICO

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Marinette se había quedado congelada al divisar el rostro desolado de su compañero, sin apartar su curiosa y entonces preocupada mirada de la lagrimosa de él.

¿Adrien Agreste llorando? ¿Qué podía hacer que alguien tan superficial e insensible como él luciera tan devastado?

El muchacho sonrió desganado, zafándose de ella para adentrarse en su morada mientras la fémina lo seguía con pasos sigilosos; deteniéndose en cuanto él irrumpió en la cocina para tomar de la nevera una lata de cerveza.

- ¡Eh!- exclamó alterada la azabache, acercándose a él para intentar arrebatarle la bebida-. ¿Se puede saber qué haces?

- Tengo sed y bebo.- murmuró con hastío, no dejando que ella le frenara de dar un sorbo del espumoso brebaje.

- Pues bebe otra cosa.- se puso de puntillas, rebelándose hasta que consiguió usurparle la lata.

- ¡Oye! Devuélveme a mi rubia.- protestó él de forma remolona.

La euroasiática se dirigió hacia la pica, vertiendo el contenido del recipiente por el desagüe mientras él la observaba con una expresión contrariada.

- La rubia pasó a mejor vida, así que... Supéralo.- espetó cruzándose de brazos.

El blondo arrugó el entrecejo, mostrándose molesto por la desfachatez de aquella impertinente; sin embargo, no tardó en dibujar una sonrisa traviesa es sus labios que hizo que la adolescente lo mirara con confusión.

Él avanzó hacia ella con andares felinos, acorralándola contra la encimera en una actitud osada y desinhibida.

- Entonces, tendré que tomar otra cosa...- la tomó de la barbilla, inclinándose sobre sus labios- ... Que sacie mi sed...

La Dupain se sumergió en ese par de esmeraldas que él poseía como a ojos, restando inmóvil ante sus provocaciones al aún identificar el brillo de sus gemas empañadas por un emergente y desconocido dolor.

Podría apartarse, simplemente desentenderse y rehuirle como ya era de costumbre. No obstante, se mantuvo quieta en su posición, compadeciendo el tormento que le transmitía con la mirada, pese a sus esfuerzos en aparentar indiferencia y soberbia.

- Adelante.- lo provocó con una determinación que dejó al rubio descolocado-. Pero... Aunque lo hagas, el dolor no desaparecerá.

Las facciones del zagal se encolerizaron, alejándose de aquella insolente para marchar hacia el pasillo en una postura compungida.

- Haz el favor de irte, ¿sí?- recorrió el pasillo con pasos tambaleantes, tallándose los ojos en un estado ofuscado-. Y cierra la puerta cuando salgas.

Ese comportamiento infantil y evasivo no hizo más que crispar más a su compañera, quien haciendo caso omiso a sus instrucciones, le dio alcance en su habitación, donde él se dejó caer de espaldas sobre el colchón con las manos en la frente.

- ¿Vas a pasarte toda la tarde tumbado en la cama?- lo regañó en un tono respondón.

- Joder... ¿Aún no te has ido?- murmuró quejumbroso, soltando un bufido-. Márchate y Olvídame.

- No.- se negó en rotundidad, avanzando hasta él en un semblante severo-. Y no pienso hacerlo hasta que me cuentes qué es lo que te ocurre.

El varón se impulsó hacia adelante, quedando sentado en el borde del lecho mientras miraba con una sonrisa macabra a la fémina.

- Lo que ocurre es que tengo a una niñata insoportable tocándome las pelotas.- comentó con acritud.

- Qué fácil es meterse con los demás cuando te sientes amenazado.- le reprochó sin alterarse ni un ápice.

||+18|| ▪TURN ME ON ▪                  ➤ ADRINETTEWhere stories live. Discover now