34. ACLARACIONES

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No estaba seguro de lo que debía decir, pero sabía que ya no tenía alternativa. Con el valor que fue capaz de reunir, Adrien se dirigió en compañía de la azabache a su apartamento para al fin plantar cara a su padre.

Sentía como las emociones se concentraban de golpe en su pecho y lo desbordaban con la incertidumbre que le producía toda aquella situación.

Durante el trayecto, su semblante era distante y reflexivo, a lo que su compañera intentó alentarlo al jalar con suavidad de su brazo y hacer que la mirara con desconcierto.

- Todo va a salir bien.- animó ella con una dulce sonrisa-. Pase lo que pase, yo estaré contigo.

Él sonrió débilmente, atrayéndola después a su cuerpo al rodearla por los hombros y andar el uno al lado del otro.

- Eso es todo lo que necesito.- besó su frente, apreciando luego el sonrojo que teñía sus mejillas y que le hizo soltar una carcajada ante la mirada irresoluta de la menor.

- Oye, ¿de qué te ríes?- protestó con los cachetes inflados.

- No es nada, bichito.- ella siguió sosteniéndole el contacto visual con cabezonería, haciéndolo suspirar en profundidad-. Enserio, solo estaba pensando...- ella arqueó una ceja, permitiéndole continuar con sus explicaciones-. ... Ya sabes... De como han cambiado las cosas entre nosotros.

Marinette evocó los momentos de un no tan lejano pasado, sonriendo por acto reflejo al pensar en ello.

- La verdad es que sí.- confirmó con una expresión relajada-. Al principio, no podía ni verte...- sacudió la cabeza, mirándolo luego a la cara-. ... Eras un completo imbécil.

El rubio se jactó por lo bajo, en una actitud más receptiva al dirigirse a su pareja.

- Bueno... Tal vez, no era el Romeo ideal, pero tú tampoco te quedabas atrás.- rebatió en un tono cantarín.

- ¿A qué te refieres?- inquirió con el ceño fruncido y una mueca de desconfianza.

- Oh, vamos... Lo sabes perfectamente.- se mofó divertido, llevándose las manos detrás de la nuca-. Siempre estabas... ¿Cómo sería el término?- se mordió internamente la mejilla, después encarándola jactancioso-. Oh, sí... Siempre me tocabas las pelotas.

- ¡Eso no es cierto!- contradijo elevando la voz, cruzándose de brazos-. Eras tú el que siempre me chinchabas llamándome Morticia, y... Burlándote de mí.

- Ya te dije que te llamaba así con cariño.- llevó una mano a la coronilla de la joven, acariciándola con ternura e inclinándose sobre su rostro al detener su andar-. Y que sepas que, por más tiempo que pase, tú siempre serás mi Morti.

El engorro y la contrariedad eran notorios en las facciones de la euroasiática, quien lo señaló acusatoriamente a modo de pataleta.

- ¡Te tengo repetido mil veces que odio que me llames así!- se enfurruñó con tozudez.

El adolescente le dedicó una mirada granuja, recortando más la distancia con ella.

- M-O-R-T-I-C-I-A.- deletreó de forma expresa, regodeándose de como ella se alteraba de una manera de lo más adorable-. Morti, Morti, Morti...

- ¡Agh! ¡Déjalo ya!- se quejó mientras se cubría las orejas.

- Está bien, está bien...- se rindió frenando las risas, luego sacando su móvil para revisarlo y sonreír con pillería ante el desorientado mirar de su chica.

- ¿Y ahora qué haces?- se interesó curiosa, haciendo un amago por tal de ver su pantalla, a la vez que él se lo impedía al volver a guardar el aparato en el bolsillo de su pantalón-. ¡Hey, eso es trampa!- masculló esbozando un puchero-. ¿Qué es lo qu...?

||+18|| ▪TURN ME ON ▪                  ➤ ADRINETTEWhere stories live. Discover now