35. ESTAMOS BIEN

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Ya era lunes y Marinette despertó perezosa, obligándose a arreglar sus pintas desaliñadas al recogerse la melena en una coleta alta y vestirse con unos jeans y una camiseta de tirantes de color negro.

En cuanto se sintió preparada corrió hacia la primera planta para tomar su mochila del recibidor y precipitarse hacia la calle a un paso acelerado, omitiendo las inquisiciones de sus progenitores a sus espaldas.

De nuevo, iba a llegar tarde por permitirse esos cinco minutos de más en la cama, aún y así, se urgió en recorrer la ciudad lo más que sus piernas le dejaron, llegando al centro de estudios justo cuando el timbre que avisaba del inicio de las clases resonaba por todos los rincones de la institución.

- ¡Mierda, me van a poner otro retraso!- se quejó mientras trotaba por el pasillo, doblando una de las esquinas antes de llegar a su aula y abrir la puerta de par en par en cuanto se plantó enfrente de ésta-. ¡Llegué!

Sus ojos se abrieron de par en par al ver que el salón se encontraba desierto, dejándola en un semblante patidifuso.

« ¿Soy la primera? »

Sacó el móvil del bolsillo de su pantalón, revisando la hora con el ceño fruncido.

« Dos minutos tarde... »

Guardó de nuevo el artilugio, quedándose pensativa durante unos instantes hasta que cayó en la cuenta de su error.

- ¡Diablos, hoy toca gimnasia!- exclamó alterada, retomando la carrera en dirección al gimnasio-. Con razón no había nadie en clase, ¡agh! ¡Tonta, Marinette!

Al cabo de unos minutos, se inmiscuyó en lo que eran los bastidores de chicas, cruzándose con varias de sus compañeras dirigiéndose a las pistas de afuera.

- ¡Mari!- vociferó Alya al verla de frente, caminando junto a la italiana con tranquilidad-. ¡Venga, ya vas tarde!

- ¡Dile al profesor que enseguida salgo!- suplicó la azabache, andando marcha atrás hasta que se adentró donde se encontraban las taquillas y bancas.

No había nadie en el lugar más que ella, a lo que se apresuró en abrir uno de los armarios para sacar de la mochila su conjunto de shorts y sudadera de manga corta; zafándose rápidamente de su vestimenta para cambiarse con urgencia.

Una vez lista, guardó sus cosas en la taquilla, asegurándola para acto seguido encaminarse briosa hacia el exterior. Divisando a los alumnos recogidos en grupo en el centro de la pista, localizando en la distancia al muchacho de rubia cabellera.

Nada más avistarlo, una sonrisa soñadora de dibujó en sus labios, sobre todo cuando la trayectoria de su mirada fue interceptada por la suya.

La euroasiática avanzó sigilosamente hacia sus compañeros, tratando pasar desapercibida al ir directa hacia el joven de gemas esmeraldas.

- Bienvenida, señorita Dupain.- murmuró el entrenador en un tono solemne, haciendo que todos se voltearan a ver a la chica en cuestión.

- Oh-eh... Este...- se frotó la nuca con una risita nerviosa-.
... Es que tuve un pequeño percance, y...

- Dupain.- interrumpió el mayor con intransigencia-. Ahórrese las excusas para otra ocasión y céntrese en la clase.

||+18|| ▪TURN ME ON ▪                  ➤ ADRINETTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora