18. LAS COSAS CLARAS

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Después de aquel encuentro con su compañera, en la mente de Adrien no cesaban de surgir preguntas sin una respuesta en concreto. Necesitaba aclarar lo que acababa de ocurrir, pero a su vez, no sabía muy bien como abordar la situación.

A decir verdad, esperaba que la muchacha le hubiera golpeado en la entrepierna o abofeteado como ya era de costumbre; sin embargo, en contra de todo pronóstico, su contestación fue un desesperado beso que lo dejó anonadado.

Necesitaba hablar con ella, que disipara las dudas que lo acribillaban y que a la vez hacían que se sintiera inexplicablemente ansioso.

Cuando salió del cuarto, no se demoró en dirigirse hacia el aula con la intención de afrontar a la fémina y así quitarse esa incertidumbre de encima; no obstante, al llegar a clase, tanto ella como sus pertenencias habían desaparecido de su pupitre.

« ¿Dónde se ha metido? »

Localizó a su mejor amiga junto con Lila conversando en uno de los extremos de la estancia, acercándose a ellas con la flema que le fue posible aparentar.

- Hey, vosotras.- saludó en un tono cortante y con las manos en los bolsillos del pantalón-. ¿Habéis visto a Mar... Morticia?

Ambas muchachas escrutaron al sujeto, con no demasiada simpatía por parte de la italiana y, con escepticismo por parte de la Césaire.

- ¿Te la llevas a cuestas y luego la pierdes?- inquirió la morena con incredulidad.

- Sí, bueno...- contestó con apatía, revoleando los ojos-. ... En fin, ¿sabéis dónde está o tengo que buscarla en Google?

- Lo siento, pero no la hemos visto.- espetó secamente la castaña.

El rubio no dijo nada, yendo hasta su mesa y sacando el móvil para enviarle un mensaje a la azabache, a la vez que se dejaba caer en la silla en un estado reflexivo.

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« ¡Eres una cobarde! ¡Ni Scooby Doo es tan cobarde! »

Tras ese percance, no sabía como debía actuar al reencontrarse con el varón Agreste. Primero tenía que relajarse y meditar concienzudamente en las posibles repercusiones de sus actos, así que, sin más vacilación, tan pronto como llegó a clase, recogió sus cosas y se fue corriendo hacia su casa.

Aún estaba de suerte de que sus padres se encontraran trabajando y de que no le cayera una reprimenda por ausentarse en horas lectivas de estudio. Yendo a refugiarse en su habitación.

Al encerrarse en su cuarto, se tumbó sobre la cama, agarrando la almohada para abrazarla contra su rostro y ahogar un grito frustrado en ésta.

« ¿Por qué lo besaste? No estabas ni borracha ni drogada... ¡¿Qué maldita excusa vas a darle, Marinette?! »

Su corazón latía a un ritmo frenético bajo su pecho, sintiendo como si navegara en un mar de confusión que la conducía directamente hacia la deriva.

Mientras se autocompadecía del embrollo en el que ella solita se había metido, el tono de su móvil captó su atención; incorporándose para tomar su mochila y sacar el aparato de su interior.

No le fue necesario desbloquear la pantalla que enseguida leyó el mensaje que aparecía.

Gato estúpido_15:16
Tenemos que hablar.

La muchacha negó con la cabeza, dejando el teléfono sobre la mesita de noche y luego haciéndose un ovillo en el colchón.

« ¿Quiere hablar? ¿Para qué? ¿Para reírse de mí? Enserio... De todos los tíos en la faz de la Tierra, ¿por qué me fui a fijar en él? »

||+18|| ▪TURN ME ON ▪                  ➤ ADRINETTEWhere stories live. Discover now