17. BUSCANDO LA VERDAD

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« Su chica... ¡Su chica! ¡De Adrien! Vale, respira Marinette... ¡Al cuerno! ¡Adrien Agreste ha dicho que soy su chica! »

Estaba eufórica y no sabía por qué no podía contener la emoción que se expandía en su interior. Despertó con una sonrisa bobalicona en los labios y un hormigueo en el estómago que no le había dejado pegar ojo durante toda la noche, pero no importaba, pues entonces se sentía feliz y llena de dicha.

Mientras se preparaba para ir al instituto, iba tarareando canciones frente al espejo, acicalándose la melena con una expresión enamoradiza que, al apreciarla en su reflejo, la hizo reaccionar de sopetón.

« Por dios, ¿qué estoy haciendo? »

Se inclinó hacia adelante, contemplando más al detalle el color de sus mejillas ligeramente sonrojadas, así como sus pupilas se veían dilatadas y la sonrisa de su boca se negaba a no delatar ese sentimiento que podía ser tachado de amor.

« ¿Qué demonios le pasa a mi cara? ¿Por qué parece que haya estado fumando marihuana? »

La muchacha hizo lo posible porque sus rasgos no la desenmascararan, pero en contra de lo que deseaba, su rostro había pasado de ser un libro cerrado a convertirse en un mapa detallado de sus sentimientos y emociones.

« Tranquila... A lo mejor, solo son imaginaciones tuyas. »

- Buenos días, cariño.- saludó su madre al asomarse por la puerta de su habitación.

- Buenos días, mamá.- murmuró ladeando el rostro hacia ella.

- Uy, ¿y esa cara?- se interesó con una sonrisa curiosa.

- ¿C-cómo? ¿Qu-qué cara?- se alarmó, llevando las manos a sus pómulos.

- La tuya, cielo.- se rio tenuemente, acercándose a la menor-. Cualquiera diría que estás... ¿Enamorada?

« Prefería lo de fumada... »

- ¿E-eso parece?- se exaltó aterrorizada, pasando los dedos por su cabellera-. N-no... Solo es que desperté de buen humor, nada más.

- Ajá...- musitó nada convencida.

Marinette suspiró con pesadez, lamentándose de que aquella situación pudiera girarse en su contra; sobre todo, cuando desconocía la reacción que pudiera llegar a tener el varón Agreste si se percatara de lo que sentía por él.

Las pocas veces que había mostrado un claro interés en ella, se habían dado justo cuando el joven Couffaine era tema de discusión. En el resto de escenarios, la personalidad del zagal era un mar de confusión y contradicciones.

Podía besarla con tal intensidad y salvajería que bien la disuadiría a sucumbir a cualquier tipo de pecado, sin embargo, el orgullo y arrogancia que solía manifestar, propiciaba que ella respondiera a la defensiva.

- Vo-voy a clase.- enunció la euroasiática, luego besando la mejilla de su mentora-. Nos vemos después.

- ¿No vas a quedarte a desayunar?- inquirió la mujer al ver a la adolescente marchar.

- Llevaré algo para tomar más tarde.

No dio oportunidad de que le reprochara, que la chica bajó acelerada las escaleras para acto seguido tomar un envoltorio de galletas que guardó en su mochila antes de salir de su hogar y emprender su camino por las calles de la ciudad.

Tenía que concienciarse de como actuar en cuanto se encontrara con el varón. Lo más prudente sería tratarlo como siempre, sin levantar sospechas del efecto que habían causado las palabras que proclamó el rubio en la velada anterior; no obstante, una cosa era lo que ella pretendía hacer y, otra bien distinta, de lo que sería capaz.

||+18|| ▪TURN ME ON ▪                  ➤ ADRINETTEWhere stories live. Discover now