EXTRA I. [EL CUMPLEAÑOS 2/2]

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Después de asearse debidamente, Adrien y Marinette se reunieron en el comedor del apartamento con los padres del joven, acomodándose alrededor de la mesa en una actitud distante en referencia a la pareja de estudiantes.

Tanto Gabriel como Emilie notaron esa tensión en el ambiente, siendo la mujer quien rompió ese silencio mortuorio al tratar entablar una conversación amena tras servir la cena a cada uno de los comensales.

- Y dime, Marinette...- la susodicha atendió con una mirada perdida, pestañeando fuera de sí-. ... ¿Cómo va la preparación para el acceso a la Universidad?

- Eh... Bien.- confirmó con una sonrisa forzada-. Es un poco complicado, pero... No lo llevo mal.

- Adrien nos dijo que querías focalizarte en el mundo de la moda.- intervino Gabriel con displicencia.

Su descendiente ni siquiera se dignó a mirar a sus mentores, saboreando un trozo de su plato en un estado abstraído. Ignorando la presencia de los presentes.

- Sí, me gusta mucho.- expresó en un tono recatado, ojeando con discreción a su apático compañero-. Aunque sé que aún me queda un largo recorrido hasta que consiga cumplir mi sueño, así que...

- Seguro que lo conseguirás.- animó la rubia, arrimándose a su aun ex-marido para colocar una mano sobre uno de sus hombros.

La menor se fijó en ese tierno gesto por parte de la fémina, después lamentándose de cómo había metido la pata con su novio al hacerlo lucir tan devastado.

Quizás se había pasado de la raya, pero la verdad era que, el mero hecho de que él se tomara en broma cualquier cosa que hiciera o dijera, a veces la hacía sentir insegura sobre los fundamentos de su relación.

Mentiría si dijera que la distancia estaba resultando fácil, pues por más contacto que tuviera con él, su mente le jugaba malas pasadas al imaginar todo tipo de escenarios que iban en contra de sus deseos.

- Ya estoy.- sentenció el blondo, dejando el plato a medias y poniéndose de pie.

- ¿Cómo que ya estás?- cuestionó su madre con incredulidad-. Pero si ni siquiera te has terminado la comida...

- No tengo hambre.- contestó secamente, dirigiendo sus pasos hacia el pasadizo-. Que os aproveche, yo me voy a dormir.

La euroasiática lo observó alejarse en desasosiego, indecisa e impotente en esa situación de la que ella había sido la principal causante.

- Estará cansado...- argumentó el empresario en un tono prudente.

- Iré a buscar el segundo plato...

- Disculpen.- interfirió la invitada, enderezándose con una mirada arrepentida-. Yo también iré a descansar, si no es molestia.

- ¿No vas a comer nada más?- se extrañó la ama de casa.

- Todo está delicioso, pero... En verdad, necesito acostarme.- explicó con amabilidad, realizando una leve reverencia-. Buenas noches, señores Agreste.

La pareja se quedó a solas en el comedor de mientras la jovenzuela se encaminaba hacia la habitación de Adrien, inspirando en profundidad antes de abrir la puerta y encontrarse al muchacho tendido bocarriba sobre el lecho.

Nada más entrar, él la contempló sin moverse de sitio, enseguida clavando su vista al techo de forma esquiva al verla acercarse tras asegurar la entrada.

Hubo unos instantes de solemne silencio, ninguno de los dos dando el brazo a torcer hasta que ella se sentó en su costado de la cama. Mirando fijamente a ese rebelde de dorada cabellera.

||+18|| ▪TURN ME ON ▪                  ➤ ADRINETTEWhere stories live. Discover now