Primera carta

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Will seguía congelado en la mitad de su patio delantero. No podía moverse, solo podía releer la carta mientras esperanzado pedía al cielo que todo fuera un mal sueño, pero era todo menos un sueño.

—¿Will? —la voz de su madre lo sacó de su trance, asustándolo.

Will soltó un pequeño chillido y dejó caer la carta, volteándose a toda prisa hacia su madre.

—¿Q-Qué pasa, mamá? —preguntó intentando sonar indiferente, claro, falló.

—Llevas mucho tiempo en el correo, empezaba a asustarme ¿Esta todo bien? —preguntó Joyce con un tono de preocupación en su voz.

Will dio gracias a que su madre no preguntó por la carta que hace un rato pasó de sus manos al suelo.

—Claro, está todo bien —sonrío para tranquilizar a su madre y un poco a sí mismo.

—¿Recibiste algo, por eso tardabas tanto? —siguió preguntando Joyce, alarmando a Will.

Will mutó la mueca de susto que amenazaba con salir y sonrió aún más.

— No, s-solo quise ver un poco, ya sabes a ver si llego otra postal de Jonathan —dijo mientras recogía todas las otras cartas del buzón rápidamente.

Joyce asintió con cierta desconfianza, pero segundos después descartando el tema.

—Bueno es mejor que entremos ya, Jane y Hopper están esperándonos para empezar a almorzar. Claro, si ya no se tragaron todo.

Will soltó una risita y cuando su madre se giró para volver a entrar a su casa recogió el sobre del suelo y lo metió en sus bolsillos.

Madre e hijo entraron a la casa dirigiéndose al comedor donde la familia Hopper ya estaba devorando su almuerzo como si no hubieran comido en tres días. Ambos se sentaron y comieron con mucha más calma que la anterior pareja.

Will ya estaba acostumbrado a tener a Hopper y a Jane en su casa. Desde ya hace unos años Hopper y Joyce decidieron hacer oficial su relación y vivir juntos. Will se alegró por su madre pero a veces convivir con Jane se le hacía difícil. Claro que no era porque no le agradara, de hecho Jane es una de las personas más amables que jamás conoció. El problema era pues...algo que ya es obvio. Es novia de Mike. No hay que malinterpretarlo, a Will le gusta que Mike sea feliz, pero las cosas se ponen difíciles con sus sentimientos de por medio.

Desde que Will descubrió que estaba enamorado de Mike -lo cual no fue un proceso muy lindo- y lo acepto, aunque quizá no del todo, decidió que lo escondería porque no era muy difícil. Después de todo su sonrojos cuando las muestras de amor innecesarias de Mike aparecían siempre han estado ahí, así que no iba a ser muy difícil, o eso pensaba. Hasta que llegó Jane, quitándole toda la atención de Mike y llevándose todo el tiempo que este le dedicaba, pero nunca dijo nada, aún sabiendo que si llamara a Wheeler por cualquier cosa este acudiría. Prefirió mantenerse callado y dejar que Jane y Mike construyeran esa relación tan hermosa que ahora tienen. Él no tenía derecho a quitarle la felicidad a Mike y mucho menos a Jane con todo lo que había pasado años atrás. Después de todo tal vez era lo mejor para que aquellos sentimientos se extingan. Aunque después de tantos años tal vez el método no esté funcionando.

Will terminó su almuerzo, se despidió de Hopper quien ya estaba por volver al trabajo después de el almuerzo y corrió a su habitación con la excusa de terminar su tarea. Aunque lo único que iba hacer era sentarse a leer y pensar sobre aquella carta que llegó a su buzón, aquella fatídica carta. Entonces sentado en su cama y de piernas cruzadas se dispuso a divagar, y de vez en cuando a releer la carta intentando encontrar algún error o pista que le diera a conocer a aquella persona o intentar comparar las letras de todas las personas que conocía con la letra de aquella carta. Y claro, nunca encontraba nada y empezaba a desesperarse.

Dear, Will ; BylerWhere stories live. Discover now