Undécima carta

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Abrió levemente los ojos y lo primero que vio fue el rostro de Mike dormido todavía. Lo atacó levemente la sorpresa, casi olvidando lo que pasó aquella noche. Quiso removerse, pero los brazos del chico lo rodeaban de tal manera que casi no podía moverse. Levantó levemente su cabeza y miró hacia el reloj de su mesa de noche. Eran las 11:00 de la mañana, pronto su madre llegaría con Hopper para el almuerzo.

El sonido de la puerta abriéndose desde la sala negó su afirmación. Ya habían llegado. Pudo escuchar a Joyce y a Hopper hablando desde la sala y eso solo hizo que se alarmara aún más.

—Mike —siseo alarmado—, Mike —volvió a decir, esta vez removiendo como pudo su cuerpo para que despertara.

El chico se removió y lo apegó más hacia él. Will quiso detenerse a sonreír, pero sacudió la cabeza y siguió llamando al chico hasta que gruñó y abrió un poco los ojos.

—Vaya forma tan dulce de despertarme —dijo el chico mientras se estiraba y por fin dejaba libre a Will.

—No es tiempo de bromear, Mike. Mi madre y Hopper ya están aquí —susurró, mientras oía sus voces desde la sala todavía.

Mike abrió sus ojos en grande y se paró de la cama de un salto. Will imitó su acción y lo siguió hasta la ventana. El mayor abrió la ventana y salió lo más rápido que pudo por esta.

—Yo que esperaba una linda mañana —dijo el chico cuando ya estuvo fuera.

—Cállate, Mike.

El chico le sonrió y se acercó un poco, atravesando con su cabeza la ventana; quería besarlo. Will estuvo a punto de corresponder, pero entonces unos pasos los interrumpieron.

—Es mi madre, adiós, Mike —dijo antes de cerrarle la ventana en la cara y cerrar las cortinas con la mejillas rojas tan rápido como pudo.

Se apresuró a caminar hacia la puerta para salir y saludar a su madre, pero la voz profunda de Hopper interrumpió su acción.

—No lo sé, Joyce. Esto es tan raro, primero los Peterson me dicen que un chico con el mismo corte que Will fue captado por sus cámaras. Ahora en la jodida gasolinera más alejada de el pueblo vienen a describirme a un criminal igual a Will. No tenemos razones para creer que es él, yo seguiré investigando, pero te pido que hables con él, el chico está raro y lo sabes, no sabemos qué clase de cosas pueden pasar por su cabeza. Sé perfectamente que ese niño no haría algo como esto, es muy bueno para estas tonterías, pero no sabemos si es realmente él quien está haciendo todo esto —dijo Hopper claramente cansado.

Will trago saliva y se quedó estático en su lugar. Solo reaccionando cuando escuchó los pasos de alguien llegar al umbral de su puerta. Corrió a acostarse en su cama para disimular que había escuchado todo eso. Cerró los ojos y fingió estar dormido. Su madre entró y se encaminó hacia su cama, sentándose a su lado.

—Will —lo llamó con dulzura.

Will abrió los un poco, queriendo terminar el teatro que estaba haciendo.

—Buenos días, cariño. Jane sigue dormida también, ambos son unos dormilones.

Su madre río y él dio su mejor sonrisa, intentando parecer somnoliento. Joyce acarició su cabello y Will supo que sucedería.

—Will, estás últimas semanas...no lo sé, te he notado raro, abrumado, cansado. ¿Está todo bien? Sabes que puedes confiar en mi, cariño.

Las palabras de su madre se incrustaron de manera dolorosa en su corazón. Quería decir la verdad, lo necesitaba, pero se obligó a cerrar la boca, no quería que su madre lo odiara; era mejor así.

Dear, Will ; BylerWhere stories live. Discover now