[004]

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— Abuela iré a jugar con Jaemin — asintió sin mirarme.

Ni siquiera preguntó quien era Jaemin o a lo mejor su mala audición hizo que creyera que hablaba de otra persona.

— ¡No vayan al muelle porque hay marea alta! — el tío gritó sin despegar su mirada del televisor.

— ¡Entendido! — respondí bajando los escalones apurada.

Se me hizo extraño no ver a Renjun en mi casa, puesto que ese niño prácticamente vivía ahí, a lo mejor sólo se quedó dormido por lo que no tuvo tiempo de molestarme.

Entré con una sonrisa al hogar de la familia Na.

Jaemin fue el primero en darse cuenta de mi presencia ya que se giró y me sonrió.

— Nuri, ven acá.

Jaló de mi mano sentándome a su lado. No pude evitar sonrojarme, ningún chico en mi vida me había tomado de la mano de esa forma.

Renjun no contaba porque él siempre lo hacía con el afán de molestar.

Pasamos el rato viendo un programa de televisión mientras la abuela cocinaba, habíamos insistido en ayudarla; sin embargo, ella se negó diciendo que mejor disfrutaramos viendo el televisor.

Yo estaba recostada boca abajo con mi barbilla apoyada sobre mis palmas y mis pies moviéndolos al aire. Jaemin se encontraba a mi lado con las piernas cruzadas y apoyándose en sus brazos.

— Nuri — el pelicastaño se inclinó colocándose en la misma posición que la mía.

— Mande — dije sin mirarle.

— La abuela me dijo que hay un muelle muy lindo y me gustaría que me acompañaras.

Roté mi cabeza encontrándome con una sonrisita tan tierna por parte del nieto de la abuela Na, lucía como un niño pequeño.

— Jaemin — el alzó sus cejas en el momento que lo nombré, sentía que si le decía que no, iba a romper sus ilusiones en un chasquido de dedos — Mi tío dijo que hay marea alta.

— Oh.

— Pero podemos ir mañana no te preocupes — esbocé una sonrisa cálida, él asintió con una media sonrisa.

— Eres muy linda.

Me sonrojé cuando acarició mi cabello.

— Aunque estoy algo aburrido ahora.

Me reincorporé sentándome de la forma en la que Jaemin estaba anteriormente, él hizo lo mismo mirándome atento.

— Ahorita regreso.

Salí de su hogar rápidamente.

Mi plan era ir a pedirle los juegos de mesa a Renjun ya que él tenía muchos, ese chico tenía casi una colección debajo de su cama.

Cuando me planté frente a la puerta de la casa de Renjun al primero que vi fue a Pato el loro de mi vecino enjauladito mientras comía de su plato.

— Pato — dije observándolo. El loro respondió.

— Caca — reí. Estaba más que segura que Renjun le había enseñado esa palabra.

— Mamá Hwang.

La bella mujer apareció con un mandil floreado y unos palillos en manos, se alegró al verme.

— Nuri, hace tiempo que no te veía por aquí.

we young ➳ renjunWhere stories live. Discover now