Quinto capítulo

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-¿Amaia?

Alfred no podía creerlo. Amaia había despertado. Lo estaba mirando.

Dos lágrimas descendieron por las mejillas de la chica. Lágrimas que Alfred no tardó en limpiar. Acariciando su rostro, maravillado ante tal belleza. Había echado de menos su mirada, y su voz, extrañaba su voz.

-No puedo creerlo. ¡Estás aquí!

Se lanzó a sus brazos, con cuidado, con miedo. Como si fuera una muñeca de porcelana. Frágil ante el mundo.

Amaia, lentamente subió su mano al rostro del chico, secando, esta vez, ella sus lágrimas. Sonrió. Con gran esfuerzo, pero ahí estaba su sonrisa.

Alfred quería verla en su plenitud y no pudo evitar retirarle la máscara de oxígeno, no sin antes, preguntarle a ella.

-¿Puedo?

Amaia levantó un dedo de su mano. No podía mover la cabeza debido al dolor, por lo que optó por el lenguaje que ambos compartían. Un dedo significaba un pitido. Afirmativo.

Nada más retirársela la colocó con cuidado sobre la almohada. Ambos sonreían. Por fin podían volver a mirarse a los ojos, algo que tanto habían extrañado.

-Te echaba de menos. Dolía Amaia. Molt.

-Y...Yo.

Alfred no podía ser más feliz en esos momentos. Su voz. Después de dos mese había vuelto a escucharla. Y no había sido mediante grabaciones, como hasta ese instante había hecho cuando la echaba de menos.

Amaia siempre había sido el mayor tranquilizante para Alfred. En sus peores momentos, con tan solo escucharla, todo mejoraba. Esos meses habían sido duros, los peores para él. Y no tenerla cuando más lo necesitaba lo mataba. Por eso siempre escuchaba sus audios y videos, Amaia cantando, Amaia y él haciendo tonterías. Necesitaba oírla, y esa era su única vía.

-¿Cómo estás?

Amaia intentaba responder, pero le suponía un esfuerzo muy grande en esos momentos.

-Tranquila Amaix. Es normal, acabas de despertar de un coma. ¿Utilizamos nuestro lenguaje?

Alfred le guiñó un ojo, y la joven agarró su mano mientras le sonreía. Era el mejor.

Volvió a repetirle la misma pregunta, mientras apretaba fuertemente su mano. No querían soltarse. Nunca.

Amaia levantó el dedo pulgar de la mano que tenía libre. Gesto afirmativo.

-¿Te duele la cabeza?

Mismo procedimiento.

-No te preocupes. Te llevaste un buen golpe.

-Aal...

-Sh tranquila titi.- Alfred acaricio la mejilla de Amaia intentando tranquilizarla. Estaba haciendo demasiado esfuerzo hoy, y aún estaba débil.- ¿Quieres ver a tu familia?

La cara de desconcierto de Amaia lo confundió. La chica negó, moviendo muy despacio la cabeza.

-¿Llamo al médico para que te vea?

Amaia no respondía. Tan solo mantenía su mirada fijada en la de él, y su mano agarrada fuertemente, tirando levemente hacia ella.

-Voy a llamarlo ¿vale? Tiene que ver cómo estás.

Justo cuando Alfred se disponía a levantarse, Amaia se lo impidió generando una fuerza impropia para su estado. Tiró de él, hasta que cayó sobre ella, quedando sus rostros cerca, muy cerca.

Sensaciones inexplicables para uno de los dos, y muy claras para el otro. Uno comenzaba a sentir, mientras el otro llevaba tiempo sintiendo.

Conforme se juntaron, se separaron. Amaia huía de lo que había sentido, y Alfred añoraba la cercanía. Eran distintos puntos de vista de su propia realidad. Amaia, siempre había visto en Alfred un pilar fundamental. Su apoyo, su hombro para llorar, su amigo de risas y chistes. En definitiva, su mejor mitad.

Sin embargo, Alfred veía esa versión de Amaia para él. Solo que su versión era más amplia. Sus sentimientos por ella iban más allá. Era su mejor amiga con quien compartía su mayor pasión, su mejor consejera y apoyo. Llorar, reír, bailar, todo con Amaia. Él quería seguir haciendo eso con ella, pero quizás, de una forma un tanto más especial. Y anhelaba, deseaba, que ella lo sintiera también.

A lo mejor sería cuestión de tiempo, o a lo mejor nunca se fuese a dar el caso.

La proximidad desapareció, dando paso a una ligera tensión.

Alfred, en un intento de mandarle su tranquilidad a Amaia, le dio un beso en la frente. Todo estaba bien, y esa tensión no había existido. Quería que ella lo creyese.

El hecho de que Amaia se pudiese replantear sentimientos respecto a la relación que tenían, no llegaba en buen momento. Primero estaba ella, y su salud era lo único que debía ser prioridad en su mente. Además, el fallecimiento de su madre, a lo que Alfred no sabía como ella iba a poder hacerle frente.

Sentía que le estaba mintiendo, por el simple hecho de no haberla informado nada más despertar. No era el momento, y se habría arrepentido si lo hubiese hecho.

Él debía ser la última preocupación, y por tanto la última prioridad para Amaia.

Salió de la habitación y se acercó a Javier. Por la felicidad en el rostro de Alfred, el hermano de Amaia lo entendió todo. Se abalanzo a los brazos de su amigo, sin poder creerlo, llorando, emocionado.

-¿Cómo está?

-Compruébalo.

Y como un cohete, fue hacia la habitación de su hermana.

La reacción de Amaia, fue otra historia.

Javier, con los ojos llenos de lágrimas sonrió a su hermana, quien lo miraba de una forma extraña. El chico no se estaba dando cuenta de lo que sucedía. Sin pensarlo, pero con cuidado, la abrazó. Amaia no opuso resistencia, pero no entendía nada.

Alfred entró por la puerta, seguido por Ángel, Ángela y el médico de Amaia.

-¡Veo que has despertado!

Mientras el médico hablaba, Ángela y Ángel fueron hacia ella, igual que había hecho Javier segundos antes.

El desconcierto aumento. Y Amaia recurrió a quien, en aquella sala, verdaderamente la conocía.

-¿Al..fred?

Hizo el amago de separarse de sus familiares para buscar al chico con la mirada. Este, extrañado por ser llamado justo en ese instante, fue hacia ella.

Amaia agarró su mano. Y se acercó a su oído, creyendo hablar flojo.

No fue así. Y todos los presentes en la sala escucharon sus palabras, quedando descolocados, y por supuesto, destrozados.

-¿Quiénes son?


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Me ha quedado corto, pero debía ser así. Espero poder actualizar en poco tiempo y compensar. Lo haré. 

Por otro lado, ¿qué pensáis? ¿esperabais esto? Para mi es un capitulo muy importante, porque ademas de salir a la luz algunos problemas a los que Amaia va a tener que hacer frente, también hace que nos concienciemos de ellos. Además, hay más pinceladas en el capitulo, como es la visión de Alfred sobre Amaia, y sobre su relación con ella. Creo que es importante.

¡Muchas gracias por la acogida que está teniendo la historia! Es gracias a vosotrxs. 

Os quiero. Nos leemos pronto. 

A mi ladoWhere stories live. Discover now