018

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Blue esa mañana volvió a ser la primera en despertar. Por lo tanto, se hallaba en la cocina preparando lo que sería el desayuno.

Esta vez no buscaba hablar con la mayor. No necesitaba ir a algún lugar u otras cuestiones que la involucaran. Sólo se hallaba desentendida, preocupada y extrañada; eso creía.
No había podido dormir lo requerido, es más, no había pegado un ojo en todo la noche por sólo el hecho de estar absorta o extraviada en aquél laberinto de emociones y suposiciones que no la tranquilizaban ni en una mínima parte de su ser.

Se sentía inferior, perdida e ingenua. Y fue peor luego de su minúscula conversación con Jiwoo la noche anterior. Cuando le contó aquello que sucedió con Hoseok y ella, pocos instantes antes de su presencia.
Si, no había aguantado, le había dicho todo lo que pasó; sobre el ferviente contacto que tuvieron ambos, aún cuando Hoseok estaba inconsciente, y se sintió culpable. No sólo por ese hecho, sino también por la mirada de desapruebo que le proporcionó la mayor al hablarle.

Ella le dijo que simplemente evitara ese tipo de contactos con el mayor y que esperaría hasta el día siguiente para hablar de ello con él, sólo en caso de que éste lo recordara, cosa que era poco probable.
Y de alguna forma algo en ella se estrujaba por el simple hecho de pensar que Hoseok olvidaría cada detalle sobre esa noche, incluyéndose. Pero también sabía que si él no se enteraba de aquello, entonces no correría ningún riesgo de pasar vergüenza o ser reprochada, quién sabe. Jiwoo debía saber sus razones para no aprobar algo como aquello, por lo tanto no puso objeción y decidió obedecerla. Después de todo era su hermana y sólo trataba de protegerlo.

Se sentó en la mesa y con serenidad llevó una manos a sus labios, tocó suavemente con sus yemas el borde de estos y luego cerró sus ojos serenamente. Pensaba en él; en Hoseok; en sus fuertes brazos rodeando su pequeño cuerpo; en su respiración caliente detrás de su oreja; en la forma que éste la miró; y en sus labios, unidos a los suyos y encajando a la perfección.

Un cosquilleo en su abdomen le llamó la atención, estaba ocurriendo muy seguido, más cuando esos precisos pensamientos abarcaban su cabeza. Desde lo ocurrido, no había dejado de pensar en él y no terminaba de comprender por qué no sólo lo podía dejar pasar y ya. Y ese extraño cosquilleo tampoco la calmaba un poco. Todo aquello era demasiado desconcertante y nuevo para ella.

Estaba ensimismada aún, tocando sus labios, cuando un leve carraspeo la sacó de su hundimiento. Blue abrió sus ojos con desmesura al ser sorprendida por la presencia de Hoseok ahí, su corazón bombeó con brío y a la vez eso hizo que su cuerpo también temblara. De alguna forma la presencia del mayor ahora le cohibía. ¿Qué le estaba pasando?

—Hoseok.— saludó con desequilibrio en su voz, algo qué él notó pero sólo lo ignoró.

Blue sirvió el desayuno para él y luego volvió a su lugar, frente a el. Con la vista perfecta de ese chico comiendo bien, de algún modo le gustó ese detalle. Se posicionó con ambos codos sobre la mesa y sosteniendo su cabeza con ambas manos. Su vista se mantenía pegada al mayor. Sentía la necesidad de hacerlo y seguir sintiendo ese extraño revoloteo en su estomago.

Hoseok notó aquel detalle y frunció el ceño, disminuyendo el ritmo con el cual engullía la comida para mirarla extrañado.

—¿Qué te pasa?— escuadriñó con la mirada a la chica, la cual al oírlo dió un pequeño respingo y bajó la mirada con las mejillas acaloradas.

—N-Nada...

—¿En serio?— insistió. Ella asintió.
—Si tú lo dices…— volvió a comer pero luego de unos segundos habló nuevamente.
—Hoy volveré a trabajar.— informó, y en seguida Blue elevó la mirada de vuelta a él, con escepticismo.

—Oh…, Jiwoo no me había avisado.— se sorprendió.

Hoseok limpió su boca con una servilleta y la miró.

—Eso es raro.— admitió. Era cierto.
—No me esperes hasta después del mediodía, normalmente paso mucho tiempo en la empresa.— se levantó de la mesa y tomó el saco negro que había dejado sobre el respaldo de la silla. Estuvo dispuesto a salir de ahí pero hizo un sonido de haber recordado algo y volvió su vista a ella.
—Toma esto.— del bolsillo de su pantalón sacó un teléfono celular y se lo tendió casualmente.
—Te servirá. Si necesitas algo, tienes ahí el contacto de Jiwoo. No te preocupes, el último número en el registro es mío así que sólo agéndalo como corresponde.— señaló otro móvil que había sacado del otro bolsillo.

Blue tomó el aparato con vacilación y asintió de la misma forma sólo viendo lo que ahora tenía entre sus manos. Era un producto muy nuevo, probablemente hasta sacado al mercado recientemente. Debía valer mucho. ¿Pero por qué no le extrañaba que él comprase algo así para ella? Tal vez porque sabía quién era Hoseok y que tal vez éste lo hacía no por ella, sino para beneficio propio, quien sabe.
Pero lo que sí en su lugar le dejaba atónita y le contradecía entre ser real o sólo una mera confusión  era el trato amable que repentinamente éste le brindaba.

Desde que despertó, su semblante permanecía calmo y sin atisbo de enojo o irritación. Como si no recordase nada de lo que sucedió entre ambos. Era de esperarse, después de todo él estaba más dormido que consiente esa vez.

—Lo haré, muchas gracias.— sonrió.

—Sé que fuiste tú la que me trajo hasta aquí después de lo de anoche. Gracias por cuidar de mí, Blue.— agradeció con una sonrisa apenas notoria.

El corazón de Blue se contrajo inesperadamente al oír sus palabras. Ahora no sabía que pensar sobre aquello. ¿Él recordaba el beso entre ambos?
Negó con ímpetu al sólo pensarlo. No debía hacerse ideas. Él parecía sólo suponer eso y además, no era probable que lo recordase después de todo.

No hizo falta articular palabras, ya que su cuerpo pareció jugarle la contraria y actuó por propio impulso, haciéndole desobedecer a sus propias propuestas y a su vez a la orden de Jiwoo. Se acercó a él, hasta quedar a sólo centímetros de su cuerpo y se puso de puntillas para alcanzar su rostro y dejar en su mejilla un pequeño beso.

—De nada.— dijo eso y fue la primera en abandonar el lugar, apresurando su paso como un rayo mientras subía las escaleras y se encerraba en su habitación.

Se paró con la puerta recién cerrada a sus espaldas,  la respiración agitada y el corazón latiendo a mil.

Había hecho algo malo, lo presentía. Pero qué más podía hacer. Ella no era capaz de controlar a su cuerpo y mucho menos era capaz de comprender lo que le estaba pasando. Todo en su mente era Hoseok, todo de alguna forma se vinculaba a él ahora. Debía encontrar la forma de solucionar eso, pero Jiwoo no estaba ahí y tampoco le hablaría sobre ello sabiendo que ésta se oponía a toda costa ante aquello.

Debía hacer algo antes de perder la cordura.

Miró el móvil aún entre sus manos, entonces recordó algo. Abrió el cajón del mueble de al lado de su cama y divisó allí un trozo de papel, con unos números escritos en él.

Tal vez sólo necesitaba distraerse un poco.

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The stranger ➸ J. HoSeok ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora