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El silencio fúnebre rebotaba en las cuatro paredes de aquella habitación, sólo la respiración pesada de Hoseok se sentía en ese incómodo ambiente; quien hasta ese momento no había pronunciado palabra alguna ante lo anterior dicho por su padre. Y tratando de asimilarlo, sólo logró que su mirada se oscureciera de la peor forma.

—Oh, Jihee y Jiwoo. Tenemos un nombre en común, ¡Grandioso! ¿No crees, Hoseok?— Jiwoo dejó escapar una nerviosa risa, intentando calmar el aire tenso.

La voz de su hermana dirijida a su persona nisiquiera lo inmutó. Su expresión sólo dejaba pensar que se encontraba en total desacuerdo con la decisión del Jung mayor, y es que sí, en efecto lo estaba.

¿Cómo que una mujer, desconocida, a la que le acababan de presentar viviría desde ahora en SU casa sin su anuencia? Una sensación de dejavú atravesó su mente en ese instante y frunció el ceño.

—¿Por qué razones tendría que hospedarse precisamente en mi casa, padre?— intuyó el azabache por fin.

Su padre hizo un leve carraspeo y se acomodó mejor en su asiento.

—Verás, Hoseok…— el hombre dirijió una rápida mirada a su primogénita.
—Recientemente, el padre de Jihee, mi gran colega y ocupante de un puesto muy importante en la empresa familiar, fue diagnosticado con una enfermedad terminal. Lamentablemente, aunque nos cueste a todos sus seres cercanos admitirlo, no podrá seguir trabajando por mucho más tiempo y…— señaló de nuevo con una mano a la castaña
—…como verás, ésta muchacha es la única descendiente de linaje de mi buen amigo, y por lo tanto la heredera de ese cargo tan sustancial.— ahora miró a su hijo fijamente.
—Pero, verás, ésto del padre de Jihee fue tan desprevenido, él aún era bastante joven y fuerte por lo que ella sólo era una chica que seguía sus estudios universitarios, sin conocimiento adecuado como para poder hacerse cargo de esto. Por eso para poder proceder a suplantarlo, ella requerirá de entrenamiento y algo de conocimiento sobre nuestro negocio.

—Y tú… ¿estás esperando a que yo le enseñe?— Hoseok dejó escapar un risa nasal, girando un poco su cuello.

—Ah, Hoseok, yo desearía poder enseñar de mis propias palabras a la querida Jihee pero verás, mi atareada situación momentánea no me lo permite y no puedo asumirle ese cargo a cualquier otro miembro de la empresa…— imploró con la mirada a su retoño y éste sólo le miró.
—Te pido por favor, por mí y por el futuro de este negocio familiar forjado por nuestro esfuerzo, que le enseñes tú a la joven Im sobre nuestro trabajo.

—Yo no…

—Además..., según lo que me he enterado— volvió a hablar el mayor, interrumpiendo sus palabras y mirando sobre el hombro de éste.
—No es como si fuera la primera vez que toleres la estadía de una completa desconocida en tu propia casa, ¿No es así?— sonrió aún mirando detrás del chico.

Hoseok frunció el entrecejo confundido y volteó su cuello hacia la entrada del comedor, donde su padre miraba, y ahí estaba Blue, con el rostro un poco rojo y una mano en el mentón por la repentina insinuación. El azabache miró a su padre regañadientes.

—No sé que te habrán dicho. Pero déjame decirte que ella ya no estará aquí para la próxima semana, sólo ha sido un pequeño problema surgido inevitablemente.— ahora miró con reproche a su hermana.

Ésta sonrió inquieta, haciendo ademanes con las palmas para que dejase de mirarla.

En ese momento. Jiwoo se dió cuenta de la mirada escudriñante que la castaña mentenía en Blue y se paró de su asiento.

—Oh, cierto, que despistada.— palmeó levemente su propia frente y señaló a la chica que se mantenía parada en la puerta.
—Jihee, ella es Blue. Fue quién preparó este exquisito platillo principal.— halagó Jiwoo y la susodicha sólo se avergonzó aún más.

Por su parte, Jihee ahora deslizó su mirada desde la azabache hasta un lugar sobrante con un plato vacío en la mesa e hizo un mohín mirando ahora a Jiwoo.

—Ven, siéntate, Blue.— llamó la Jung mayor con su típica sonrisa amable, apuntado a ese lugar vacío.

—¿La sirvienta cenará con nosotros?— inquirió Jihee sin reemplazar su expresión.

Blue al momento de oír aquello de la castaña que acababa de conocer, detuvo sus pasos quedando a medio camino de donde Jiwoo la invitó a sentarse. La mirada que aquella mujer le daba y junto con aquellas simples palabras causaron una sensación extraña y desagradable en el corazón de la azabache.

—No, no, no…— prontamente Jiwoo saltó, dándole a entender a la chica que se equivocaba.
—Blue es amiga mía y de Hoseok.— miró a su hermano, quien también había pausado sus acciones al igual que Blue, éste quedando con el tenedor de comida cerca de su boca semi abierta.

—Ella no es una empleada de la casa.— aclaró Hoseok, bajando el tenedor y luego de decir eso unos pasos rápidos se oyeron detrás de él.

Blue había subido a toda velocidad de vuelta a su habitación.

Hoseok regreso la mirada de detrás de sí y miró resentido a Jihee. Ésta sólo hizo un además indiferente.

—Pero si yo no dije nada malo.— se defendió.

—Disculpen a Jihee, ella suele ser algo despistada con sus palabras.— el hombre mayor palmeó el hombro de su acompañante con una expresión de arrepentimiento.

Hoseok no dijo nada más, sólo se centro en la comida y la cena prosiguió sólo con conversaciones entre el trío y él que asentía de vez en cuando al ser señalado pero nada más de eso.

La reunión llegó a su fin y los invitados se despedían, con su padre diciéndole antes de irse que Jihee volvería a la mañana siguiente a cumplir con ese acuerdo que de mala gana tuvo que aceptar sólo por él.

Caminó hasta el principio de las escaleras y miró detenidamente los escalones, recordó lo sucedido con Blue unas horas antes.

Esa tipa, Jihee, le había dado una primera impresión bastante mala y desagradable.

The stranger ➸ J. HoSeok ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora