t r e c e

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🌙

           


La imprevista reunión se había terminado, Rosé permanecía recostada sobre el felpudo en el suelo de su habitación mientras repasaba un libro que Jisoo le había mostrado antes de que sus "visitas" llegaran. Jisoo había accedido a la invitación de los jóvenes hechiceros, todas ellas visitarían el hogar de los chicos y así conocerían al resto de la familia.

La joven pelirroja despidió a cada uno con una educada reverencia y un "hasta pronto", pero cuando fue el turno de Jimin no pudo evitar sonreír más de lo necesario mientras él se iba junto a sus hermanos. Y ahora, en su habitación rodeada del silencio y tranquilidad, Rosé intentaba mantener el recuerdo del joven peligris intacto, evocando esa sonrisa al igual que sus ojos sobre ella. No habían tenido oportunidad de hablar con mayor intimidad, pero de alguna forma las pocas palabras que habían logrado intercambiar habían traído dicha al corazón de la joven bruja.

Sin embargo, la incertidumbre no abandonaba los pensamientos de Rosé, inundados de preguntas que aún no tenían respuesta alguna. ¿Qué era ese cosquilleo en su interior que se extendía por todo su ser cuando pensaba en él? Buscaba como definirlo pero no encontraba las palabras, nunca se había sentido así antes por lo que no tenía idea de que era lo que ocurría. Era como si en su interior, muy en lo profundo de su alma, supiera algo que su mente no comprendía.

¿Podría el alma saber algo que nuestro cerebro ignoraba? 

Con un profundo suspiro de ensoñación Rosé abandono el libro a un costado sobre el felpudo y se rindió ante sus cavilaciones. La visita a casa de los hechiceros se llevaría a cabo al día siguiente, lo cual parecía apresurado pero de alguna forma la joven estaba feliz de no tener que esperar demasiado. Había tanto que decir, pero parecía que no existían palabras adecuadas para hablar con Jimin. Pero, incluso con todos esos misteriosos sueños donde ambos estaban involucrados y la obvia "energía" que de alguna forma los mantenía tensos; Rosé se había dejado llevar por su lado más trivial y humano.

Quería saberlo todo de aquel chico.

Rosé se había planteado cientos de preguntas, simples pero de alguna forma eran demasiado importantes para la joven.

¿Cuál sería su color favorito? ¿Preferiría los atardeceres o los amaneceres? ¿Sería un hechicero desde su nacimiento? ¿Disfrutaba más del frío o el calor? ¿Le gustará bailar?

Pero todas esas incógnitas no mantenían despierta a Rosé, sino la posibilidad de obtener respuestas reales. Pequeñas piezas del chico peligris, que podría guardar para sí misma. Esa danza que su imaginación había comenzado dejo a Rosé recostada sobre su cama, abrazando una almohada mientras suspiraba. Mordió su labio tratando de ocultar una sonrisa, ocultó su rostro en la almohada y comenzó a moverse inquieta sobre el cubrecama.

Su corazón latía agitado por la emoción, su cabeza estaba nublada por la preocupación y sus manos sujetaban ansiosamente el suave cojín. Visitar el hogar de Jimin la tenía hecha un lio, pero uno bueno. Deseaba conocer los muros que albergaban a un chico como él, saber por dónde caminaba cada día y poder conocer a sus hermanos como él mismo había visto ya a su pequeña familia.

La expectativa le obligo a dormir temprano esa noche, pero esta misma le hizo muy difícil la tarea de cerrar sus ojos y entregarse al mundo de los sueños. Esa noche no hubo necesidad de sueños extraños con el chico de los cabellos grises, porque no era más un simple recuerdo que debía reencarnar en sus sueños para verlo.

Jimin era más real que nunca, y no tendría que añorar sus sueños para regocijarse en esa mirada.












ᴅᴀʀᴋɴᴇss ✨ p.jimin • p.chaeyoungWhere stories live. Discover now