ᴅᴀʀᴋɴᴇss ✨ p.jimin • p.chaeyoung

d i e c i s i e t e

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Las estrellas se habían esfumado hacia un rato, mientras dos jóvenes se perdían en las palabras dichas por cada uno. De alguna forma el descubrimiento de aquellos sueños extraños y esa familiaridad que sentían por el otro los había llevado a confesar todo lo que habían pensado desde aquella noche donde las chispas se escaparon de sus propios dedos.

Jimin y Rosé permanecían en el observatorio, sentados en el suelo como dos chiquillos que conversaban animadamente. Debían haber pasado minutos, quizá horas desde que habían entrado a dicha habitación. Pero era necesario decirlo todo, hablar sobre todos esos sueños que parecían haberlos guiado de alguna forma hasta encontrarse de nuevo.

— Nunca he podido ver el futuro de forma clara... solo son sueños que parecen tener mensajes ocultos — había dicho Jimin cuando comenzaron a hablar.

— ¿Habías soñado algo así antes?

El peligris negó ante la pregunta, ya que desde pequeño los sueños eran más bien ilógicos. Nunca había rostros, tan sólo cosas extrañas pasaban mientras él observaba desde algún punto. Pero todo había sido diferente desde que había conocido a sus hermanos, y a su vez cuando se había encontrado con Rosé.

— Es como si no pudiera ver más allá de las personas que conozco... hasta que soñé contigo.

Los ojos de Rosé brillaron con sorpresa, mientras escuchaba atentamente a las palabras de Jimin. Saber que ella parecía ser algo especial en la vida de Jimin la llenaba de una dicha extraña, pero al mismo tiempo producía cientos de nuevas preguntas en la mente de la joven.

Para Rosé sus poderes aun eran una incógnita, una parte del mundo que la rodeaba que debía descubrir cada día que pasaba. A diferencia del joven peligris, ella no había sido consciente de su naturaleza mágica hasta que se había encontrado con Jisoo y las demás. De alguna forma sus poderes se mantuvieron dormidos durante la mayor parte de su vida, aunque a veces Rosé no estaba segura de eso. Era como si alguna luz durmiera en su interior, una que solo brillaba cuando su vida parecía estar en peligro.

¿De qué otra forma habría sobrevivido a todo ese dolor?

— Yo nunca había tenido visiones o algo parecido... — dijo tímidamente ella — Mi vida fue... diferente.

La intriga se apodero de los rasgos del joven peligris, ya que no habría imaginado que Rosé hubiera crecido lejos del mundo mágico. Pero cuando miro directamente a los ojos de la joven, pudo ver como el dolor nublaba sus pupilas. Era evidente que el pasado le traía recuerdos poco agradables, y eso solo le provoco un repentino deseo de abrazarla. De pronto sentía urgencia por conocerla, deseaba escuchar de sus labios todo aquello que le provocaba dolor solo para hacerle saber que jamás tendría que sentirse así de nuevo. ¿Tenía eso algún sentido? Jimin quería estar ahí, asegurándose de que no existieran más razones para que esos ojos volvieran a verse opacados por la tristeza.

— ¿Me contarás alguna vez? — preguntó Jimin apenas en un susurro.

Rosé pareció confundida con aquella pregunta, torciendo su cabeza ligeramente hacia la derecha como lo haría algún animal pequeño al sentirse confundido. El gesto le pareció adorable al joven peligris, quien sonrió ligeramente antes de acercarse más a la chica y seguir hablando.

— Sobre ti, sobre tu pasado... sobre las cosas que te hagan feliz, o triste... me gustaría saberlo... todo.

La voz de Jimin de pronto parecía confidencial y profunda, apenas audible para Rosé. Cualquiera podría pensar que ambos jóvenes intercambiaban secretos, ahí sentados en medio de la habitación. En su interior Rosé deseó hacerlo, tener la fuerza necesaria para hablarle a Jimin de todo. ¿La seguiría viendo con esa misma calidez en sus ojos al saberlo? Rosé era alguien... diferente. De alguna forma la pelirroja sabía que estaba rota, aunque no en la misma medida que hacía años. Mostrarse de aquella manera frente al peligris le causaba vergüenza, la vería como un animal indefenso y herido, no como a una persona.